Clarín - Viva

UNA PASION COLECTIVA

- OPINION POR FACUNDO MANES

Recuerdo que nos habíamos reunido varios amigos en la casa de mi hermano a compartir el rito alrededor del televisor. Alemania 2006, octavos de final contra México, 1 a 1. Estaba por terminar el partido y, por esas cosas de la tecnología, se escuchó un coro estremeced­or de voces que gritaban “gol” desde la ventana del edificio antes de que nuestra pantalla mostrara cómo Maxi Rodríguez le pegaba con la zurda de volea y la clavaba en un ángulo del arco mexicano.

¿Qué fue lo que festejamos entonces sino el festejo colectivo, el signo que nos indicaba que si los demás estaban festejando también era para nosotros un momento de festejar? Cada Mundial vivimos una experienci­a social muy particular. Las emociones son tan contagiosa­s que es casi imposible ser indiferent­e a este gran evento social.

La gran popularida­d del fútbol puede explicarse por su capacidad de satisfacer la necesidad de afiliación que tenemos los seres humanos. Así, despierta nuestras tendencias básicas, como la necesidad de vincularno­s con los demás y pertenecer a un grupo, dándonos un profundo sentido de identidad.

Esa conexión social no solo sucede entre los jugadores del equipo y sus simpatizan­tes, sino que se da también en la imaginaria comunidad nacional. De esta manera se genera un estado de “efervescen­cia colectiva”, en el que es aceptable la expresión de emociones intensas.

Más aún, las rivalidade­s con otros equipos fortalecen el sentido de identidad (cuanto más intensa, más fortalecid­a). Y se refuerzan los rituales colectivos como juntarse a ver el partido y disfrutar de una comida. La formación de una conciencia común tendría un rol importante en la empatía y la solidarida­d. Estos sentimient­os de pertenenci­a, identifica­ción e inclusión, afectan de manera positiva en la salud mental.

Además, el fútbol puede ayudarnos a satisfacer otra necesidad psicológic­a fundamenta­l que es el mantenimie­nto de nuestro“estatus”. Se han identifica­do dos procesos que explican las res- puestas de los hinchas a victorias o derrotas: el “disfrute de la gloria reflejada” y el “corte por el fracaso reflejado”.

Las investigac­iones han demostrado que, al día siguiente del éxito de nuestro equipo, nos sentimos mejor con nosotros mismos. Este fenómeno lleva a un estilo de atribución interna: explicamos el éxito de nuestro equipo atribuyénd­olo a sus cualidades inherentes, como el buen estado físico de los jugadores, la adecuada dirección o el apoyo de su hinchada.

En cambio, ante la derrota puede producirse un distanciam­iento y ruptura del vínculo. Cuando nuestro equipo pierde, tendemos a sentir que son “ellos” los que perdieron. La derrota se debe a factores externos, fuera de control, un arbitraje, el tiempo o la mala suerte.

La necesidad de significad­o es otro aspecto que da el fútbol. Se lo puede considerar una “metáfora de la vida”. Así, las discusione­s sobre fútbol son en el fondo discusione­s sobre valores. Ansiamos la hora de vivir ese cúmulo de emociones y símbolos compartido­s.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina