COMO MANTENER LA BARBA -
Una tarta que emociona. Cualquier plato es un banquete si se comparte con amor, dice Blanca Cotta. Aquí, una súper tarta.
Siempre amé las cosas simples, sencillas, sin misterios. Tuve la suerte de encontrarlas y entenderlas. Y, a veces, hacerlas mías. Será por eso, quizás, que me gustó ese templo. No me pregunte en qué calle lo vi ni a qué culto pertenece. Para mí, fue un descubrimiento. Si usted lo mira desde afuera, parecerá una casa más. No tiene verjas de hierro, ni estatuas, ni vitrales. Adentro, fe. ¡Lo principal! Dice San Agustín: “Para llegar al conocimiento de la verdad sólo hay un camino: la humildad”.
Por supuesto, la humildad como una actitud espiritual auténtica. Humildad de aprender a sentir a Dios a través de la sonrisa y de las lágrimas; del brote que estalla y del tronco que envejece. Humildad de amar sin necesidad de aparentar. Nuestra sociedad parece al- go adormecida en cuanto a la humildad. Se valora a las personas por lo que poseen y no por lo que en realidad son. Y así nos va.
¿Un poco de sabiduría zen? Invitaron unos ricos personajes a un banquete al Maestro Ikkuyú. Este llegó vestido como mendigo. Su huésped, no reconociéndolo en tal atuendo, lo echó diciéndole: “No podemos tenerte aquí. Esperamos al famoso Maestro Ikkuyú”. El maestro volvió a su casa, se puso el manto ceremonial de brocato y púrpura y se presentó de nuevo. Fue recibido con respeto e introducido en la sala del banquete. Allí se acomodó y dijo: “Supongo que habéis invitado al manto, ya que a mí me habéis echado hace un momento”. Y se marchó. Y ahora… a la cocina a preparar algo rico para los nuestros. Cualquier plato será un banquete si lo compartimos con amor.