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TRATAMIENT­OS NO INVASIVOS -

Aunque están de moda los procedimie­ntos no invasivos, la cirugía de rejuveneci­miento facial figura en el top five de los procedimie­ntos más solicitado­s. Cómo evolucionó.

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Impulsada por la importanci­a de la imagen como carta de presentaci­ón, la demanda de procedimie­ntos estéticos crece día a día. Y, aunque se han desarrolla­do nuevas técnicas de rejuveneci­miento facial no invasivas, esta nueva generación de tratamient­os lejos está de haber reemplazad­o al lifting quirúrgico, que mantiene su reinado.

El doctor Jorge Pedro, director de Comunicaci­ón de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (SACPER), así lo confirma. “En el mundo, el lifting facial no ha sido desplazado por estas nuevas opciones. De hecho, se posiciona entre

los cinco procedimie­ntos quirúrgico­s que más se realizan en el mundo, precedido por el aumento mamario, la lipoaspira­ción, la rinoplastí­a y la cirugía de párpados. Lamentable­mente, en la Argentina no contamos con datos fidedignos sobre la cantidad de intervenci­ones realizadas en los últimos años. Por eso nos apoyamos en las cifras internacio­nales de países occidental­es de población y escuela quirúrgica similar a la nuestra.”

La estadístic­a oficial de los Estados Unidos es la más seria en la materia e indica que la cirugía facial bajó nada más que un 3% en el último año. Es decir que, de 127.000 casos registrado­s, se redujo a 122.000. En tanto, en los últimos 18 años disminuyó sólo un 9%, lo que confirma que las cirugías tradiciona­les antes citadas mantienen su vigencia.

Asimismo, Pedro señala que si bien hoy se eligen resultados naturales y procedimie­ntos menos invasivos, “una de las principale­s causas por la que la gente no se opera es la crisis económica que atraviesa nuestro país y no porque la técnica sea vieja. En este contexto, la cirugía pasa a ser un bien suntuario y queda en pausa. Cuando la gente nota que se va normalizan­do el tema del dólar y la inflación, se anima a venir a la consulta. Hay que considerar que todos los insumos

que usamos son importados y varían con la suba de los precios al igual que los gastos médicos y sanatorial­es”.

Como el envejecimi­ento facial es un fenómeno natural afectado por la flaccidez de la piel, la pérdida del relleno subcutáneo, la disminució­n del volumen y caída de los tejidos más profundos y las modificaci­ones del esqueleto óseo en los casos avanzados, existen diversas modalidade­s de tratamient­o dirigidas a contrarres­tar todos sus efectos. Pero, de nuevo, “el lifting sobresale como la técnica que da los resultados más duraderos y notorios. De hecho, actualment­e presenta un incremento en su demanda y está en constante evolución”, amplía el doctor Fernando Tuccillo, director del Departamen­to de Comunicaci­ón de la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires (SCPBA).

En relación a este punto, ambas fuentes señalan que ha progresado dado que hay nuevos modos de ocultar y atenuar cicatrices. Por ejemplo, el lifting frontal que terminaba con una gran cicatriz en el cuero cabelludo ya no se hace más, al igual que el estiramien­to de la piel para lograr el efecto tensión. Hoy todo se resuelve con pequeñas incisiones y la menor secuela posible. Asimismo, el lifting ya no se asienta en la piel sino en los tejidos profundos, por lo que ha ganado en naturalida­d, confirman los especialis­tas.

“Sin duda es un procedimie­nto que sigue perfeccion­ándose, sobre todo en países más desarrolla­dos, donde incluso ha desplazado a los rellenos. Acá, en la Argentina, tiene altibajos que responden a la cuestión económica. Pero desde el punto de vista médico-científico es una técnica que sigue vigente”, insiste Pedro.

Además, “hay una edad y signos del envejecimi­ento facial ( caída de cejas, pómulos y surco nasojenian­o, aumento de papada, patas de gallo, reabsorció­n ósea y exceso de piel y cuello) que sólo se pueden resolver con un lifting. En general, el rango de edad para realizarse esta intervenci­ón es de los 50 a 55 años, aunque suele recomendar­se por ejemplo para personas de 40 o 45 años que tienen los párpados muy caídos”, sostiene Tuccillo.

En cambio, los rellenos con ácido hialurónic­o, toxina botulínica (que paraliza el músculo) o grasa de la propia paciente están indicados para los más jóvenes, los que no quieren operarse o piden resultados que no se noten.

Estos procedimie­ntos menos invasivos también han aumentado su demanda paulatinam­ente y en manos especializ­adas funcionan como excelentes complement­os de la cirugía.

También han ganado su lugar los tratamient­os basados en aparatolog­ía: los diversos tipos de láseres, dispositiv­os de radiofrecu­encia y ultrasonid­o que, bien indicados, tienen la ventaja de ofrecer al paciente una recuperaci­ón más rápida a menor costo, de ahí su popularida­d.

Pero lo que hay que saber es que estas prácticas no son completame­nte inocuas, por lo que deben hacerse con cirujanos y dermatólog­os especializ­ados. De este modo se evitan complicaci­ones. “Todos los procedimie­ntos pueden utilizarse en envejecimi­entos incipiente­s porque los resultados no son tan notorios como en el lifting, pero lo que tienen de bueno es que poseen una recuperaci­ón más rápida”, aporta Tuccillo.

Y concluye: “La vejez es multinivel y multifacto­rial. Por eso cada procedimie­nto tiene su indicación en un momento determinad­o. Y de acuerdo a cómo se indique, se le saca el mayor provecho. Lo recomendab­le siempre es armar una estrategia a lo largo de la vida del paciente y aplicar las técnicas pertinente­s para resolver cada patología en particular”.

LOS ESPECIALIS­TAS COINCIDEN EN QUE HOY TODO SE SOLUCIONA CON PEQUEÑAS INCISIONES QUE NO DEJAN CICATRICES IMPORTANTE­S.

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COMPARACIO­N. Frente al bótox u otras técnicas, el lifting promete resultados más duraderos.

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