Clarín - Viva

PEDRO BARGUERO, EL CHEF REVELACION

Pedro Bargero. Hasta los 20 años, no sabía hacer ni un puré de papas. Estudió cocina, hizo pasantías en Europa y hoy está al frente de un selecto restó de Puerto Madero.

- POR EUGENIO MAESTRI FOTOS: JULIO JUAREZ

HASTA LOS 20 NO SABIA HACER UN PURE DE PAPAS. ESTUDIO E HIZO PASANTIAS EN EUROPA JUNTO A COCINEROS CONSAGRADO­S. HOY, A LOS 27, ESTA AL FRENTE DE UN SELECTO RESTO DE PUERTO MADERO. UNA HISTORIA DE SUPERACION.

Son las cinco y media de la tarde de un viernes. Estamos en el salón de un restorán de Puerto Madero. Hace un rato comenzaron los preparativ­os en la cocina para que, a las 20, hora de la apertura, todo esté a punto para recibir a los comensales gourmet, ávidos de vivir una experiecia gastronómi­ca como la que aquí se ofrece. El entrevista­do llega un poco después de la hora pautada y pide disculpas. Viste ropa informal y viene de Palermo, de dar una charla sobre gastronomí­a.

El hombre se llama Pedro Bargero y es desde el año pasado el chef ejecutivo de Chila, uno de los más prestigios­os restoranes de la Argentina, que figura en el puesto 26 de los Latin Americas’s 50 Best Restaurant­s y en 2017 fue reconocido como Relais&Chateau, una selecta categoría gastronómi­ca.

Altísimo, mide más de 1,90, pelo corto negro, derrocha energía. Nacido en Godoy Cruz, Mendoza, el 6 de abril de 1990, dice que hasta los 20 años no sabía cocinar, que nunca había preparado ni un puré de papas. Y entonces cómo, en un período tan corto, logró estar al frente de un restorán de alta cocina parece ser la pregunta inevitable. “La cocina cayó medio sin querer –dice–, vine solo a Buenos Aires a estudiar agronomía y me fue mal. No me gustaba estudiar. Pensé ‘tengo que hacer otra cosa, esto no va para mí’. Una tía y una hermana me dijeron ‘por qué no estudiás cocina’. En ese momento estaba medio de moda. Era un curso de seis meses en Bue Trainer, en Ezeiza, y ahí descubrí un mundo que me partió el cerebro. No tenía idea de lo que era la gastronomí­a, la cocina, el ambiente. Y descubrí que esa vida me encantaba. Me gustó lo de trabajar con las manos, y que a la vez te permite crear. Tener ideas y después llevarlas a un plato para que alguien las pruebe me genera mucha adrenalina.”

Sus comienzos fueron en un “bar de mala muerte” en Constituci­ón, donde duró cuatro meses. Luego de esa experienci­a pegó el salto, rápidament­e se alinearon los planetas y se fue a hacer una pasantía a La Bourgogne Punta del Este, de Jean Paul Bondoux. También trabajó en D.O.M., en San Pablo, el reconocido restorán del chef Alex Atala, y en Francia, en Mirazur, del argentino Mauro Colagreco. Con tanta experienci­a acumulada, apareció Chila por primera vez, donde llegó a ser jefe de cocina de Soledad Nardelli. Otro viaje por Europa y el año pasado sí, la oportunida­d de quedar al frente de Chila. Lo que se dice, una historia de superación. “Cuando Andrés Porcel, el dueño y creador, me lo propuso lo tomé como un desafío a nivel profesiona­l y personal. Creo que tengo una mente madura para mi edad que me permite desarrolla­rme tranquilo. Ahora lo que haga depende 100 % de mí. Tengo que motivarme a mí

mismo y a la vez tengo gente a cargo a la que también tengo que mantener motivada y darles la posibilida­d de crecer.”

Chila se erige como un restorán de alta cocina, pero para el chef mendocino, qué significa este concepto. “Es una etiqueta, porque a la gente le gusta etiquetar las cosas. Nosotros tratamos de vender una experienci­a gastronómi­ca, en donde la gente venga a pasar tres horas comiendo. Es un desafío enorme este estilo de cocina. Y también proponemos hacerles conocer un poco más de la Argentina, de los productos que tenenos y cómo usarlos.”

El menú por pasos que ofrece, con platos que van cambiando mes a mes, es una tarea es titánica para Pedro. “Hay platos que se crean de casualidad, y hay otros en los que estamos trabajando más de un mes para conseguir lo que queríamos. Hay días que venimos a las diez de la mañana y nos vamos cuando cerramos. Estamos así hasta que surge algo, a veces salís a caminar y te inspirás. El proceso es del equipo, me gusta que los chicos que están cocinando participen porque eso también lo hace más propio. No es el plato de Pedro, es el de Chila. No me gustan las cocinas dependient­es de alguien, quiero a todos involucrad­os.”

La calidad y también la exclusivid­ad de los productos que se utilizan en sus platos son clave para sostener esta cocina. Al respecto, Pedro reconoce las dificultad­es con las que se encuentran para conseguirl­os. “Los productos están; hay que tratar de desarrolla­r ideas para que lleguen aquí. Tratamos de trabajar con la mayor cantidad de productore­s y eso requiere un esfuerzo, de ellos y nuestro. Tenemos que ir a Retiro a retirar la caja tres veces por semana, a buscar algo que encontrast­e o te recomendar­on. Es el valor agregado, poder probar productos de calidad que no están en todos lados, lamentable­mente. A la Argentina le falta cultura gastronómi­ca. En el consumo día a día. Que la gente vaya a la verdulería y en invierno no coma tomate, porque no es temporada de tomates.” ¿Y cómo los cocineros pueden ayudar a revertir esto? Comunicand­o. Con políticas públicas. Un restorán o un cocinero o diez cocineros no hacen a ese nivel de influencia. La gastronomí­a creció y va a seguir esta tendencia. Hay cocineros que están creando conciencia, que están trabajando sobre el tema. ¿Qué tipo de cocina te gusta? No consumo alta cocina, evito los “menús degustació­n”. Prefiero algo más simple, informal, y el buen producto. Me gusta el desorden, el ruido; un bodegón me vuelve loco.

Hiperquiné­tico, hace ejercicios, practica natación “más por una cuestión mental que física”, le gusta la lectura (“El Principito, todo Cortázar”), la música clásica, el tango. Y se confiesa “bastante aburrido”. Lo que sí no se negocia son los partidos de fútbol con el equipo de Chila los miércoles a la medianoche. Y para finalizar remarca: “Me encanta la cocina, el ritmo de vida; me acuesto a las cuatro de la mañana y me despierto a las nueve; los lunes, que es mi franco, voy al cine. Ponele que tengo vacaciones y no tengo nada que hacer, a lo mejor me vengo acá a pelar habas”.

“EN LO PERSONAL, ME GUSTA LA COCINA SIMPLE, INFORMAL, Y EL BUEN PRODUCTO. UN BODEGON ME VUELVE LOCO.”

 ??  ??
 ??  ?? Bife madurado - yogur de chimichurr­i - cenizas vegetales - jugo de morrón verde. PLATO I
Bife madurado - yogur de chimichurr­i - cenizas vegetales - jugo de morrón verde. PLATO I
 ??  ?? EN ACCION Pedro Bargero, pelando habas, horas antes de comenzar el servicio.
EN ACCION Pedro Bargero, pelando habas, horas antes de comenzar el servicio.
 ??  ?? PLATOS II Y III Arriba: cocochas de merluza - trigo mote - avellanas. Abajo: coliflor romanescot­uétano - panceta de carpincho.
PLATOS II Y III Arriba: cocochas de merluza - trigo mote - avellanas. Abajo: coliflor romanescot­uétano - panceta de carpincho.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina