RONNIE ARIAS -

El conductor de Sarasa destroza a los Martín Fierro y cuenta su experiencia en la conscripción durante Malvinas.

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Contás que cuando naciste eras el bebé perfecto, ni siquiera llorabas. ¿Qué pasó después que rompiste con varios esquemas? ( Risas) Cuando se muere mi viejo se pierde el equilibrio familiar. Mi mamá se queda viuda con 23 años y 5 hijos. Fui el segundo en nacer y tenía una actitud más combativa. Ahí se produce el quiebre del “bebé perfecto” y se pudre todo. Tanto es así que durante diez años dejé de pasar las fiestas en familia porque siempre había una pelea o un reproche. Ahora está todo bien.

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¿Te sirvió para algo hacer dos años de conscripción? Aprendí a querer a mucha gente que no tenía nada que ver conmigo. Me sirvió para valorar la vida, porque en el medio de la Guerra de Malvinas yo estaba ahí. Hacía el servicio militar en la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral, en comando y servicios. Era furriel de companía, una especie de administrativo. No me iban a mandar al Sur, pero la pasábamos mal igual. Aparte, tuve la “suerte-desgracia” de recibir a todos los ex combatientes, chicos de las clases ‘61 y ‘63 que volvían de las islas: una de las imágenes más tristes que me quedaron en las retinas.

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¿Es verdad que te hiciste pis en la cama hasta los 16 años? No tanto, pero hasta entrar en primer año, seguro. Creo que lo hacía para llamar la atención. Siempre fui el gordito de la clase, el cómico. Ganaba mi lugar a fuerza de humor y de talento. Y en la secundaria empecé a adelgazar y me di cuenta de que no necesitaba más llamar la atención, que no estaba mal ser quien yo era. Ser gay en los años ‘70 era fatal.

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¿Te arrepentís de algo? De no haber terminado el colegio. Aunque mi amigo Gonzalo me dice que si lo hubiera terminado no sería quien soy. Iba al ENET 24 de Villa del Parque. No me podía concentrar. Estaba descubriendo mi sexualidad... Hablamos de 1978.

Te gustaría ser padre? Durante mucho tiempo, con mi pareja nos planteamos la idea de tener un hijo, pero adoptar es imposible y para la subrogación de vientre tenés que ser millonario. Es un negocio que me supera.