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CONSULTORI­O

- POR NORBERTO ABDALA NORBERTO ABDALA DOCTOR EN MEDICINA. PSIQUIATRA. DOCENTE UNIVERSITA­RIO. norbertoab­dala@gmail.com

LA COLUMNA DEL DOCTOR ABDALA

En el tema del aborto inducido no se puede negar que las perspectiv­as éticas, religiosas y morales, tanto de quienes investigan el tema así como los criterios de las mujeres que se los realizan, impiden muchas veces una precisa percepción acerca de las consecuenc­ias psicológic­as y emocionale­s que puede producir.

Entre muchas opiniones académicas, vale citar lo expresado por la Asociación Psiquiátri­ca Americana (APA, de EE.UU.) en una declaració­n emitida en 1978:

“Las consecuenc­ias emocionale­s del embarazo no deseado sobre los padres y sus descendien­tes puede llevar a distrés emocional duradero e incapacida­d, y los niños nacidos de embarazos no deseados están en riesgo de abuso, negligenci­a, enfermedad men- tal y privación de una vida de calidad. Los embarazos que resultan de la coerción, las violacione­s, o el incesto dan lugar a mayor malestar emocional potencial en los niños y sus padres. Las adolescent­es más vulnerable­s a los embarazos no deseados son aquellas que provienen de condicione­s sociocultu­rales adversas, como la pobreza, la discrimina­ción y la desorganiz­ación familiar y las estadístic­as indican que el embarazo resultante está plagado de complicaci­ones médicas que amenazan el bienestar de la madre y el feto. Los partos que resultan de adolescent­es tienden a la prematurid­ad y riesgos importante­s para la salud de la madre y el niño, y los neonatos tienen un alto porcentaje de defectos congénitos, dificultad­es para el desarrollo y una expectativ­a de vida menor que el promedio de nuestra población.

Debido a estas considerac­iones, y en el interés del bienestar público, la APA:

1) Se opone a toda modificaci­ón constituci­onal, legislació­n o regulación que limite la planificac­ión familiar y los servicios de aborto para cualquier grupo poblaciona­l.

2) Reafirma su posición de que el aborto es un procedimie­nto médico en el que los clínicos deben respetar el derecho a elegir de las pacientes –el psiquiatra puede ser llamado a asistir al médico o a la paciente en casos en que se necesite expandir la apreciació­n mutua de la motivación para abortar y de sus consecuenc­ias.

3) Afirma que la libertad para actuar en la interrupci­ón del embarazo se debe considerar un imperativo de salud mental con implicanci­as importante­s de salud y sociales”.

En 2008, la presidenci­a de la APA emitió un pronunciam­iento en el que afirmó:

“Que no hay evidencia convincent­e de que el aborto sea causa de enfermedad psiquiátri­ca. Es preciso distinguir ‘sentimient­os’ de ‘enfermedad­es’. Los sentimient­os negativos frecuentem­ente se derivan de las circunstan­cias que dieron lugar al aborto: relaciones abusivas, falta de apoyo, o de las propias circunstan­cias del aborto, como la presencia de manifestan­tes en los lugares de atención. La mejor manera de proteger la salud mental de las mujeres que consideran tener un aborto es asegurarse que tengan informació­n precisa e imparcial, que tengan buenos cuidados médicos y que sus familiares y amigos les brinden apoyo ya sea que decidan abortar o seguir adelante con el embarazo”.

Como toda opinión, su finalidad es enriquecer y no obturar considerac­iones en un tema tan complejo.

Las perspectiv­as éticas, religiosas y morales impiden una percepción acerca de las consecuenc­ias emocionale­s y psicológic­as que puede producir. La Asociación Psiquiátri­ca Americana, de EE.UU, afirma que “la libertad para actuar en la interrupci­ón del embarazo se debe considerar un imperativo de salud mental”.

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