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Si la tecnología cambió la manera en que trabajamos, encontramos pareja o nos informamos, ¿no podría también incidir en nuestra vida democrática? Las ideas alrededor del uso de tecnología para mejorar la calidad institucional de una república van mucho más allá del debate acerca del uso del voto electrónico. En la actualidad existen varias aplicaciones que intentan facilitar la participación ciudadana y fomentar la voluntad popular en todo el globo y también en la Argentina, en donde cada vez hay menos resistencia a este tipo de novedades. Un proyecto interesante es Freedom, una app gratuita especialmente diseñada para militantes de partidos políticos y pensada en América Latina. Según su creador, Ricardo de La Blanca, su objetivo es “elevar la democracia interna del partido, generar transparencia de propuestas y fomentar la meritocracia entre sus miembros, otorgando reconocimientos por sus logros y resaltando su perfil dentro de la organización”. Freedom facilita la comunicación de manera directa y privada, asegurando que todo lo que se discute se mantenga en privado entre los militantes y sus dirigentes. Esta misma horizontalidad, pero bajo otra perspectiva, es la que propone la aplicación oficial de Greenpeace Argentina, llamada “apptivista” y que con un diseño muy atractivo y moderno, permite una participación activa en las distintas campañas de la ONG, que son muchas: no sólo acá sino en todo el planeta. Participar desde el Artico a la Antártida.