MODA EN VERSION SUSTENTABLE
Cambio de paradigmas. Grandes referentes como Stella McCartney encabezan la tendencia eco. En nuestro país se creó la Asociación Moda Sostenible Argentina (AMSOAR).
Hasta no hace demasiado tiempo, la sustentabilidad en la moda se percibía como otro “invento” del marketing. Sin embargo, el fenómeno se ha instalado con fuerza y crece sin pausa. La moda sostenible (o sustentable), también llamada “moda ética” o “slow fashion”, es una parte de la creciente filosofía del diseño y de la marcada tendencia hacia la sostenibilidad en todo orden de cosas, cuyo objetivo es crear un sistema que pueda ser apoyado ad infinitum en términos de ambientalismo y responsabilidad social. La moda como cultura, se alinea a la irrefrenable corriente del desarrollo sostenible, “aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas propias”. El concepto fue el puntapié inicial para la construcción de un nuevo paradigma que hoy se consolida. Si advertimos que la industria de la moda es la segunda más contaminante después de la petrolera y responsable del 10% de las emisiones de carbono a nivel mundial, es una buena noticia que referentes como Lucy Tammam, Stella McCartney, Frock Los Angeles y tantos otros estén enrolados en la moda sana. En la Argentina muchos diseñadores – emergentes y posicionados– trabajan con pasión; surgen concursos, desfiles, organizaciones y asociaciones que expresan en la diversidad de sus pro- puestas, el mismo foco hacia la cultura sostenible. Alejandra Gougy –artista plástica, diseñadora especializada en diseño sustentable, creadora de la marca Cosecha Vintage en 2007– acaba de fundar la Asociación Moda Sostenible Argentina (AMSOAR), que tendrá su sede en el Centro Metropolitano de Diseño. “La Asociación se propone como un ente protector de los actores que intervienen en el cambio de paradigma hacia la sostenibilidad, para resolver problemas del sector, revisar la cadena de valor y mejorar las prácticas según los lineamientos de la sostenibilidad. Promovemos el diseño con valores para un mundo sostenible, donde la basura no existe sino que se reconoce como el comienzo de una nueva vida,” dice Gougy.
Por otra parte, Positive Label, el emprendimiento social de Vanina Chiappino y Santiago Bouquet Roldán, se presenta como una plataforma de intercambio y trabajo conjunto que busca generar conciencia, educación y cambios que lleven a un impacto social positivo en la moda. “Este año entregaremos tres clases de etiquetas: la Green para las marcas que son idóneas en sustentabilidad y cumplen con seis de las pautas sustentables que desarrollamos con los ingenieros textiles del INTI; otra, la Blue para las que cumplen con tres de esas pautas y, el sello Capsule, para marcas que están empezando con la sustentabilidad. En dos meses lanzamos nuestro market on line con prendas únicas que se entregan gratuitamente”.
Premios como el de Diseño EcoChic que galardona la reconstrucción y remodelación como aspectos creativos e inteligentes en moda; empresas locales de cosmética y hasta estudios fotográficos como Sunshine Lab de la fotógrafa de moda Sol Abadi se alinean con convicción. Abadi cuenta que se enteró de la existencia de las Empresas de triple impacto o Empresas B, que además de generar ingresos buscan maximizar positivamente su impacto social y ambiental. “Ahí advertí que yo también podía transformar mi estudio” dice mientras proyecta un Festival de moda sustentable.
Algunas marcas crean desde el hilado de la hebra hasta la confección final de la prenda. Usan textiles orgánicos, tinturas naturales, tramas al telar en talleres regionales del NOA o la Patagonia. Otras se abocan a la reutilización y el aprovechamiento de desechos para reconvertir y hacer “nuevo” lo que fue viejo o usado: reciclan, recuperan, transforman. Crean otra vida y ése es el desafío.
PROMOVEMOS EL DISEÑO CON VALORES DONDE LA BASURA SE RECONOCE COMO EL COMIENZO DE UNA NUEVA VIDA.” —