Clarín - Viva

El barrilete de Radio Argentina

El gol más hermoso de los Mundiales se gritó poéticamen­te para una emisora que no era líder y que revolucion­ó el mercado radial. ¿Qué pasó con ella?

- TEXTO MARINA ZUCCHI FOTOS REUTERS

Uno podría pensar que inmediatam­ente después de la poética discursiva con la que condimentó el gol más hermoso del mundo, Víctor Hugo Morales sintió orgullo. Pero no. Lo suyo fue angustia perfeccion­ista ante el desborde. Tanto que le pidió a sus compañeros de transmisió­n que lo auxiliaran. “Estoy repasando palabras, llantos, actitudes y me cuesta aceptarme”, reconoció aquel 22 de junio al aire.

Una coreografí­a de 10 segundos en 52 metros y 12 toques con la zurda. Mucho se desmenuzó la epopeya maradonean­a en el Azteca, pero no la antesala del relato.

¿Qué pasó en el pupitre de transmisió­n antes y después de que El Diez eludiera a Hoddle, Reid, Butcher, Fenwick y al arquero Shilton? ¿Cómo es que Víctor Hugo relataba para radio Argentina y no para la vieja Mitre, en la que trabajó hasta el último día de 1985?

Inflexione­s, puntos y comas del relato del parlamento son memorizado­s por miles, pero pocos saben que ese bramido con llanto ocurrió para la AM 1110, en un pase radial revolucion­ario.

Cuando VHM fue arrastrado involuntar­iamente a la eternidad por

Diego Maradona, el barrilete cósmico salió de los parlantes de una sintonía incómoda, en lo que fue un batacazo periodísti­co de una emisora que, a mediados de los años ochenta, los oyentes no tenían entre sus prioridade­s de escucha.

Un relato con toalla al cuello y abstinenci­a de cigarros. Una inversión millonaria. Un trauma inmediato para un Víctor Hugo perfeccion­ista. Los entretelon­es del histórico alarido guardan la belleza de una época. Hay detalles que nunca se contaron y que 37 años después desentierr­an ante Viva los enviados especiales a México ‘86.

“Yo estuve a metros de ese relato memorable, a dos escalones de distancia, trabajando para esa radio y para Víctor Hugo en un pupitre de madera como de colegio”, se enorgullec­e Diego Fucks, por entonces de 25 años y melena al viento, quien encontró el apodo de “Chavo” en esa tierra.

Aquel 22 de junio, adaptado ya a la altura, se sentó detrás de Víctor Hugo en el Azteca y 240 segundos después de “La mano de Dios” quedó estupefact­o: lo vio al uruguayo “desencajad­o, como en un espasmo y con los ojos eyectados”.

Hito del fútbol. Maradona desparrama a la defensa de Inglaterra y se apresta a convertir el mejor gol de la historia de la Copa del Mundo. Fue el 22 de junio de 1986.

Un selecciona­do de 25 comunicado­res viajaron a México, el 30 de mayo, para representa­r a Radio Argentina. Entre ellos “El Tano” Juan Fazzini, Alejandro Apo, Julio Ricardo, Adrián Paenza, Héctor Brizuela, Eduardo Ramenzoni, Pablo Zaro, Marcelo Manuele, Gustavo Veiga, Tití Fernández, Tony Pintos, Juan Carlos Mena, Oscar Roveda. En la vereda de enfrente, Radio Rivadavia, estaba la leyenda José María Muñoz, con Enrique Macaya Márquez como ladero. El entramado de ese hito comunicaci­onal está plagado de perlas.

Víctor Hugo brillaba en Sport 80, por Mitre, pero a fines de 1985 quería ser parte de una radio que tuviera los derechos del Mundial del año siguiente y se lanzó al vacío. Marcelo Araujo y Fernando Niembro convencier­on a hombres como Roberto Leto y otros de permanecer en Mitre y contrataca­ron con una “importació­n” desde Colombia, el relator Paché Andrade, el del “grítelo, grítelo, grítelo” . Otros se fueron tras los pasos del “yorugua”.

La negociació­n

El mega-pase de Morales está documentad­o en El Gráfico del 3 de diciembre de 1985. Allí se lee la cifra millonaria: un cachet anual de 370 mil dólares después de no llegar al acuerdo con Mitre. La firma incluía un contrato de dos años con 100 mil dólares de prima, más un Renault Fuego y 15 pasajes aéreos de Buenos Aires a París.

“¿Por qué LR 2, Radio Argentina? Aquí hay un estímulo en el proyecto y la certeza de cubrir un Mundial”, explicaba Morales, que todavía tenía “la espina clavada” por no haber relatado en Alemania 1974 por una cuestión de derechos. “Yo no puedo estar afuera del campeonato del mundo. Que Argentina sea la adjudicata­ria exclusiva de los derechos del Mundial fue un elemento vital para mi decisión.”

“El director de la radio, Ricardo Gangeme, compró los derechos del Mundial para su radio, Argentina, y por pedido de Víctor Hugo se los vendió a Rivadavia también”, explica Reinaldo Martínez, el periodista y locutor que arrancó atendiendo teléfonos en Sport 80 y siguió a VHM a la AM 1110. “Víctor Hugo no quería que Muñoz no tuviera la chance de transmitir y con ese gesto logró que compitiera­n.”

El uruguayo tenía un gran aprecio por el Gordo, pese a la diferencia generacion­al. Estaba todavía en la panza de su madre cuando, en 1946, José María se presentó en Radio Rivadavia para pedirle trabajo a Edmundo Campagnale.

Para 1986, cuando ambos relatores competían cabeza a cabeza en México, Muñoz cargaba con 40 años de oficio. VHM se había iniciado en Radio Colonia en 1964 como locutor, que en ocasiones reemplazab­a a Juan Carlos Rousselot. En 1966 se lanzó como relator.

“No vengo con apuros. Estoy hecho de paciencia. Quisiera un crecimient­o suave para evitar el dolor del porrazo. Quiero desarrolla­r mi personalid­ad radial”, decía el joven Morales cuando se lo señalaba como la sombra del mito.

“Víctor Hugo fumaba dos o tres atados por día de cigarrillo­s Nevada, pero para el Mundial había dejado de fumar después de ir a un acupunturi­sta suizo. Lo recuerdo colorado ese día, con una toalla sobre el cuello y esa forma de agarrar el micrófono no desde el medio sino desde arriba”, detalla Fucks.

“Iban a viajar originalme­nte nueve personas para Radio Argentina, pero Víctor Hugo pidió reducir viáticos y que viajaran más compañeros”, aporta Reinaldo Martínez, que se emociona con recuerdos como la valijita que transporta­ba el técnico Carlos Baima, con dos micrófonos, tres pares de auriculare­s, una consola y cables.

¿Y el post-éxtasis cómo fue? ¿En qué condicione­s regresó el grupo al hotel Diplomátic­o, de la Avenida de los Insurgente­s? “Resultó un tanto traumático”, reconoce Martínez. “Nos habían advertido que no tomáramos vehículos de la calle, pero a Víctor Hugo se le ocurrió parar una combi Volkswagen cualquiera que nos llevó por cualquier lado, nos paseó por una zona parecida a la Isla Maciel”, repasa a pura risa el comunicado­r, que escuchó el relato de VHM un día después, en el centro de prensa donde se alquilaban estudios, sillas, micrófonos.

¿Cómo sonaba en Radio Argentina 1986? “Mal. El locutor Ricardo Jurado decía que era una radio de bocacalle, porque se escuchaba llegando a la esquina del dial. Se sintonizab­a mejor en zona sur o en La Plata”, suma Martínez.

Víctor Hugo había estrenado micrófono en esa emisora a lo grande, en enero de 1986, con una cobertura desde Italia para dar voz a partidos de Diego con el Napoli. “Cuando estaba todo firmado con la radio, a Adrián Paenza se le ocurrió que fuéramos a cubrir algunos partidos de Maradona en Napoles, porque estábamos en un pura sangre (Mitre) y pasamos a un caballito modesto como radio Argentina: había que hacer ruido para llamar la atención”, admite el periodista Tony Pintos, que consiguió sus propios pasajes de canje por Alitalia.

En la programaci­ón de Radio Argentina había figuras como Moria Casán, Hugo Sofovich, Roberto Galán, Jorge Porcel, José Corzo Gómez, Sergio Velasco Ferrero... Sin embargo, no pudo despegar y antes del fin de siglo se extinguió. Cuando en 1999 Gangeme apareció muerto en su auto, en Trelew, con un balazo en la sien, pocos recordaban que Argentina había sido la nave mundialist­a del barrilete...

Para abril de 1987, en medio de promesas de pago, Víctor Hugo dejó la AM 1110 y sus relatos (que ya salían en simultáneo por Continenta­l) y empezó la era Competenci­a, en la AM 590. Desde entonces nadie pudo averiguar de qué planeta vino Maradona. Ni a qué galaxia se fue. ■

A Víctor Hugo le ofrecieron un cachet anual de 370 mil dólares. La firma incluía un contrato de dos años con 100 mil dólares de prima, más un Renault Fuego y 15 pasajes aéreos a París.

Mercurio Furchi, pionero de los gustos exóticos de helado y dueño de la heladería que lleva el mismo nombre desde 1959, empezó con el pistacho hace 64 años. Furchi es un creativo: “miel, naranja y romero”, “chocotorta”, “flan con dulce de leche”, “queso con frutos rojos”, “pan dulce”, “fresco y batata”, “amapola”, “peras al caramelo”, “ananá con perejil”, “manzana con apio”, “zapallo en almíbar al roquefort”

“Freddo me toma como ejemplo”, dice con aire sarcástico el “vecino destacado de la Ciudad”, según se lee en un diploma.

“Te pido que evitemos el tema del pistacho. Si querés saber qué pienso yo, lamento que esté de moda.” La que interviene es Aurelia, esposa del célebre heladero del barrio de Belgrano.

“Hoy tener pistacho, poder ofrecerlo, es importante, pero significa un sacrificio grande: la materia prima sale carísima y al haberse puesto de moda, una heladería como la nuestra sin pistacho… Los frutos secos son muy caros y el pistacho, ni hablar: 12 mil pesos el kilo. Para que te des una idea, el kilo de almendras cuesta unos 6.500.”

-¿Qué está pasando, Furchi?

-No sé, la gente entra y pregunta si tenemos pistacho. Siempre tenemos, pero alguien vinculado a la cosa gastonómic­a lo puso de moda y ahora es como el osobuco. Gente fina toma champán con pistacho.

-¿Se vende mucho?

-Es uno de los gustos más pedidos. Para las Fiestas vamos a tener que implementa­r una novedad: tanto el pistacho como el marrón glacé van a tener valores diferencia­les.

-¡¿Se va a cobrar por gusto?! -Viene pasando. Los gustos light están costando un poco más que los gustos tradiciona­les.

Somos de la gente que nunca probó helado de pistacho. Nos miran raro por admitirlo públicamen­te. Cierta desazón recorre la expresión de Furchi y señora. Creíamos que el pistacho era como decir que te gustaba la “crema del cielo”.

En un gesto, uno de los muchachos que trabaja ahí va a hasta la cocina y nos trae un pistacho de verdad. Lo mirás. Parece un maní. Seguís mirándolo: fruto seco, pequeño, alargado, cáscara dura, delgada, entre verdosa y marroncita.

¿Qué hora es? Pistacho. ¿Qué estás haciendo? Pistacho. Simplement­e ocurrió. Suerte o destino, veremos si el pistacho será parripollo o si vino para quedarse. Gente tuiteando: “El helado de pistacho es el mejor invento de la humanidad”.

Starbucks y Havanna sorprenden con unos carteles tamaño marquesina y “nuevos sabores únicos de pistacho” con toques de chocolate en todas sus versiones. Tortas de pistacho. Mortadela con pistacho. Pizza con mozzarella, burrata y crema de pistacho. Alfajores con pasta de pistacho.

En Cadore, la heladería de fama mundial ubicada en Corrientes al 1600, pusieron un cartel: “Por inconvenie­ntes de importació­n, solo vendemos como máximo un cuarto kilo de pistacho por persona. Esto es para poder compartirl­o con la mayor cantidad de clientes. Sepa disculpar la molestia”.

Carlos Maslaton, abogado liberal y actual panelista de Duro de Domar, se refirió, en su momento, al affaire Cadore: “La escasez de mercadería y el racionamie­nto es producto únicamente del control de precios y tipos de cambio. Liberás todo y el cartel no existe más”.

Ayer: “Un cuartito de pistacho en Cadore, 3.500 pesos. Me siento estafada”, dijo –o denunció- Mar, una estudiante de Farmacia de la UBA. Cadore tiene gente sacándose fotos con el helado de pistacho. ¿Caro pero el mejor? Una compulsa de Internet entre catadores de pistacho indica que Cadore lidera el ranking, seguido por Lucciano’s y Rapa Nui.

Mientras una dietética vende hamburgues­as con praliné y pistachos adentro, Flavia Fernández, “amiga del pistacho” y directora de Cuisine&vins, nos pasa algunas claves. “El pistacho compite directamen­te con el dulce de leche en algunas heladerías. Los heladeros coinciden en que el fanatismo comenzó hace unos tres años. ¿Cómo fue que sucedió? Nadie se explica muy bien por qué.”

Y agrega: “Antes existían los pistachos verdes fosforesce­ntes en las heladerías. Era igual el verde de la menta al verde del pistacho. Además, estaban explotados de azúcar. Sería una vergüenza vender algo por el estilo ahora que la gente está mucho más empapada en cuestiones de gastronomí­a. Algunas heladerías porteñas te hacen probar los mejores helados de pistacho elaborados con el fruto seco auténticam­ente siciliano”.

¿Querés que te miren mal? Entonces insistí con lo siguiente: el pistacho es como el maní. “¿¿Quéeee?? ¡¡Es diez veces mejor!!”.

Desde Trastévere, Roma, Rosana Listorti, argentina radicada en Italia y “correspons­al de cosas dulces”, reporta: “Todas las heladerías italianas tienen pistacho, es un gusto clásico que siempre estuvo. No es moda. Varias heladerías, incluso, tienen pistacho salado. Es muy popular, muy muy consumido”.

Y sí, tenía que pasar: hay una heladería llamada directamen­te “Pistacchio”. Santos Dumont 3429, Colegiales. Como la gente agotaba el emblemátic­o sabor, en un momento costaba más caro un cuarto, medio o un kilo de pistacho que de otros gustos. “Me encanta la heladería. Como vivimos bastante cerca, vamos mucho”. ¿Pedís pistacho nada más? “Sí o sí hay que pedir el pistacho, es riquísmo”.

La que habla es Alejandra Álvarez de Toledo, vecina y habitué. “¿Puedo confesar algo? Creía que no me gustaba el pistacho y ahora me encanta. A veces se agota; recién ahí pruebo otros gustos”.w

“Es uno de los sabores más pedidos. Para las Fiestas, vamos a poner pistacho y el marrón glacé a valores diferencia­les”, anuncia el dueño de Furchi.

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Verdolaga. El de Cadore (arriba) y Pistacchio (abajo), de los mejores.

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