LUNA GARZÓN -
Salir adelante.
Carolina Scorofitz Garzón creció en el taller de su casa entre alambres, mostacillas y argollas. Fue a fines de los 60 cuando por necesidad su madre decidió fundar la marca de accesorios Luna Garzón, que alcanzó a tener alrededor de cincuenta empleados. Tras vaivenes propios de un país incierto, en 1989 la empresa se fundió. Carolina apenas pisaba los veinte cuando se puso al mando del emprendimiento de su madre, quien había quedado muy movilizada luego de la quiebra.
“Siempre del horror nace una flor”, expresa con entusiasmo. Y si bien la pandemia la tomó por sorpresa, su carácter resiliente la impulsó a lanzar una línea de cubrebocas en tonos metalizados, además de una cápsula especial de remerones, camisas y sombreros. Durante los días de confinamiento las clientas se topaban en su Instagram con el rostro despejado y sonriente de una mujer que invitaba a ponerse linda para una reunión por Zoom o simplemente para estar en casa. “Nadie sabía quién era la cara de la marca hasta que me vieron con el pelo teñido por mí misma y las uñas lastimadas de andar en el taller. Igual a las que estaban del otro lado”, cuenta Garzón.
Luna Garzón es una empresa formada y dirigida por mujeres desde hace más de 50 años. En esta colección predominan cadenas, candados y llaves para representar la tendencia que comienza Elsa Schiaparelli en París. Esta se relaciona con la idea de ser dueñas de nuestras propias llaves porque creo que no hay nada más horroroso que una mujer bajo candado.