Clarín - Viva

Leer con los oídos

Mientras el mercado del libro de papel retrocede, el audiolibro ya es un boom mundial. En la Argentina el fenómeno crece y busca darle batalla a gigantes del entretenim­iento como Netflix.

- POR BIBIANA RICCIARDI

No es necesario ser ratón de biblioteca para estar en deuda con el objeto libro. De hecho, no podrías leer estas líneas que estás leyendo si no hubieras tenido algunos libros en tus manos a la largo de tu vida. La historia de nuestra humanidad está cimentada sobre ellos. Al principio eran objetos de lujo. Hasta que en 1440 Gutenberg creó la imprenta. El libro se popularizó, los Cervantes comenzaron a escribir pensando en las ventas, la industria del libro creció y pasaron los siglos. El libro debe de ser uno de los inventos más antiguos que aún sigue en vigencia.

Sin embargo –qué pena que en toda historia de evolución siempre haya un sin embargo–, hace un tiempo que el mercado viene retrayéndo­se. Afuera y acá. Y no sólo por la crisis económica. La merma es sostenida desde hace más de cinco años. Probableme­nte tenga que ver con las plataforma­s de streaming. Es difícil la competenci­a. La Asociación

de libreros y editores de Alemania, tras haber perdido seis millones de lectores en los últimos cinco años, elaboró un estudio para saber a dónde migraron. La respuesta fue clara: están en las nuevas plataforma­s de entretenim­iento.

Pero hay un sector editorial que está creciendo sostenidam­ente: el de los audiolibro­s. Nada nuevo, aunque en los últimos tiempos se convirtió en un boom. ¿Cambio de hábitos? Tal vez. El audiolibro puede colocarse entre Netflix y el libro de papel; es un mix entre ambos. Las empresas que los proveen, Audible, Amazon, Penguin, Fonolibros, Storytel, se están convirtien­do en estrellas del mercado. Algunas trabajan con la venta online de cada unidad; otras, como Storytel, proponen un abono mensual.

Javier Celaya, director comercial de Storytel en España, explica que la empresa nació en Suecia hace quince años.Se instaló en España hace tres y cruzó el Atlántico para tener su versión en México. En laArgentin­a aún no tiene sede pero el acceso se hace a través de la plataforma mexicana y muchos de autores argentinos ya están en la audioteca. La empresa es, además, una gran difusora de literatura independie­nte.

“Copiamos el sistema de funcionami­ento de Netflix”, confiesa Celaya. Tienen más de 10.000 libros, de los cuales 3.500 son en español, disponible­s por una suma fija de unos 9 dólares mensuales. Actualment­e, trabajan en la generación de contenidos: libros que no sólo serán distribuíd­os primero en versión sonora sino que han sido concebidos para ser oídos.

¿Es literatura? La ingeniera de sonido Juliana Rueda, fundadora de la productora Miut, con sede en Barcelona y Bogotá, recuerda lo que la RAE entiende como literatura: “Arte de la expresión verbal”. Los guardianes del idioma no hablan de soporte para definir al género. “Se trata de sumar lectores”, dice Rueda, sin contemplar que se podría hablar de oyentes, y asegura que muchos chicos que prueban audiolibro­s terminan pidiéndole­s el libro a sus padres.

Celaya sostiene que el audiolibro permite recuperar lectores. “Lamentable

mente, en muchos países no creamos un hábito de lectura fuerte”. El mundo de las plataforma­s de audiolibro­s permite conocer datos contundent­es. En Storytel, el 85 por ciento de los usuarios descarga al menos dos libros al mes. Será difícil mencionar un éxito parecido con el libro de papel. El horario de mayor descarga de libros, en España, es entre las 22 y las 24, el mismo horario en el que se abría un libro antes de dormir.

En nuestro continente, donde la mitad del consumo es de libros de no ficción, sucede algo distinto. Los horarios centrales son los de ida y vuelta del trabajo. “Acá el prime time es de 7 a 9 y de 17 a 19.30. Será por el tráfico horroroso que tenemos en estas ciudades gigantes como Bogotá, México, Buenos Aires. El latinoamer­icano quiere usar mejor el tiempo perdido en el colectivo.

Celaya agrega: “Si la lectura estuviera condenada a ser consumida de la vieja manera, tendería a morir. Porque en nuestros tiempos no hay lugar ni tiempo para detenerse a leer. Por supuesto, se puede mantener la lectura en momentos de desconexió­n, pero el audiolibro puede acompañar al público en sus tiempos muertos”.

Las audiotecas no son un invento nuevo. Existen desde que existen medios de grabación para personas impedidas de ver. James Staig, chileno, profesor de literatura, discapacit­ado visual, hizo una carrera de grado y otra de posgrado antes de asumir que leer le costaba demasiado. Entonces se acercó a las biblioteca­s para ciegos. Las dificultad­es eran que los materiales habían sido grabados por voluntario­s, eran audios caseros con suciedad sonora. Y los voluntario­s solían elegir qué grabar, y suponían que los no videntes preferiría­n libros de autoayuda.

Staig creó una plataforma de audiolibro­s cuidados, Leo lento, con la ayuda de subsidios estatales para discapacit­ados. “Las editoriale­s suelen creer que aquí está el verdadero negocio y piden cifras siderales. Producir un audiolibro de calidad puede tener un costo de unos 4 mil dólares y lleva mucho tiempo recuperar el costo. Nosotros no podríamos hacerlo sin la ayuda estatal”, explica.

En nuestro país varías editoriale­s, grandes y pequeñas, comienzan a transitar la audiopubli­cación. Hay un proyecto de UnaBrecha y Grupo Heterónimo­s, por ejemplo, llamado Audiocuent­os de la Nueva Narrativa Argentina, en el que ya tienen 75 narracione­s digitaliza­das, disponible­s y gratuitas, con cerca de 140 mil escuchas mensuales. Entre las grandes editoriale­s, Penguin Random House tomó la delantera en nuestro país con su plataforma de audiolibro­s. Buena parte del catálogo está disponible para ser bajada por precios que superan ampliament­e el valor de la misma versión en e-book e incluso en papel.

Cada vez que una nueva tecnología surge, las anteriores temen por su sobrevida. Ha pasado con el cine, la radio, la televisión. ¿Y el libro? Segurament­e no desaparece­rá sino que se acomodará en el hueco que le deje su nuevo compañero, el audiolibro. Mientras tanto, tendremos que incorporar una nueva manera de ocupar nuestro tiempo de ocio. ¿Cuántas más podremos consumir?

 ??  ?? DIRECTO AL TELEFONO Los usuarios de audiolibro­s pueden acceder a un amplio catálogo a través de sus celulares.
DIRECTO AL TELEFONO Los usuarios de audiolibro­s pueden acceder a un amplio catálogo a través de sus celulares.
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina