VINAGRE, LIMON Y BICARBONATO
Menos tóxico que los detergentes. Son los “productos que usaba la abuela” los que vuelven cuando se trata de no contaminar y, además, de ahorrar dinero. Recetas de limpieza.
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El doctor Jorge Stripeikis, director de Ingeniería Química del ITBA (Instituto Tecnológico de Buenos Aires), se pregunta: “¿Por qué tenemos que comprar tantos produc- tos diferentes para limpiar la casa –la mayor parte contaminan– cuando es suficiente aprovechar las ventajas de uno, el bicarbonato de sodio?”. Y agrega información útil: “Al bicarbonato se lo puede usar mejor si lo mez- clamos con vinagre y limón. Ecológico y barato, merece ser redescubierto por su eficacia y usos múltiples”.
La mezcla de una taza de bicarbonato con una de vinagre quita los hongos de las cortinas de baño de vinilo. Si se agrega una cucharada de sal, limpia los inodoros. Con esa misma combinación, se destapan cañerías.
Para azulejos y pisos oscurecidos o manchados, la propuesta es colocar en cinco litros de agua media taza de vinagre, otra de limón y de bicarbonato: no es magia; la suciedad desaparece en 20 minutos.
“Es muy bueno usarlo para darles brillos a los objetos de metal, frotándolos usando una esponja humedecida con el polvo, y con el mismo método se limpian muebles y paredes. Platos, ollas y sartenes quedan muy bien con una preparación realizada con 2 cucharadas de bicarbonato, un toque de detergente, más gotitas de limón”, explica Graciela Torrez, ama de casa que se desarrolla en las redes sociales, fan de productos naturales para el cuidado hogareña. La ropa blanca se aclara al incluir bicarbonato en el recipiente de lavado, o en el lavarropa que contiene jabón. Para el enjuague, volcar además 3/4 de vinagre blanco ( y a no temer: no queda olor).
Además, ¿sirve para limpiar colchones? Claro que sí. Es necesario recurrir al vinagre nuevamente: este líquido – agrio y todo– destruye ácaros, colonias de insectos que proliferan en colchones, especialmente en los ya que tienen varios años.
En un camping, el bicarbonato debe ser el aliado a la hora de higienizar y desodorizar utensilios y, sobre todo, las carpas. En el botiquín debe figurar, ya que lo utilizaremos para lavar vajillas, limpiarnos las manos, desodorizar y como pasta dental (aunque no tenga sabor a menta ni frutilla). Precioso elemento que, por si fuera poco, elimina las odiadas cucarachas. Una pizca en los calzados les quita el olor a sudor mejor que un talco. Combinado con agua tibia y aceites aromáticos en un rociador, se vuelve perfume para la casa, limpia alfombras y juguetes. Es hora de volver al bicarbonato de las abuelas...
POR MARIA TERESA MORRESI ILUSTRACION: DANIEL ROLDAN