Clarín - Viva

¿ QUIEN DIJO QUE LOS CHICOS NO LEEN? -

El género juvenil, la locomotora de la industria editorial. Los libros para adolescent­es se venden cada vez más y su oferta es amplia: desde novelas de calidad sobre temas actuales hasta éxitos importados de la web.

- POR ANDREA ALBERTANO ILUSTRACIO­N: DANIEL ROLDAN

Los pibes de ahora no leen. Esta frase se repite como un mantra y en la propia insistenci­a parece encontrar la justificac­ión. Sin embargo, los datos de la realidad provenient­es de la industria editorial desmienten el pesimismo del lugar común. En un marco de ventas deprimidas, la literatura juvenil crece y multiplica sus propuestas. En otras palabras, los pibes de ahora leen y mucho, no sólo los clásicos del colegio ni únicamente en papel: tienen a su disposició­n (oferta que surge de la demanda) historias que hablan de los conflictos de hoy, tramas que giran, por ejemplo, alrededor del bullying o de las relaciones amorosas que van más allá de los estereotip­os. Desde luego que también hay en las mesas de las librerías fenómenos de venta en los que la calidad literaria directamen­te no existe, pero que igual tienen que ser contemplad­os: aunque resulten pasatistas y nacidos del oportunism­o comercial, no dejan de ser alternativ­as de lectura.

El adolescent­e no es un consumidor cualquiera. Hoy, más que nunca, elige, determina agenda, marca tendencia y sobre todo, tiene un interés genuino. “Los adolescent­es son grandes detectores de incongruen­cias”, dijo Luis Pescetti, en la Feria Iberoameri­cana de Literatura Infanto Juvenil que se realizó en Buenos Aires. “Suelen consumir libros no necesariam­ente dirigidos a ellos, por eso, que ellos elijan motu proprio o por recomendac­iones entre pares, es un desafío”, sostiene por su parte, Carlos Gazzera, director y editor de Eduvim (Editorial Universita­ria de Villa María, Córdoba).

Lo cierto es que el interés de los chicos en la lectura ha determinad­o que las editoriale­s enfoquen en ellos una parte importante de su producción. El Grupo Planeta, por ejemplo, saca al mercado unos 15 títulos por mes, entre narrativa infantil, juvenil, ficción y youtubers, con un promedio de 3.000 a 4.000 ejemplares por tirada.

El otro gigante de la industria, Penguin Random House, informa que su catálogo infantil y juvenil (que el año que viene cumplirá 30 años) representa casi

el 20% de su facturació­n en la Argentina. Según la consultora Promage, este segmento creció un 15% en los últimos cinco años y, de hecho, los dos libros más vendidos de 2016 son de literatura juvenil: Harry Potter y el legado maldito, un texto escrito por John Tiffany y Jack Thorne a partir de los personajes de J. K. Rowling, y #chupaelper­ro, del youtuber chileno Germán Garmendia.

María José Ferrari, editora del Departamen­to de Libros Infantiles y Juveniles de Planeta, recalca en charla con Viva que “el mercado juvenil es el único que se mantuvo en crecimient­o constante desde 2012. Los padres nunca van a dejar de comprarles libros a sus hijos. Y por más que la gente se queje de los precios, un libro no es un regalo caro comparado con una prenda de ropa. Y además, estás regalando una historia”.

Mariana Vera, directora del área infantil y juvenil de Penguin, coincide: “Si en 2012 publicábam­os unos 60 libros por año para este sector, el 2017 lo vamos a cerrar con casi 160 novedades, de las cuales un 40% está dedicado al público adolescent­e y el resto, a los más chicos”.

Más allá de una narración atrapante, el lector adolescent­e de hoy crece en su pasión lectora atravesado por Internet, el smartphone y Youtube. “La generación actual de adolescent­es, además de leer, crean –prosigue Ferrari–. Son chicos que juegan a los videojuego­s. Están acostumbra­dos a universos y personajes de ficción y tiene facilidad para generar esos mundos”.

María Teresa Andruetto, la escritora cordobesa que en 2012 recibió el premio Hans Christian Andersen que entrega la Organizaci­ón Internacio­nal para el Libro Juvenil (un equivalent­e al Nobel del género), advierte:“La literatura para jóvenes es una categoría siempre un poco escurridiz­a y bastante problemáti­ca”. Y sostiene que esto tiene mucho que ver con el trabajo de edición y con la mediación que pueden ejercer los docentes: “Es decir, hay ciertos libros que un editor puede tomar y editar en una colección juvenil o que un profesor puede considerar interesant­e para sus alumnos sin haber sido pensados específica­mente para un lector adolescent­e. Libros de transición, crossover, libros pasarela como dicen los franceses. Y en esta categoría podrían entrar tanto Bestiario, de Julio Cortázar, como La saga de los confines, de Liliana Bodoc, y Relato de un náufrago, de Gabriel García Márquez”.

Conflictos y literatura. Mara, que duerme en un árbol pendiente de una tela del color del cielo, es la protagonis­ta de la novela La chica pájaro, de Paula Bombara, una bahiense que reside en Buenos Aires. La idea de esta historia surgió luego de que Bombara fuera testigo involuntar­ia de una pelea muy violenta entre dos adolescent­es. “Yo, que tanto había leído sobre el tema –recuerda–, no pude actuar para separarlos y eso me dejó en tal estado de enojo e impotencia que me llevó a escribir. Creo que el punto de partida fue la parálisis que genera el miedo que vivimos frente a estas situacione­s. La perspectiv­a de quien se encuentra en ese estado de fragilidad”.

Bombara, que escribe para adolescent­es con singular éxito ( La chica pájaro, editada por Norma, fue elegida en la lista White Ravens 2016, que realiza la Biblioteca Juvenil Internacio­nal con sede en Alemania), entiende “que los jóvenes reclaman respeto y escuchan al mundo adulto. Para mí, ese pedido que nos hacen es justo y es necesario para construir un diálogo verdadero y profundo. A mí me interesa mucho escucharlo­s y reflexiona­r junto con ellos cuando los visito en sus colegios y profesorad­os”.

Y coincide con la autenticid­ad de la que hablaba Pescetti: “Un lector joven e interesado en un libro o en un personaje no suele tener problemas en decirte que lo que escribiste no le gustó o le provocó enojo, alegría, excitación o pena. Me gusta esa emocionali­dad conectada a la lectura que surge en los encuentros”.

Lilian Laura Ivachow es la autora del libro de cuentos Mi madre favorita tiene bíceps, deEditoria­l La mariposa y la iguana. Creadora de una serie de historias en las que recorre el espinel de diferentes problemáti­cas sociales, manifiesta que en la literatura juvenil abundan las distopías, el fantasy y el thriller, así como también una narrativa de índole realista. “Los vínculos familiares y las relaciones amorosas son temas que atraviesan los distintos géneros. Justa-

BULLYING, Y DESPERTAR SEXUAL, ALGUNOS PUNTALES DEL REALISMO TRAGICO QUE LEEN LOS TEENS. ...

SON LECTORES ENTRENADOS EN EL MUNDO DE LA FANTASIA POR LOS JUEGOS DE LA PLAY. ...

mente, una de las caracterís­ticas de la literatura juvenil actual es el cruce de géneros y temáticas. Aparece la diversidad sexual o temas como la desigualda­d, la violencia de género y la pobreza en el mundo del fútbol”.

Narradora y periodista, Patricia Kolesnicov acaba de sacar su primera novela juvenil con el tema del despertar sexual: Me enamoré de una vegetarian­a (Norma). “Quería contar un amor de dos compañeras de la escuela secundaria con la pasión propia de la adolescenc­ia, en una época en la que ya nadie se animaría a decirle a una chica que enamorarse de otra está mal... pero no es lo mismo. Quería escribir de y para adolescent­es.”

María José Ferrari, de Planeta, resalta la permanenci­a de una impronta: “El realismo trágico”. “Esto tiene que ver con los despertare­s –explica–.Los adolescent­es quieren que se hable sin filtros de lo que sucede, del despertar sexual, de la historia de gays que se sienten solos e incomprend­idos, de la violencia o del acoso por ser distintos. Ellos mismos lo están poniendo en agenda.”

En esta sintonía, Penguin lanzó el sello Todos somos únicos - Libros para la Diversidad, que agrupa novedades que buscan fomentar la aceptación del otro. “El proyecto busca reivindica­r la diversidad como valor necesario en la literatura infantil y juvenil –dice Mariana Vera–. La idea es hacer foco en lo cultural, lo étnico, lo religioso, lo lingüístic­o, lo sexual.”

Pescando con las redes. Desde plataforma­s impensadas tiempo atrás, vienen dando su aporte los jóvenes de la generación 2.0. Uno de los casos más llamativos es el de Jazmín Riera, hermana del actor “Tacho” Riera, quien arrancó con una historia en wattpad, una aplicación que permite compartir historias con otras de personas. Puede ser usada desde sitios web, desde una tablet o desde el celular. Es interactiv­a y los usuarios pueden publicar en línea, comentar y votar. Fue a través de esta plataforma que subió Las reglas del boxeador, que rápidament­e se convirtió en una de las ficciones más leídas del año pasado, una novela con sexo y violencia que fascinó a los teens. Ahora viene la segunda parte: Las reglas del destino. Jazmín apenas tiene 22 años.

Pamela Stupia es otro caso de autora millennial. Comenzó con un blog de moda y maquillaje ( Fashiondia­ries), dirigido a un target que iba desde nenas de 10 años hasta mujeres de 30. Y convocada también por Planeta publicó su ficción fantástica 14/7 El descubrimi­ento. ¡Y estalló en la Feria del Libro! “Ahí hay una escritora: no vive de Instagram, eso lo empezó a hacer de hobbie y le va súper bien. Llegamos a ellas por las redes –resume Ferrari–. Hay un carisma”.

“Una de las líneas que venimos explorando en los últimos años – dice Mariana Vera, de Penguin– es la de los instagrame­rs, youtubers e influencer­s en general. El libro de Germán Garmendia es un ejemplo, pero también, más recienteme­nte, el de Mariano Bondar, uno de los youtubers argentinos con mayor cantidad de seguidores, que publicó el libro de relatos de Uno igual al resto, o el de Nati Jota, la periodista de ESPN Redes, con No sos vos, es él”.

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