PARA SABOREAR COREA
Cocina típica. Una propuesta sólida y moderna en el microcentro para disfrutar platos caseros y confortables.
Shim Kim es un coreano de Argentina anclado a sus genes asiáticos y enamorado de la nueva patria encontrada por sus padres. La madre Jungsoon fue, desde la infancia, la entrenadora de su paladar. Cocinera de hogar habilidosa y de recetario frondoso. Gran anfitriona. Años después Shim Kim se mudó a Buenos Aires. Vivía solo. Aprendió a cocinar para comer bien. Lo logró. Su oficina estaba en el microcentro porteño. Los almuerzos eran sinónimos de milanesas, pastas, ensaladas y sándwiches. Extrañaba sus sabores. Se prometió que un día abriría un local donde ofrecer comida coreana confortable, informal y típica.
Hace pocas semanas logró concretar su sueño con la ayuda de la esposa Yonghyun. Un local pequeño, abierto, prolijo y moderno que ofrece banquetas y mesas comunitarias. Menú corto para el almuerzo, más amplio para la cena. Los platos son muy representativos. El caldo de la sopa de porotos fermentados (doenjang) es profundo, sabroso y reconfortante. Poblado por suaves cubos de tofu y tiernas rebanadas de zucchini y papas. El haemul-pajeon es un panqueque dorado que se alimenta de los sabores de la cebolla de verdeo, mejillones y anillos de calamar. La popularidad del bulgogi deopbap coreano es equivalente a la de la milanesa porteña. Tiras tiernas de carne vacuna marinadas en salsa de soja, azúcar, ajo y aceite de sésamo, salteadas con vigor con vegetales frescos. Huevo frito y arroz completan la receta. Los tteok-bokki son tiernos cilindros de masa de harina de arroz blanqueados y salteados con cebollas de verdeo en una furiosa salsa de ají rojo escarlata, espolvoreados con semillas de sésamo tostadas. Buena síntesis para acercarse a esta comida.