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KOLLANTAI, UNA MUJER QUE ROMPIO EL MOLDE -

Aleksandra Kollontai. Figura de Revolución Rusa, combatió la opresión de clase y de género. Luego, fue empujada al olvido. Una obra de teatro la rescata.

- POR PATRICIA SUAREZ FOTO: GETTY IMAGES

La Revolución Rusa partió al medio nuestro tiempo y nuestro mundo. Significó la implementa­ción de cambios no sólo en la economía de la propiedad y los medios de producción, sino en el orden moral. En este sentido, salió a luz un tema urticante: la propiedad de las mujeres. Los burgueses, para decirlo con los términos de la época, ya no tendrían una mujer como propiedad privada para su uso y reproducci­ón sexual, sino que las mujeres serían propiedad de todos. La sola palabra “propiedad” aplicada a la mujer, puso los pelos de punta de las feministas marxistas. Para empezar, proclamaba­n que debían luchar todas juntas y junto a los hombres para implantar el socialismo, y no entreverar­se en luchas de las feministas burguesas cuyos reclamos eran en realidad –según las comunistas– reclamos de clase.

Así, los derechos que consiguier­on las mujeres rusas tras la revolución de octubre de 1917 supusieron un gran avance: se estableció el derecho al voto femenino, el aborto libre y gratuito, se simplificó el trámite de divorcio, se eliminó la distinción entre hijos legítimos e ilegítimos, etc. Aunque la igualdad real aún no se había conseguido y el amor y la cuestión sexual todavía eran un problema. Friedrich Engels, uno de los ideólogos del comunismo junto a Karl Marx, llegó a afirmar en 1883 que “es un hecho curioso que con cada movimiento revolucion­ario la cuestión del ‘amor libre’ pasa a un primer plano”. Según el filósofo Gabriel Andrade: “Durante los primeros años de la URSS, una generación de jóvenes, con Aleksandra Kollontai a la cabeza, sí buscaron promover el comunismo sexual, al punto de que tener sexo sería tan natural como ‘tomar un vaso de agua’”.

Aleksandra Kollontai, pionera

Fue una luchadora por los derechos de la mujer en una sociedad de transforma­ciones por la igualdad de todas las personas, fue la primera mujer embajadora y opositora y crítica de muchas acciones dentro de la Rusia soviética. En 1921 el gobierno la envió como diplomátic­a al extranjero y esta situación la salvó por un pelo de las purgas de Stalin. Rosana López Rodríguez, investigad­ora del CEICS (Centro de Estudios e Investigac­ión en Ciencias Sociales), explica: “Consciente de que una igualdad verdadera sólo podía realizarse en una sociedad sin clases, Kollontai fue bolcheviqu­e. Consciente de que, antes, durante y después de esa revolución social, las mujeres no contaban con las condicione­s (ni materiales ni culturales) como para formar parte de esa mitad de la igualdad humana, fue feminista”.

¿ Pudo la URSS a instancias de las feministas convertir la revolución en una revolución sexual? Dos edictos de Lenin de 1917, gracias a los cuales la mujer ya no era la parte inferior ante la ley, permitiénd­ole el divorcio y el aborto y la retención de sus propiedade­s y sus ganancias después del matrimonio, parecieron abrir un mundo de posibilida­des. Lenin también creía que el ascetismo podía ayudar a que el hombre reservara energías para la construcci­ón de la sociedad comunista. Aunque tenía mucho más en común con las feministas del momento (Kollontai, Inessa Armand, Clara Zetkin), había una diferencia fundamenta­l: ellas creían que la revolución tenía que ir acompañada de una revolución sexual, mientras que Lenin considerab­a que la revolución social traería aparejada una revolución sexual.

En una carta de 1915 a Armand, Lenin le enumera diez puntos a tener en cuenta del amor libre, entre ellos: “¿Libre de los prejuicios religiosos?, ¿Libre para el adulterio?, ¿Libre del compromiso amoroso?, ¿Libre de los nacimiento­s?”. Con Kollontai fue más rotundo (según lo cita Zetkin en su libro Reminiscen­ces of Lenin): “Su teoría de que en la sociedad comunista el deseo amoroso y sexual debería ser tan simple y trivial como tomarse un vaso de agua volverá locos a nuestros jóvenes. Yo pienso que la teoría del vaso de agua es antimarxis­ta y digo más, antisocial. La vida sexual no tiene las caracterís­ticas de algo natural, y sí es un hecho de caracterís­ticas culturales”.

Mucho de lo que aquella revolución discutía acabó de mala manera con el ascenso de Stalin al poder y la derogación de muchas de las leyes igualitari­as, al punto de criminaliz­ar la homosexual­idad en 1934. Respecto de los aportes

KOLLONTAI PROMOVIO EL AMOR LIBRE. AL PUNTO DE QUE LA IDEA DE TENER SEXO FUERA TAN NATURAL COMO TOMAR UN VASO DE AGUA. ...

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