LA CREME DE LA CREME

A los dulces. Para jugar a las cartas con amigos, una torta “canastera”. Con crema de leche y el sabor del encuentro.

Cada vez que me reúno con mi hija Graciela y mi nieta María Gracia, esta última llega con un mazo de cartas gordo (en realidad son 2 mazos) y me “obligan” a jugar a la canasta mientras nos divertimos contando anécdotas de familia. Hay cosas que no se olvidan como nadar ( yo jamás lo logré aunque soy de Piscis), andar en bicicleta o jugar a la canasta o al truco.

No puedo dejar de acordarme que, mucho tiempo atrás, nos reuníamos con mi cuñada Yeya a jugar a la canasta en esas tardecitas de té y alguna exquisitez porque Yeya tenía siempre a mano una recetita para convidarnos algo dulce. Casi siempre hacía una torta a la que bauticé “torta canastera”, aunque debe tener seguramente otro nombre porque no sé realmente de quién es el patrimonio de la fórmula. Quizás de Delia Martínez, Matilde Ferrer… ¡o de alguna colega mía! Pero lo cierto es que jugando a la canasta la probé y ellas me dieron la fórmula que es realmente sencillísima. Al fin y al cabo una periodista es una traductora de noticias, ¿no?

Esta fórmula, además de práctica, es económica y tiene la ventaja de que sale bien sí o sí. Aunque usted no juegue a la canasta (quizás ya se pasó a los solitarios juegos de computadora) igual va a disfrutarla, sobre todo sabiendo que ya ha sido probada y aprobada por un montón de señoras canasteras que de eso saben mucho.

Eso sí, olvídese por un momento del colesterol porque el ingrediente estrella de esta torta es la… ¡crema de leche! y también su correspondiente pote ¿Por qué lo del pote? Lea y entérese. ¡Glup!