SIEMPRE ROCKY
Vigencia. La mística del boxeador, encarnado por Sylvester Stallone, se renueva con un libro con fotos inéditas de su filmografía y el inminente estreno en Argentina de Creed 2.
Necesitaba que la suerte le tirara un centro. Sylvester Stallone quería ser actor pero no se le daba. Con una parálisis facial de nacimiento, había sido rechazado como extra en El Padrino y había tenido una pequeña escena en Bananas, de Woody Allen. También hizo un papel modesto en una película porno para ganar algo de dinero. Hasta que el 24 de marzo de 1975 vio la pelea de boxeo –su deporte favorito– entre Chuck Wepner y el ya mítico Muhammad Ali. El retador, casi un desconocido, perdió por nocaut técnico en el último round, pero logró tirar al gran Alí en el noveno. La actuación de Wepner, que terminó con la cara bañada en sangre, inspiró a Stallone. Se puso a escribir y en tres días tenía listo el guión de Rocky, la historia de un boxeador italoamericano de los suburbios de Filadelfia que enfrenta al campeón mundial de los pesados.
No sólo logró que le compraran el proyecto: también que se lo dejaran protagonizar. Pero le dieron tan poco presupuesto para filmarlo que todas las tomas en exterior tenían que hacerlas con luz natural, no había baños para los actores ni los asistentes y usó de extras a integrantes de su familia.
La película se estrenó en diciembre de 1976 y fue un éxito rotundo. En 1977 ganó tres premios Oscar (mejor película, director y montaje), un globo de Oro y recaudó 170 millones de dólares sólo en los Estados Unidos. De esa manera, Rocky se convirtió en la piedra angular no sólo para la construcción de un ícono de la historia popular del siglo XX sino también para una de las sagas más exitosas del cine ( junto a Harry Potter, 007 James Bond y Star Wars), que en 42 años ya produjo seis películas y un spinoff ( Creed). Y parece que para Rocky la campana nunca suena porque en enero se estrenará la séptima entrega ( Creed II), lo que marca la potencia de una marca que es un fenómeno que noquea a grandes y chicos de todas las nacionalidades. Stallone, ya con 72 años, dijo que ahora sí, ésta es la última película donde aparecerá porque “hay que darles paso a las nuevas generaciones”.
Amanece en Filadelfia. Rocky Balboa entrena corriendo por los suburbios de la ciudad. Pasa por el mercado italiano, los vecinos lo saludan. Hace frío, lleva un gorro de lana y un viejo jo-