Clarín - Viva

MARIO ALBERTO KEMPES -

El “Matador” aborda costados de su vida más allá del fútbol. Sus apodos, su rebusque como comentaris­ta de la Play, su relación con Diego y Messi y aspectos coloridos del Mundial ‘78.

- POR PABLO CALVO FOTO: RUBEN DIGILIO

¿Su apellido es Quemps? Tuve un antepasado alemán que se escribía así, con Q de queso. En Migracione­s, al empleado le sonó complicado, dijo “venga” y anotó Kempes.

¿Y usó el nombre falso de Aguilera? Sí, en mi debut. El dueño de la carpinterí­a donde trabajaba mi viejo pactó eso con el presidente de Instituto y le dijo que si yo no hacía dos goles en 20 minutos, el pase era gratis. “Usted firme ahí como 9, donde dice Aguilera”. Ni 9 era yo, pero hice los dos goles. Y a Instituto mi pase le costó muchas pelotas.

Cómo le fue la fábrica de galletitas “Kemp’s. El nuevo líder”? Le fue bien, lo que pasa es que a mi viejo le entregaban cheques, pagarés, todos sin fondos. Podíamos empapelar una pieza. Mi hermano hacía el reparto y yo ayudaba... bah, cuando estaban calentitas, las robaba. Era el probador oficial.

¿Le pagaron premios en mortadela? Claro, en Bell Ville, ganamos la liga y nos compensaro­n con una picada de salame, queso, mortadela, palitos, maníes. Todos felices. Y a casa temprano, porque el lunes había que ir temprano al colegio.

¿Cómo hace un cordobés para hacer un asado en EE.UU, donde hoy vive? De chicos, en vez de tomar café con leche, prendíamos dos palitos y hacíamos bifes de hígado, pero un día nos comimos seis y nos empachamos. En Estados Unidos mantengo la tradición del asado, que se consigue. Lo hago sin hígado.

¿Cómo se pasa del Club y Biblioteca Bell a la final del Mundial en 7 años? Me ayudó mi mamá. Porque de nene, en la cuarta de Talleres de Bell Ville, que tenía camiseta azul y roja, yo jugaba de 5, era suplente y no me ponían nunca. Hasta que ella, que había salido Reina del Trigo en Leones, dejó sus modales y encaró al técnico: “O lo ponés o me lo llevo”. Me probó de 10 y ahí empezó todo.

¿Se da vuelta cuando le dicen “Matador” o cuando lo llaman “Tronco”, “Panzón” o “Guaso”? Depende dónde. Si me dicen “Tronco” o “Panzón”, son mis amigos de Bell Ville; me llaman “Guaso” en Rosario. Y “Pan-

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