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Bienal en Buenos Aires. Varias muestras permiten descubrir lo último en joyería contemporánea. Joyas que escapan al concepto tradicional y diseños que combinan materiales impensados.
TENDENCIAS
Entre las múltiples atracciones y eventos culturales que encierra la ciudad de Buenos Aires se encuentra la II Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea, una iniciativa de la asociación Joyeros Argentinos, que organizó un concurso bajo el lema “Vecinos”. La convocatoria fue un éxito; contó con un jurado de lujo y la participación de 123 joyeros de toda Latinoamérica, el doble que en la edición anterior. ¿La gran ganadora? Vania Ruiz, de nacionalidad chilena, con su broche Las Nuevas Vecinas, una pieza moderna realizada con plata, acero y uñas acrílicas, un material inédito. Porque cuando hablamos de joyería contemporánea, el artista va más allá de lo tradicional e innova con elementos y revolucionarias técnicas de trabajo.
Hasta el 24 de noviembre, estas creaciones se pueden visitar en el Museo de Arte Popular José Hernández, el Museo de la Historia del Traje, el Centro Cultural de la Ciencia y también en otros centros culturales y galerías de la ciudad de Buenos Aires, Junín, La Plata e Ituzaingó. En total, se realizan 23 muestras simultáneas que permiten descubrir talentos y tendencias.
¿ Qué hay de nuevo? Los metalizados en todas sus tonalidades se imponen, al igual que los colores más intensos cuando se trabaja con materiales innovadores que se alejan de la plata, el oro o el cobre. Saquitos de té, resinas, bolsas recicladas o residuos de polietileno fueron utilizados para crear algunos de los diseños más originales de la Bienal.
En cuanto a tamaños, las piezas XL ganan terrero, y sobre todo si son de corte asimétrico. Bajo la premisa más es más, hoy no hay que tener miedo a usar accesorios. Cualquier amante de la moda sabe que es indispensable tener por lo menos una buena pieza en su haber. La diversidad impera. Y la joyería contemporánea resignifica el valor de la palabra y el objeto “joya”, como se puede ver en esta Bienal que justamente abre el juego a nuevas búsquedas estéticas y creadores.
Este es el caso de Paloma Mejía, una de las participantes más jóvenes, de tan sólo 26 años, que presenta su colección Plantae, inspirada en el rebrote de la primavera, con 15 esculturas portables como joyas, realizadas a mano en plata 925, bajo la antigua técnica de fundición a cera perdida. Dentro del marco de la muestra mucho la entusiasmó la oportunidad de intervenir el espacio de la Galería Las Victorias, un pasaje sobre la calle Libertad que supo consagrarse a nivel cultural y artístico por el valor de sus locales y los murales del artista Luis Seoane, que decoran sus paredes.
Mejía es escultora. Comenzó sus estudios de artes visuales en la Universidad Nacional de las Artes y perfeccionó sus técnicas de joyería en la Escuela Municipal de la Joya, en Buenos Aires. De la mano de su tía abuela, que vive en París, descubrió más técnicas y se formó en escultura y joyería en talleres de oficios particulares de la capital francesa.
Plantae es su tercera colección y reconoce a la naturaleza como fuente de inspiración. La artista ve en la belleza de las flores, cargadas de formas y colores, una relación con el parto, la creación y la figura de la mujer, algo que representa muy bien en su obra, pero no desde el estereotipo imperante, sino con sus formas y curvas reales, rompiendo el paradigma actual. Cansada del patriarcado que domina la sociedad actual, se anima a definir su trabajo como feminista. Quiere que las obras de arte formen parte de nuestra vida. Para eso genera esculturas con materiales nobles, como oro o plata, a escala pequeña, para que puedan ser transportadas fácilmente.