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NARDA LEPES RESPONDE A 20 PREGUNTAS -

La popular chef cuenta que no extraña el mundo de la tele, pero sí cocinar ahí. Se declara una madre relajada, pero firme en ciertos temas. “Cuanto más grande soy, menos filtro tengo”, dice.

- POR EUGENIO MAESTRI FOTO: GERARDO DELL’ORO

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¿ Cómo surgió la idea de escribir tuits con diferentes tips para cocinar y comer mejor? ¿Pensabas que iban a tener tanta repercusió­n?

En realidad hace años que lo hago, sólo que esta vez fueron numerados y todos juntos. Básicament­e escribo lo que digo siempre, pero de manera más coloquial, digamos.

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¿Entre los cocineros también hay grieta, como pasa con mucha gente que está dividida por su postura sobre cómo ve el país? Ja, ja, ja... No, realmente. Hay gente que trabaja en grupo y otra sola, pero no hay grieta.

3

Tuviste una clara posición a favor de la despenaliz­ación del aborto. Pese al rechazo del Senado, creés, como dijo la escritora Claudia Piñeiro, que “la batalla cultural está ganada”. Sí, claramente. Es bueno hablar de las cosas, en voz alta. El secreto, el tabú, sólo ayudan a los malos.

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Cocinaste y condujiste programas en la tele. ¿Extrañás ese mundo? En realidad extraño cocinar en la tele, programas sigo haciendo, pero me gusta cocinar.

5

Uno de tus lemas es Comer y pasarla bien. ¿Esa frase resume tu filosofía de cocina y de vida? Todo junto. Después también creé la frase de la Feria Masticar, que es Comer rico hace bien. Lo que tenemos que redefinir es qué quiere decir “rico” para nosotros.

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Pasaste parte de tu infancia viviendo en el exterior, ¿qué recuerdos tenés de esos años? Amé Venezuela, tener la oportunida­d de vivir en el Caribe un tiempo, con ese clima, esos aromas, los ritmos, la gente... Aunque era chica, todo queda.

7

Cuando murió Anthony Bourdain dijiste que era el cocinero más influyente de este tiempo. ¿Quiénes fueron tus influencia­s o maestros? Algunos tienen maestros muy definidos; en mi caso no fue así. Podría decir muchos y ninguno en especial.

8

¿En la cocina, ya está todo inventado? No, creo que hay mucho olvidado. Y

todavía queda mucho por saber y volver a aprender.

9

La música siempre ocupó un rol prepondera­nte en tus programas. ¿Quién o quiénes son sus artistas favoritos? Escucho muy variado. Pero puedo nombrar a quienes compro y no descargo: Beatles, Blur, Babasónico­s, Primal Scream, Phoenix.

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¿ En qué época te hubiera gustado vivir y por qué? Uhhh, qué difícil. Cuando lo pienso, enseguida cambio de opinión. Románticam­ente muchas suenan bien. Pero sabiendo la realidad de algunas, dan miedo. Habiendo nacido a principios de los ‘70, hoy me hubiera gustado tener 17 en los ‘60 para ver y vivir esa “revolución” que hubo.

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Si el presidente Macri te pidiera un consejo, ¿qué le dirías? Sólo opino de lo que siento que tengo bases suficiente­s. Le diría que aligere el camino para pequeños productore­s y emprendedo­res gastronómi­cos. Y que saque los dinosaurio­s de su partido.

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¿El concepto de bon vivant sigue vigente en la actualidad? Hoy les dicen foodies... pero bon vivant es bastante más amplio, implica otros aspectos de la vida.

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Hace unos años subiste un foto a Instagram con una cabeza de cerdo en una olla y escribiste “Hola, mañana seré morcilla”. Provocó revuelo de grupos ecologista­s, hoy ¿qué te dejó el episodio? Yo sigo haciendo lo mismo y en el mismo camino: promoviend­o que comamos más vegetales y mostrar cómo se hace lo que elaboramos.

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A propósito, ¿cómo te manejás con la exposición en las redes? Me divierto. También es trabajo porque me lo tomo como una plataforma de comunicaci­ón de lo que hago y de lo que me interesa. Mantengo separados los contenidos de Facebook, de Instagram y de Twitter.

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Con tu programa viajaste por muchos lugares, ¿cuál destino te sorprendió más, y cuál fue la situación más bizarra que te tocó vivir? Asia siempre sorprende, sobre todo por la cultura, que es más antigua, con cosas diametralm­ente opuestas a lo que conocemos. Situacione­s bizarras en los viajes fueron muchas, algunas de risa, otras de aventura, otras de miedo. Pero que llueva en el Sahara mientras estaba andando en un camello: no la vi venir.

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Marcel Proust escribió en Por el camino de Swann, primer tomo de En busca del tiempo perdido, cómo el sabor y el aroma de una madalena mojada en el té provocaba un detallado recuerdo de la casa de su tía y de su infancia. ¿Cuál sería el sabor o el olor de la madalena de Narda? Las arepas, el mango maduro. Y las croquetas de espinaca de mi mamá.

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Alguna vez dijiste “Tengo mala cara y se me nota si algo no me gusta”. ¿Qué cosas no te gustan? Cuanto más grande, menos filtro tengo. Si no me gusta algo, lo digo. Si no estoy de acuerdo, lo digo. Creo que estamos en un momento donde la verdad importa más que nunca. Si la situación es incómoda para mí o ¡si veo que lo es para alguien más!, hago algo para cortarla.

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¿Cómo es la Narda mamá de Leia? Comparto mucho tiempo con ella, me acompaña a casi todos lados. Viajamos juntas por trabajo también. Soy relajada, pero firme con ciertos temas. Trato de darle herramient­as para que decida, pero me equivoco todos los días, seguro, como hacen e hicieron todos los padres y madres siempre. Uno aprende todo el tiempo.

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¿La cocina funciona como un arma o una estrategia de seducción? La cocina es. La comida es. El alimento es. Está presente y es parte fundamenta­l de todo lo que hacemos todos los días. Puede ser amor, trabajo, premio, castigo. Eso está en cada uno.

20

¿Cuál es tu mayor virtud y tu mayor defecto? ¡Defectos, en plural! Esa falta de filtro se mezcla a veces con poco tacto, pero lo trabajo día a día. Aunque buscando el lado bueno, lo que pienso lo puedo decir de frente. Soy medio desordenad­a, y junto cosas. Y hablo mucho. Como virtud, me gusta mi curiosidad, la dejo ser...

“ME HUBIERA GUSTADO TENER 17 EN LOS ‘60 PARA VER Y VIVIR ESA REVOLUCION.” ...

“EN LA COCINA TODAVIA QUEDA MUCHO POR SABER Y VOLVER A APRENDER.” ...

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