Sinuosa inspiración
Veneradas por Zaha Hadid, Botero y el arquitecto español Héctor Ruiz Velázquez, las curvas son un símbolo indiscutido de voluptuosidad. Mutaron a lo largo de la historia: de protagonistas absolutas durante el barroco, el art noveau y el estallido pop de los 60; luego cayeron en el olvido durante el auge de la era minimalista. Hoy vuelven con todo su magnetismo. Son sinónimo de libertad, feminidad y movimiento en los espacios. Suavizan, animan, alargan y se adaptan a los distintos ambientes de la casa. De la mano de esta tendencia, avanzan tanto sobre mesas como respaldos de sillones, piezas de cerámica, lámparas y hasta alfombras. Para el diseñador Sebastián Salazar de “Salazar Casa” las formas redondeadas generan un efecto óptico de movimiento a los espacios. “Me gusta mucho contrastarlas con diseños rectos –dice-. Es interesante la oposición entre distintas formas geométricas. Por ejemplo, diseñé una biblioteca circular que sorprende, atrae todas las miradas porque quiebra la quietud rectangular de la pared. Le imprime movimiento”, asegura. Distintos materiales consiguen jugar con las curvas, desde el hormigón, las placas de Osb, el hierro, el mármol, el Corian y los sintéticos como plásticos y acrílicos. Las fibras naturales –el mimbre y el rattán, por ejemplo– también tienen la flexibilidad para sumarse al boom de un mundo circular.