LENGUAJES DEL CUERPO -
BAILA ,QUE RITMO TE SOBRA ...
Cuando somos chicos, bailar es una explosión silvestre de alegría. Movimientos descoordinados, mucha ingenuidad, desprejuicio y el aplauso que nos llega como recompensa por la gracia. La torpeza no se oculta sino que se exhibe y hasta puede llegar a ser un mérito, porque no hay nada más tierno que ver a una criatura aleteando con los brazos para un lado y sacudiendo las caderas para el otro, sonriente y a destiempo. La danza se vuelve introspectiva a medida que uno crece y se acerca a la adolescencia. Aparece el pudor, pero también el deseo. Se ensaya en la habitación, a solas, tal vez frente al espejo, en una práctica que apunta a utilizarla como herramienta de la conquista amorosa. El baile es alegría y ahora, además, sensualidad, un juego de nuestro cuerpo para otro cuerpo, al fin de cuentas una forma de comunicarse. Y como todo lenguaje, desarrollará una semántica propia que se asociará a la de la noche, a la de la moda, a la de los consumos. Tendrá, desde luego, mucho de impostura. Habrá que esperar a bien entrada la adultez para recuperar algo del candor primitivo. Uno –que ya ha crecido y es padre, tío, abuelo– neutralizará el sentido del ridículo, o bien se alimentará de él, y dejará que la música lo atraviese, sin que su cuerpo comunique otra cosa que la libertad que otorga haber recorrido un camino largo, muy largo.