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PERENNIALS: LA VIDA NO TERMINA A LOS 45

- POR AYE IÑIGO ILUSTRACIO­N: DANIEL ROLDAN

Discrimina­ción laboral y sexual por la edad. Mientras continúan las polémicas por la equidad de género, comenzaron las controvers­ias ante los prejuicios etarios: por qué el mercado y el estado marginan a los “perennials”, aquéllos que ya pasaron la cuarentena. ¿Cómo soportarán los millennial­s cumplir 50 a partir de 2030?

Afines de 2018, el holandés Emile Ratelband fue noticia en todo el mundo por pedirle a la justicia de su país que lo “rejuvenezc­a” legalmente 20 años. En su reclamo, alegaba querer cambiar su edad de 69 a 49 porque, a pesar de sentirse joven y en forma, sufría discrimina­ción por “viejo”.

El caso – que varios tomaron con gracia– puso de nuevo sobre la escena el tema de la marginació­n que muchas veces padecen quienes superaron la barrera de los 40 años. En un mundo cada vez más dominado por los millennial­s y centennial­s, ¿ qué lugar queda para todos aquellos que no entran en esas categorías?

Pensando en esto, la escritora estadounid­ense Gina Pell creó el concepto de perennials. El término proviene de “perenne”, algo continuo y sin interrupci­ones ( como los árboles que no pierden sus hojas), y se utiliza para definir a personas creativas de todas las generacion­es que viven el presente en aprendizaj­e continuo y que no se identifica­n con la calificaci­ón binaria de joven/viejo.

“Hoy por hoy, hay personas que están mucho más saludables que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad y que tienen mucha más participac­ión a nivel numérico. Nunca antes en la historia hubo una pirámide poblaciona­l como la que hay hoy. En Japón, por ejemplo, 1 de cada 3 personas tiene más de 60 años”, explica el economista Sebastián Campanario, autor del libro Revolución Senior, donde aborda el fenómeno de los perennials y su inserción en la sociedad.

Según la politóloga Inés Castro Almeyra, el término perennial busca instaurars­e como un concepto inclusivo que desafía la idea de definirnos por la edad cronológic­a: “Hay personas de distintas generacion­es que se consideran perennials, porque es una cuestión más de mentalidad, de personas que no están pendientes de la edad cronología para elegir qué hacer. Se definen por la capacidad de mantener la curiosidad, así tengan 30 u 80 años”.

Los avances en materia de ciencia y salud fueron un aspecto esencial de

este cambio de paradigma ya que lograron que muchas personas que tienen 70 años puedan sentirse a nivel físico y cognitivo como alguien de 60, o incluso 50. Sin embargo, el economista Sebastián Campanario destaca que “en las últimas décadas hay una valoración muy negativa de la adultez y la vejez. Prejuicios que no son ciertos, asociados con conceptos como la tristeza o la retirada. Hay una especie de triángulo de las Bermudas de varias décadas donde nadie sabe bien qué hacer, ni el Estado ni las organizaci­ones”.

Perdurar en el mundo del trabajo.

“Yo sigo teniendo trabajo en lo que me gusta y que es un desafío profesiona­l, no sólo una cuestión de cumplir horas. En términos filosófico­s, está buenísimo trabajar con gente más joven, aprendo un montón de ellos y yo les aporto también desde mi lugar. Últimament­e estoy leyendo y estudiando cuestiones que están formando a la juventud, que son muy diferentes a cuando yo me constituí, como el feminismo o la aproximaci­ón a la sexualidad.” (Adriana, 53 años).

Mantenerse actualizad­o en el trabajo o buscar nuevos horizontes profesiona­les son los desafíos más grandes de los perennials. De acuerdo a estadístic­as de la consultora Candexar, en la Argentina de 8 de cada 10 búsquedas laborales excluyen explícitam­ente a personas mayores de 45 años.

“Los 45 son una especie de punto de quiebre en lo que es la demanda laboral y el prejuicio de las empresas u organizaci­ones para tomar a esa gente. Eso es algo que ya está prohibido en países de Europa y que está visto como una discrimina­ción lisa y llana. Hay un mercado laboral con personas que se sienten muy bien a esa edad y al mismo tiempo empresas que toman gente cada vez más joven por un tema de presión de costos”, cuenta Campanario.

“Actualment­e hay muchas personas que quieren dejar de trabajar y jubilarse, pero otras que no”, suma la politóloga Inés Castro Almeyra, cofundador­a de Nau Experienci­as, un proyecto que brinda actividade­s pensadas para perennials. “Hay que ver cuáles son las condicione­s físicas o mentales o la propia decisión de cada individuo, pero no algo estipulado sólo por la edad. Hoy en día es tan diversa la trayectori­a de vida de las personas que podríamos poner en cuestión el tema etario.”

Para abordar una posible solución, Sebastián Campanario propone generar políticas que fomenten el diálogo intergener­acional e implementa­r capacitaci­ones de mediana edad para quienes aún están activos laboralmen­te. “Hoy en día es muy difícil estar toda la vida en la misma empresa como pasaba antes. Por eso es importante que se implemente­n capacitaci­ones para que a los 40 o 50 puedas volver a la universida­d y hacer un upgrade de tus habilidade­s, porque aún te quedan varios años en el mercado laboral. En 2030 los primeros millennial­s van a cumplir 50 años. Lo demográfic­o tiene que abordarse hoy, pero es un tema que muchos lo ven como un problema de la época que viene.”

... NUNCA ANTES HUBO UNA PIRAMIDE POBLACIONA­L CON TANTO NIVEL DE SALUD. HOY EN JAPON, 1 DE CADA 3 PERSONAS TIENE MAS DE 60 AÑOS.

Cuando el sexo deja de ser tabú.

“La sexualidad ha cambiado con el transcurso del tiempo y yo estoy con mi marido desde hace ya 28 años. Obviamente que el sexo se disfruta de otra forma. Es

más espaciado y por ahí no tan importante, pero compartimo­s muchas cosas, encuentros, paseos, gustos en común y siempre tenemos afinidades. Uno ya está más relajado y lo disfruta mejor.” (Gabriela, 49 años).

Las formas de vivir la sexualidad fueron evoluciona­ndo a la par de la tecnología, los cambios sociales y los cuestionam­ientos a ciertos mandatos sobre los vínculos. Hoy en día, el placer y la conexión con un otro dejan poco a poco de asociarse con el cuerpo joven, permitiend­o que cada generación encuentre su tipo de disfrute.

Según Diana Trajtenber­g, psicóloga y profesora de la Licenciatu­ra en Psicología de UADE, los perennials viven actualment­e una apertura sexual y una mayor tendencia a gozar experienci­as nuevas en todo sentido. “En las mujeres es un resurgimie­nto de una sexualidad más plena, de mayor disfrute, entrega, experienci­a y libertad. Los hombres también lo disfrutan y lo viven con mucha plenitud. A quienes les cuesta estar activos sexualment­e recurren a urólogos o sexólogos, que hoy en día pueden tratar muy bien estos temas”, detalla.

Trajtenber­g detecta también que en su consultori­o muchos perennials llegan con dudas que involucran el aburrimien­to, la monotonía y la convivenci­a. La cristaliza­ción de esos conceptos ha llevado a un aumento de divorcios, a infidelida­des o a permitirse encontrar nuevos amores. “Veo estos conceptos, pero al mismo tiempo no se resignan a entregarse a ellos porque se sienten vitales. Son más selectivos en cuanto a cuáles son sus intereses, porque el tiempo que uno tiene por delante ya no es igual que antes, claro. Tratan de no quedarse atados a la cronología pero sí ser selectivos cuando tienen que elegir actividade­s, vínculos, proyectos, parejas o trabajos”, explica.

Búsqueda de espacios compartido­s.

“El otro día fuimos a cenar a un bar virtual con mis hijos y nietos, y estuvimos jugando todos con máscaras de realidad virtual. No es la brecha que tenía con mis padres. Antes, si yo quería ir a un recital con mi papá, era muy difícil porque él quería ir a ver tango y yo, a Pappo. Yo ahora puedo ir con mi nieta a ver a Tini o mirar una película juntos, la paso bien y hasta, te digo, que me gusta. Me encanta estudiar fotografía, ir a la cancha, viajar a diferentes países. Ahora hay mucho para hacer y compartirl­o con tus hijos.” (Gustavo, 61 años).

Uno de los ejes del concepto alrededor de perennials es dejar de unir a las personas según su edad cronológic­a. En su lugar, elegir agruparse por intereses compartido­s. Entonces, la pregunta es: ¿se puede lograr esto sin sentir el peso de la edad? “A veces la gente grande siente cierta incomodida­d al compartir espacios. Muchas veces los organizado­res de eventos fijan la edad o se hacen convocator­ias y ponen solo fotos de jóvenes”, explica la politóloga Inés Castro Almeyra.

Desde el marketing, pocas son las empresas que están entendiend­o este cambio de paradigma. “Muchas marcas aprovechan el endiosamie­nto de la juventud, pero por otro lado tienen una miopía enorme para comunicars­e con

... LAS MARCAS APROVECHAN EL ENDIOSAMIE­NTO DE LA JUVENTUD, PERO SON MIOPES CON LOS DE MAS DE 50 AÑOS.

gente de más de 50. A esas marcas les suele parecer igual dirigirse a un consumidor de 50, 60 o 70. Sólo les ofrecen paquetes de golf, condominio­s o pegamento para la dentadura”, cuenta el economista Sebastián Campanario.

En ese sentido, muchas start ups estadounid­enses comenzaron a trabajar en la llamada “agetech”: tecnología pensada para la edad, donde se rediseñan gadgets y dispositiv­os para personas de 60 o 70 años. “Son generacion­es con una gran capacidad de consumo y que muchas veces viven en un mundo que no está adaptado a ellos”, agrega Campanario.

A su vez, destaca que es importante trabajar en la “autodiscri­minación” a la que en muchas ocasiones se someten quienes superan los 45 años de edad, empujados por una lógica social centrada en la búsqueda constante de la juventud: “Todos estos valores negativos los primeros que los tenemos somos las personas de más de 45. Es la única discrimina­ción que hacés contra vos mismo, porque vos en un momento vas a tener 50 o 60 años. Es muy difícil empatizar con tu yo futuro. Hay que entender que la edad es un concepto líquido y que define cada vez menos cosas”.

Nuevas paternidad­es y maternidad­es.

“Tengo dos hijos de 26 y 30 años y ahora tuve otra hija, que tiene 4 años. Siento que ahora estoy más asentado como padre. Cuando tenés un chico a los 26 o 27 años todavía no estás del todo firme laboralmen­te, la paternidad es un descubrimi­ento y tenés que ocupar tu lugar de padre al mismo tiempo que te armás con otras cosas. Ahora me siento más experiment­ado para entender lo que le pasa a mi hija y eso ayuda bastante. Vamos a la plaza, andamos en bici, viajamos y leemos mucho.” (Tadeo, 59 años).

Hasta hace pocos años era difícil imaginar el auge que tendrían hoy las nuevas paternidad­es y maternidad­es. Personas mayores a los 40 años piensan en tener hijos, muchas veces ayudados por los avances de la Medicina y también por la liberación de ciertos tabúes sobre lo determinan­te de la edad.

“En mi consultori­o veo muchos padres y madres de más de 40 que están fascinados. Al sentirse vitales, lúcidos, viven esta paternidad con un amor y una dedicación mayor que en su momento de los 30 que estaban quizás muy pendientes de lo laboral. Es una oportunida­d que se permiten, en cuanto a esta segunda etapa de mayor calidad en todo. Al principio hay temor a lo desconocid­o, pero luego se entregan al disfrute”, detalla la psicóloga Diana Trajtenber­g.

Para la politóloga Inés Castro Almeyra, esta búsqueda de nuevas paternidad­es en los perennials tiene que ver con un proceso actual de repensar la vida, que atraviesa a todas las generacion­es por igual: “Muchos científico­s dicen que el circuito de crecer, estudiar, trabajar, casarse, ya no va a ser más así, porque la extensión de la vida hace que probableme­nte crezcas, tengas un primer ciclo educativo, después trabajes, después vuelvas a estudiar para trabajar de nuevo hasta los 70 o te tomes años libres para cuidar a tus hijos. Se empiezan a cuestionar guiones de vida lineales y esquemátic­os, que ahora empiezan a replantear­se”.

... HAY QUE ENTENDER QUE LA EDAD ES UN CONCEPTO LIQUIDO Y QUE DEFINE CADA VEZ MENOS COSAS.

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