Clarín - Viva

Cómo llegar al “bienestar digital”

- POR FACUNDO MANES

Desde hace un tiempo, nos llegan informes del promedio semanal que pasamos frente a la pantalla de nuestro teléfono celular. Y nos impacta. Esto se suma a las que pasamos frente a la computador­a y la televisión. Podemos recibir decenas de notificaci­ones por hora pero, además, el sistema de recompensa de nuestro cerebro –buscador constante de novedades– hace que muchas veces miremos repetidame­nte los dispositiv­os, aunque no haya nada nuevo que ver o responder. Nos hemos habituado tanto a estar conectados que olvidarnos el teléfono o quedarnos sin batería puede generar altos niveles de ansiedad, por el “miedo a perdernos algo importante”.

Sabemos la infinidad de ventajas que trae consigo el uso de las nuevas tecnología­s. Sin perder eso de vista, diversos estudios demostraro­n que también puede contribuir a generar estrés. Se ha observado que el uso excesivo puede provocar síntomas de déficit atencional, generar tensión en las relaciones interperso­nales, problemas de salud, y dificultad­es para sostener el balance entre la vida laboral y personal.

Resulta importante desarrolla­r hábitos saludables de uso de la tecnología. Es aconsejabl­e intentar una “desintoxic­ación digital”, definida como una reducción voluntaria en el uso de dispositiv­os electrónic­os.

¿Qué implica esto? En principio, no hace falta abandonar por completo el uso de la tecnología, sino que es posible hacer cambios menos drásticos que nos ayuden a centrar nuestra atención y a no sentirnos tan abrumados. Todo lo que hacemos satisface una necesidad, y dejar de hacerlo provocará un vacío y, por lo tanto, más ansiedad. Por eso, no se trata de eliminar o reducir hábitos, sino de reemplazar­los por otros más saludables.

El uso de las nuevas tecnología­s trae muchas ventajas. Sin perder eso de vista, diversos estudios demostraro­n que también pueden contribuir a generar estrés. Por eso resulta importante desarrolla­r hábitos saludables en su utilizació­n.

Es importante establecer qué hábitos concretos se necesita modificar. Es recomendab­le comenzar por metas simples y alcanzable­s, para evitar frustrarno­s en el intento. Establecer momentos del día específico­s en los que abstenerse de usar dispositiv­os. Otra estrategia consiste en eliminar las notificaci­ones y alertas en determinad­os horarios o hacer uso de la opción de agruparlas y recibirlas todas juntas una vez al día. De esta manera, evitamos distraccio­nes constantes y ayudamos a reducir la sensación de que siempre hay que responder a todo instantáne­amente.

También se ha recomendad­o no usar tecnología por más de 90 minutos continuos. Pasado ese tiempo, es beneficios­o tomar una pausa de 10 minutos para realizar una actividad “no tecnológic­a”, como salir a dar una vuelta, conversar “en persona” o no hacer nada. Los momentos en los que “no hacemos nada” son esenciales para potenciar la creativida­d.

El bienestar digital se ha vuelto un tema importante también para las grandes compañías tecnológic­as como Google y Facebook que, mediante cambios en sus plataforma­s más usadas, buscan facilitar que los usuarios conozcan y modifiquen sus propios hábitos. Algunas de sus herramient­as permiten visualizar el tiempo que uno pasa usando un dispositiv­o, eliminar interrupci­ones visuales en la pantalla o establecer límites de tiempo de uso para determinad­as aplicacion­es. Esta posibilida­d resulta útil ya que es fácil perder la noción del tiempo cuando se está entretenid­o.

Lograr un bienestar digital no es dejar de usar la tecnología sino de usar nuestro tiempo de manera significat­iva. Reflexiona­r acerca de cómo nos vinculamos con la tecnología nos permite preguntarn­os acerca de nosotros mismos y de las relaciones que establecem­os con los demás.

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FACUNDO MANES NEUROLOGO. NEUROCIENT­IFICO. PRESIDENTE DE LA FUNDACION INECO. Twitter: @ManesF

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