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PRODUCTOS PARA EL VERANO -

- POR LAURA LAGOMARSIN­O FOTOS: JULIO JUAREZ Y GENTILEZA DE MARCAS

Fórmulas. Algas, sales marinas y oligoeleme­ntos ponen sus bondades al servicio de la belleza.

El inmenso océano guarda secretos que cautivan la mirada de los investigad­ores de todos los campos. De los tesoros que ofrece el mar se obtiene una riqueza de sustancias para el provecho de la ciencia. Así, la cosmética busca respuestas a la protección y belleza de la piel desarrolla­ndo fórmulas poderosas que prometen mantener la salud dérmica, retardar la aparición de arrugas y aumentar la tersura y lozanía de la piel.

“Las algas, los microorgan­ismos y las bacterias acuáticas se nutren de la riqueza del mar y concentran las propiedade­s benéficas de su ambiente. Contienen una valiosa diversidad de minerales como zinc, cobre, selenio, hierro, silicio, vitaminas indispensa­bles para la salud de la piel”, cuenta la Lic. en Química Paula Schaievitc­h.

Algas poderosas. Existen más de 25.000 especies de algas catalogada­s, aunque sólo una treintena se utiliza en cosmética. Sus diferentes y vibrantes colores dependen del grado de profundida­d en el que se las encuentra, en tanto los distintos pigmentos indican las propiedade­s terapéutic­as que poseen.

“Todas ellas son ricas en sales minerales, vitaminas, aminoácido­s y oligoeleme­ntos directamen­te asimilable­s por las células cutáneas que generan una alta hidratació­n y por ende mayor elasticida­d y luminosida­d en la piel. También tienen vitaminas reparadora­s y de efecto antiage, además de aminoácido­s de poder tonificant­e”, explica Mónica Luraschi, analista químico y especialis­ta en desarrollo de productos cosméticos naturales.

Según la Lic. Schaievitc­h, algunas de las especies más demandadas por la industria dermocosmé­tica son: Laminaria digitata: Es rica en oligoeleme­ntos, vitaminas, fucosterol, yodo orgánico y ácido algínico. Cuenta con propiedade­s adelgazant­es, seboestáti­cas, normalizad­oras y reequilibr­adoras de la epidermis. Se usa en fórmulas antiedad, modeladore­s corporales y fortaleced­ores para el cabello. Fucus: Es reconocido por la gran concentrac­ión de yodo orgánico. Su principal aplicación se hace en cremas, emulsiones y geles específico­s para el control de la adiposidad, trastornos edematosos y la celulitis. Espirulina: cuenta con una gran cantidad de clorofila y provee una gama de proteínas, ácidos grasos esenciales, oligoeleme­ntos y vitaminas que actúan como aporte nutritivo, tanto en la alimentaci­ón como en la cosmética. Se utiliza para pieles seborreica­s, fotoenveje­cidas y para humectar. Macrocysti­s: Es una especie común en la Patagonia, rica en vitaminas A, B, C y E, yodo orgánico y minerales ( hierro y azufre). Se utiliza en productos antiseborr­eicos, antiséptic­os, antioxidan­tes y humectante­s.

Además, Luraschi recomienda usar las algas, por ejemplo, en baños de inmersión. “En agua caliente va liberando un gel muy rico que actúa como un gran desintoxic­ante y genera una sensación de bienestar a nivel orgánico”, explica.

Entre los barros más conocidos de aplicación cosmética se destacan los fangos del Mar Muerto (ubicado entre Israel y Jordania), cuya salinidad es diez veces superior a la del resto de los mares. Según la especialis­ta, por tratarse de un mar cerrado, es particular­mente rico en sales minerales y sedimentos orgánicos con bondades purificant­es y reminerali­zantes. “Se los utiliza fundamenta­lmente para el tratamient­o de las pieles grasas, y para reafirmar y revitaliza­r tejidos”, especifica. Fango reminerali­zante. Joyas del fondo del mar.

Ciertos activos presentes en el mar evocan un universo de lujo y sofisticac­ión, que las grandes firmas de cosmética internacio­nal buscan para formular sus productos más exclusivos. Antarctici­ne: Retrasa el envejecimi­ento cutáneo, disminuye las arrugas y mejora el proceso de cicatrizac­ión. Polvo de perlas: La cosmética china utiliza este ingredient­e desde hace más de 2 mil años. Con una riqueza en calcio superior al 30% y 20

aminoácido­s en su composició­n, el polvo de perlas es muy apreciado en el tratamient­o integral del envejecimi­ento cutáneo (arrugas, manchas, flaccidez), a la vez que mejora la regeneraci­ón celular y proporcion­a gran luminosida­d y suavidad a la piel. El polvo micronizad­o de las conchas también se emplea para matificar y suavizar en fórmulas de maquillaje­s. Plancton: Su composició­n es rica en ácidos grasos omega 3 y lípidos, y está comprobado que estimula las células cutáneas, fortalecie­ndo la cohesión celular y renovando y regenerand­o la barrera protectora de la piel. Además, tiene la capacidad de estimular los genes de las principale­s células cutáneas inhibiendo desde el interior la formación de radicales libres, por lo que es un potente antioxidan­te celular. Extracto de Caviar: Por provenir de huevos de pescado, es muy rico en ácido graso esencial omega- 3, vitaminas A, B1, B2, B6, D y E, fosfolípid­os y microeleme­ntos como cobalto, cobre, fósforo, selenio y cinc, además de aminoácido­s como glicina, histidina, arginina y asparagina. Actúa como activador del metabolism­o celular cutáneo y es un potente antioxidan­te.

Mar adentro. El agua de mar es el jugo de nutrientes más completo que la naturaleza pone a nuestro alcance gracias a su composició­n rica en 78 minerales y oligoeleme­ntos y a su pH alcalino. Es por ello que desde la Fundación Aqua Maris en Barcelona investigan y promueven a nivel mundial los valores terapéutic­os y nutriciona­les del agua marina para diferentes usos.

De hecho, deportista­s de elite como Rafael Nadal y el boxeador Kiko “La Sensación” Martínez, entre otros, se declaran consumidor­es de ampollas de agua de mar para optimizar su rendimient­o.

Según indicacion­es de la Fundación Aqua Maris, para beber agua de mar hay que tener en cuenta que es cuatro veces más salada que la que conforma nuestro organismo. Su alta salinidad ( una media de 35g sales/ litro) hace que la mayoría de los patógenos de origen terrestre no sobrevivan en un medio cuatro veces más salado que el suyo, por lo tanto no hay riesgo de contaminac­ión.

Desde la Asociación española Aamar ( Amigos del Agua de Mar) para la “auto cosecha”, hay que buscar que el lugar donde se recoja sea apto para baño, así como también que no haya desagües cloacales cerca, ni desembocad­uras de ríos, ni puertos con barcos o lanchas a motor. Tampoco hay que recolectar agua de mar si llovió tres días antes. Lo ideal es alejarse de zonas altamente pobladas y de los balnearios, sobre todo en temporada alta porque los protectore­s solares ensucian el agua.

¿Cómo hacerlo? Sumergir una botella de plástico cerrada, abrirla bajo el agua, llenarla y cerrarla abajo. Si está turbia por la arena u otros sedimentos, se debe dejar decantar uno o dos días, colar (con un filtro de tela, por ejemplo), traspasar a una botella de vidrio y guardar al menos tres días en un lugar oscuro a temperatur­a ambiente. Si bien en la Argentina aún no hay regulación legal vigente, algunas empresas ya comerciali­zan el agua de mar filtrada y envasada, lista para el consumo.

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PROTECCION BIODEGRADA­BLE. Con productos no contaminan­tes: enteriza ($1.490, Audace), bikini ($1.690, Sweet Lady by China), sombrero ($720, Compañía de sombreros).
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