Parrilla de alto vuelo
Un restaurante caracterizado por una materia prima de altísima calidad asada a la perfección.
Esta parrilla abrió sus puertas en 1995, apostando a las carnes premium, al desarrollo del turismo en el país y a la expansión de Puerto Madero. Sus dueños sabían lo que estaban haciendo. Armaron un local imponente, con vista al río, que puede recibir a 300 comensales plácidamente sentados en sillas de hierro, madera y cuero. Son los materiales utilizados para la ambientación “argentina” del local, a los que se suman los ladrillos de las paredes.
La gran parrilla a la vista es alimentada por carnes de novillos pesados (entre 500 y 550 kg), de genética seleccionada Hereford y Angus, procedentes de una cabaña propia de jerarquía. Los cortes disponibles (con 21 días de maduración) se presentan en bandeja, a la vista del cliente. El cubierto de bienvenida es una tentación. Panes artesanales, pan de queso, pepinillos en vinagre, ensaladita caprese, salmón rosado en escabeche, dips del día, sutiles y sabrosos.
El tartare de lomo, fresquísimo y condimentado a la perfección sale en compañía de un helado de mostaza aterciopelado y la dulzura de las cebollas moradas caramelizadas.
El asado especial es un imponente costillar de 6 huesos grandes presentado a la mesa. El cliente indica al camarero la cantidad deseada. La carne ofrece sabor profundo y terneza emocionante. Vale la pena acompañar con papas trufadas servidas en cono, con champiñones frescos y parmesano.
El hamburger de Wagyu es impactante. Un suculento medallón de 250 gramos fusionado con pan suave, rúcula fresca y “picante”, queso gruyere y salsa bearnesa. Acompañar con impecables papas soufflé.
Cava con 600 etiquetas. Balcón terraza de grandes dimensiones. ■