Clarín - Viva

COMO ES LA VIDA DE TOTO FERRO LUEGO DEL BOOM DE LA PELICULA “EL ANGEL”, QUE PROTAGONIZ­A -

El protagonis­ta de El Angel. Tras brillar en la película más vista del año, se volvió una celebridad y dice “Estoy fóbico”. Mientras, edita un disco y espera la chance del Oscar.

- POR PABLO CALVO FOTOS: ARIEL GRINBERG

Come hamburgues­as en un hotel cinco estrellas de Retiro, como un Rolling Stone. Pero la grúa le lleva el auto que dejó sobre la calle Posadas, como a cualquier vecino. “¿Vos sos el de la película?”, le pregunta la chica que le cobra cerca de mil pesos por el acarreo y él, que no da el perfil de Bombita Darín, paga y se va.

A veces, extraña tomar colectivos, cuando miraba tranquilo el paisaje por la ventanilla sin que lo acosaran 20 personas con fotos y pedidos de autógrafos. Ahora, eso es un privilegio sólo para los más de 1.300.000 espectador­es que lo vieron en el cine hasta el momento de recibir a Viva en una casa alejada del ruido, en Vicente López.

Lorenzo Toto Ferro está por cumplir 20 años y ya acude a los lentes de sol para proteger su intimidad, porque la fama de haber encarnado al asesino serial Carlos Robledo Puch y de haber sido el protagonis­ta de El Angel, además de haberle dado vidriera mundial, le está cobrando su precio.

Igual lo reconocen, entonces refuerza su escudo con una gorra azul. Pero nada alcanza: su auto no está polarizado, así que le tocan bocina, le gritan, le piden bajar la ventanilla para hablar, lo abruman. Hace poco salió de la secundaria, hizo la película y ahora está tratando de vivir en paz.

Lo invitamos a caminar, a pocos metros de la Quinta Presidenci­al, acepta pero rezonga. No hay nadie, hasta la esquina, pero ahí vienen cuatro chicas, en primavera. Entonces se ve en Lorenzo la reacción que resume su momento actual: cuando estaba a punto de hacer contacto visual con ellas, les dio las espalda, bajó hasta la nariz su visera y reforzó el anonimato cubriéndos­e la cabeza con su campera verde. La carpa improvisad­a le eclipsó los rulos y, al menos en ese instante, el chico del afiche que empapeló Buenos Aires sintió que era invisible.

“Estoy fóbico”, confiesa entre risas. “Buen título”, lo tanteamos. No, mejor poné: “El hombre que teme salir a la calle sin anteojos negros”. Y enfila rápido otra vez para la casa. “¿Te gustó la frase? Te la cedo, gratis”, dice, cual guionista, otro de los caminos que podría seguir su voca- ción artística porque le gusta escribir.

Vida de perros. Toto tiene virtud como paseador de perros. El suyo se llama Yeca, porque es de la calle y lo acompaña a la plaza cuando hay poca gente a la vista. También estuvo a cargo de Panza, el de Luis Ortega, cuando el director de la película le prestó la casa un fin de semana, sin imaginar que su perro sería paseado por primera vez sin correa.

Ahora acaricia a Waffles, un bulldog francés alerta y juguetón, como él, que cruza miradas con su amigo Lorenzo Zas cuando inventa respuestas en el aire. Es que Toto Ferro va dejando atrás el casete promociona­l de la película más vista del año en la Argentina. El ya repitió decenas de veces que se presentó a una prueba apenas terminó el secundario, que no nunca había actuado, que no se sabía la letra, que participó en total de siete castings, que moldeó a su personaje durante seis meses, que fue elegido entre mil postulante­s, que tuvo que convencer a los productore­s, etcétera, etcétera.

Siente que es hora de sumar otros temas de conversaci­ón.

Viene bien la sesión de fotos, porque ahí se relaja. Acepta las sugerencia­s, sabe posar, el cine le dio práctica y su naturalida­d lo ayuda. Toto traspasa la cámara.

Y así, más suelto, agrega informació­n a su incipiente biografía: cuenta que es hincha de Boca, que está diseñando ropa con un amigo, que ensaya de las once de la noche a las cuatro de la mañana, lunes, miércoles y viernes, para terminar su primer disco y que, tras el último verano tumultuoso con amigos en Río de Janeiro, cuando fueron desvalijad­os, ahora viajó solo a Grecia, unos días, antes de ir al Festival de San Sebastián.

En Niceto, uno de los boliches que frecuenta, ya no puede bajar del VIP porque chicas y chicos se le zambullen encima. Así que él se queda en la zona restringid­a mientras sus amigos circulan, van al rebote y gozan de la ventaja de no tener que pagar más por un trago, según relata el otro Lorenzo.

“Hay que esperar va r i a s instancias del Oscar para ver cómo nos va, pero ya ganamos igual .” ...

“Premian películas sobre l a esclavitud, la pobreza. ElAngel no se mete con eso, así que no sé.” ...

El ángel aterriza. Estaciona en una cortada, nadie lo ve. Acaricia a Waffles, tira las llaves en una mesita ratona, se recuesta en una silla cómoda de piel naranja y espera las preguntas con cierta incertidum­bre.

¿Qué te provoca la situación “entrevista”? La situación “entrevista” la tenía bastante bien. Hice un millón antes de la película, pero después perdí la práctica. En las redes hay una foto tuya con Charly García, ¿ cómo fue ese encuentro? Fue después de su recital en el Gran Rex. Con la novia somos medio amigos por Instagram. Ella me dijo: “Ya que no nos vimos nunca personalme­nte, ¿por qué no te venís?”. Nos hicieron pasar al camarín de Charly y tuvimos la suerte de conocerlo. Estaba escuchando un disco de Los Beatles en un vinilo que se había traído de la casa. No se sentía en las mejores condicione­s. Había estado más lúcido dando el show. Supongo que el concierto lo dejó cargado de unas energías que... no sé. Pero pudimos hablar un poco, yo no lo podía creer. Es un genio. Tienen algo en común: los dos tocan el Himno en el piano... Ah, sí, es verdad, pero Charly hace su propia versión y yo me copio del original. Aprendí a tocar para la película. Igual que a manejar, aunque una vez choqué de madrugada y otra rayé un auto en una estación de servicio. ¿Te sentís el Martin Sheen de Badlands, una película norteameri­cana icónica sobre jóvenes criminales? Sí, es medio eso. Es más, Luis Ortega me dio esa película como referencia para preparar mi personaje. Y sí, “Carlitos” es medio Martín Sheen. El director de Badlands (Terrence Malick) es bueno. ¿Es cierto que otro que te gusta es el director de cine ruso Andréi Tarkovski? Sí, no es mi preferido, pero sí. Es un genio, ¡tiene unos planos! Me faltan bastante películas de él, porque son difíciles de ver: duran tres horas, tenés que estar... pero sí, lo que vi, me gustó. El hacía un cine anticomerc­ial, de apenas siete películas, mientras que vos, en tus palabras, debutaste en el Barcelona, con gran elenco y producción. ¿Harías alguna película de bajo presupuest­o? Sí, sí, re. Si me gusta el guión... obvio, sí. Debe estar bueno participar de esas películas que hacen con dos mangos, durmiendo en el campo, yendo a filmar a la loma del orto. Igual, me gustaría ha-

cer cosas selectivas. En vez de hacer un montón de cosas, preferiría poder elegir proyectos y encararlos con calma, no sobreexigi­rme. Igual, sé que a veces no se puede... ¡tenés que comer! ¿Y cómo te trata este barullo de la fama? Y... un poco es como una ola que no vi venir. Y la gente, como dice el cantito, está loca, por más que tengas anteojos y gorra te reconoce, te para, es medio un quilombo. Pero bueno, como es cine y no una tira diaria todo el año, como la que hace Angela Torres por ejemplo, el efecto de una película es un mes, dos meses que la gente se vuelve loca y después ya se olvida. ¿Así que estás esperando que pase ese tiempo? Sí. Pero igual, si te soy sincero, cada vez el asunto viene mejor y se pone más light. Así que a seguir esperando, no me queda otra. Espero poder ir a la playa tranquilo, aunque sea. Antes de ir al Festival de San Sebastián hice un tour a la Acrópolis griega. Estaba tranquilo, pero de golpe me tocaron la espalda: era una argentina que me pedía una selfie. ¡Los argentinos estamos en todos lados! ¿Tenés que andar camuflado? Sí, por ahora ando camuflado, aparte el auto que me dieron no es polarizado. ¿Vas a estar por ejemplo en El Marginal 3 o en algún otro proyecto de los Ortega? En El Marginal 3 no, pero segurament­e haremos algo con Undergroun­d, estamos viendo. Sería divertido, pero creo que yo no doy mucho de marginal. ¿Cómo viene tu primer disco? El disco viene bien, estamos uniéndonos ahí con un mánager y un productor, algo así como un organizado­r de eventos, que se encarga de hacer un video, traer las cámaras, todo. Y después se empieza a mezclar el disco. Estamos en proceso de creación, creo que para fines de noviembre la parte musical ya va a estar. Voy a grabar un tema solo, con un amigo que tocará la guitarra y una letra que escribió Luis Ortega, justamente. ¿La música y los amigos funcionan entonces como tus refugios? Sí, venimos todos los días acá, con mis amigos, nos cagamos de risa, mejor no puede ser. Hay veces que, obviamente, tenés que trabajar. Es una forma también de olvidarse de lo otro un poco y de mantenerse distraído. Aparte que no quiero vivir sólo del cine, acá no hay mucho buen cine, sinceramen­te, faltan cosas buenas. Y si estás todo el año esperando que te llegue una buena película es muy jugado también. Además siempre quise hacer música, si no hubiese sido actor. Yo rapeaba. El freestyle, en la calle, ya no lo podés hacer más... No, eso ya no. Aparte ya me aburrió un poco, antes había más hambre de sangre. Ahora busco algo más tranquilo. En el estudio consigo tranquilid­ad, por eso vengo casi todos los días. ¿Cuál es el espíritu del disco? No sé, es medio raro, está lleno de contradicc­iones, pero bueno, nosotros somos contradict­orios. Tengo a Qush (Lorenzo), que hace los beats y está en todas. Yo escribo las letras. El disco se va

“La fama e s me d i o u n quilombo. Ext raño v i aja r t ranq u i e n c o l e c t ivo. ” ...

a llamar Re$friado, porque lo hice todo con mocos. Canto varios temas con mis amigos y habla de todo. Algunas canciones cuentan historias que viví yo o que se me ocurrieron y otras mezclan temas generales. Ya estamos en la recta final. ¿Extrañás la vida anterior a la película? Sí. Extraño el año pasado más que la vida anterior, porque la vida anterior era el colegio y eso no lo extraño ni loco. El año pasado, en cambio, fue la preparació­n para la película, la filmación, eso sí lo extraño: me podía tomar un colectivo por lo menos. Igual ahora estoy mucho con mis amigos, nos movemos juntos a todos lados, vamos a jugar a la pelota. Después tengo el grupo de amigos que se formó en la película, pero como son más grandes y trabajan, no los veo tanto. ¿Qué más hacés? Estoy diseñando ropa de verano con un amigo, shorts, remeras, una línea medio exclusiva, digamos. Y estoy tratando de escribir un guión, pero no sé escribir guiones, no conozco el método, no sé si escribirlo en una computador­a, en un celular, en una máquina de escribir. Tengo la idea, pero necesito a alguien que me lo escriba, que me bajen un programa para escribir guiones. ¿Guión de qué? No te lo puedo contar, lo saqué de un libro igual, ¿leíste Magnetizad­o, de Carlos Busqued? Es un chabón que mató a cuatro taxistas, no se sabe por qué, y se quedaba un rato en el taxi, esperando que se vaya el espíritu del conductor, no sé. Les robaba el documento y se iba a comer una pizza. Se fumaba un cigarrillo y se iba, una locura. Y la mamá era como espiritist­a... yo de ese libro saqué un fragmento y me puse a escribir. Igual vos sos más de Uber que de taxi... Sí, ¿como sabías? Tengo cara de Uber, ¿no?

A la alfombra roja, en zapatillas.

Toto acumula millaje en eventos cinematogr­áficos internacio­nales, pero camina el glamour con calzado deportivo. Pensó que no iría nadie a la fiesta de El Angel en San Sebastián, porque a la misma hora se lanzaba una súper serie con toda la pompa: “Pero resultó que la muchedumbr­e de esa fiesta se sumó a la nuestra. Terminó viniendo todo San Sebastián. Y se armó un fiestón”.

Tiene Toto su propio ángel de la guarda, su mamá, Cecilia Allassia: “Es vestuarist­a y siempre se ocupa de mis looks. La verdad es que me arma la valija muy

prolijamen­te y me conoce tanto que adapta cada prenda a mi estilo. Es una capa y me salva las papas”.

En el horizonte aparece el resplandor de los premios Oscar, porque El Angel fue selecciona­da para pelear la candidatur­a a Mejor Película en Idioma Extranjero. Pero Toto es realista: “No la tenemos fácil, porque es la historia de un asesino y se la puede juzgar como una película amoral”.

“En estos premios –reflexiona– siempre se da lugar a los contextos sociales, a temas relacionad­os con la esclavitud, el feminismo, la guerra, la pobreza. El Angel no se mete con nada de eso, por eso tengo dudas, pero ojalá no sea así. Igual, para mí, creo que ya ganamos por estar en un tramo de la carrera”.

Lorenzo nunca vio La tregua ni La historia oficial, pero sí El secreto de sus ojos y Relatos Salvajes, películas argentinas que alguna vez pasaron por la instancia en la que está hoy El Angel, con suerte dispar al ser evaluadas por la Academia de Hollywood.

La película de Luis Ortega competirá también por los premios Goya de la Academia Española: “Y eso está buenísimo, porque el Chino Darín (compañero de elenco) conoce los mejores restaurant­es de allá, como demostró en San Sebastián, donde nos llevó a comer a unos lugares estupendos”, elogió Toto, dejando claro que no se queda estacionad­o en la hamburgues­a, a riesgo de que se lo lleve la grúa.

“Este barullo es algo que no vi venir. Con gorra y anteojos de sol, me reconocen igual .” ...

 ??  ?? INFORMAL El actor viste como lo que es: un muchacho al borde de los 20.
INFORMAL El actor viste como lo que es: un muchacho al borde de los 20.
 ??  ?? CAMUFLADO. Anda por la calle cubierto de las miradas. La fama le restó calma.
CAMUFLADO. Anda por la calle cubierto de las miradas. La fama le restó calma.
 ??  ?? DEBUT CON PUNTERIA. Lorenzo Ferro, en una escena de El Angel, donde encarnó al asesino Carlos Robledo Puch. Fue su primera película y ya la vieron más de 1.300.000 personas. Fue producida por Kramer & SIgman Films, Undergroun­d y El Deseo.
DEBUT CON PUNTERIA. Lorenzo Ferro, en una escena de El Angel, donde encarnó al asesino Carlos Robledo Puch. Fue su primera película y ya la vieron más de 1.300.000 personas. Fue producida por Kramer & SIgman Films, Undergroun­d y El Deseo.
 ??  ?? ESTRENO. Con Luis Ortega, el director que lo descubrió. La película llegará a Estados Unidos. Y en enero, a Francia.
ESTRENO. Con Luis Ortega, el director que lo descubrió. La película llegará a Estados Unidos. Y en enero, a Francia.
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 ??  ?? RED CARPET. Con Cecilia Roth y Pedro Almodóvar en San Sebastián. Ahora competirá por el Goya y, quizás, el Oscar.
RED CARPET. Con Cecilia Roth y Pedro Almodóvar en San Sebastián. Ahora competirá por el Goya y, quizás, el Oscar.
 ??  ?? ENRULADO.Toto prepara un disco, escribe un guión y no descarta nuevos roles.
ENRULADO.Toto prepara un disco, escribe un guión y no descarta nuevos roles.

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