Clarín - Viva

Un pequeño y lujoso paraíso

Poco conocida y orientada a ganar viajeros en el segmento de lujo exótico, la isla de Anguila está en el Caribe y se destaca por sus playas y tranquilid­ad. Paseos, cultura y gastronomí­a.

- TEXTO FLAVIA TOMAELLO

Anguila (o Anguilla, en inglés) despierta y se va posicionan­do como nuevo destino de lujo exótico en el Caribe.

Pocos saben dónde queda. Pese a eso, las estadístic­as internacio­nales localizan a algunas de las 33 playas de la isla entre las mejores del mundo. Shoal Bay, por ejemplo, es la más famosas, incluso en todo el Caribe. Bahía de Meads se encuentra en Long Bay Village, y una caminata de 15 minutos lleva de un extremo al otro de la playa.

Territorio británico de ultramar en el mar Caribe, próximo a las Islas Vírgenes Británicas, la isla tiene 91 kilómetros cuadrados y 15.000 habitantes. Su nombre se pronuncia An-gwi-lla.

Una vez allí, se siente una armónica simbiosis entre la bohemia relajada de Jamaica y la tradiciona­l experienci­a fuera de rango de su vecina más cercana, St. Martin.

A base de coral y piedra caliza, parece una ballena flotando en el mar cálido. Toda su costa está repleta de pequeñas caletas guarecidas por rocas emergentes que abrazan la arena blanca y un mar turquesa.

Con sabiduría, se ha mantenido lejos de los cruceros multitudin­arios y los itinerario­s de turismo masivo. El ferry público desde Marigot, en St. Martin, demora 20 minutos en llegar y cuesta US$ 20 por persona. Basta para darse cuenta de que Anguila se siente como otro mundo. Es tranquila, pero alegre.

Lo básico para planificar una visita. ¿Época? Lo mejor es llegar entre fines de noviembre y principios de mayo, cuando el clima es perfecto, mucho sol y menos humedad que en otras momentos. Sin embargo, los hoteles ofrecen precios más bajos y promocione­s tentadoras de junio a septiembre. Para llegar hay que volar a St. Maarten/martin y frente al aeropuerto (lado holandés de la isla) se puede tomar una lancha de compañías privadas. También está la opción ya mencionada de cruzar desde Marigot, en el lado francés.

Alquilar vehículo para recorrerlo todo es una opción económica y segura. Todo es accesible, especialme­nte si se opta por un Moke, un antiguo descapotab­le de origen inglés, un clásico del Caribe.

Más allá de las playas

La naturaleza serena y diversa invita a la vida deportiva. El snorkeling es una actividad popular porque la visibilida­d del agua es excelente. Como si faltara algo: un galeón español se refugia hundido en la costa. Anguila cuenta, además, con siete parques submarinos que protegen arrecifes de coral.

En Crocus Bay se puede visitar Lloyd’s Guest House, el hotel más antiguo que sigue funcionand­o. Su restaurant­e Da’vida es mítico por sus cangrejos de caparazón blando en panko y tartar de atún con mango y cebollas.

The Valley es una capital con arquitectu­ra colonial. Su edificio más antiguo es Wallblake House, construido por esclavos de una antigua plantación de azúcar y algodón en 1787. Allí se ofrecen visitas guiadas para conocer la cisterna, las dependenci­as de trabajo y la panadería.

Tradición, historia y carnaval

El carnaval de Anguila se celebra en agosto. Es el momento en que los lugareños fabrican barcos de madera para competir entre ellos en el mar. También hay desfiles y fuegos artificial­es distribuid­os por toda la costa. Imperdible: el ponche de ron.

Vale la pena pasar por Heritage Collection (East End Village 2640), parte de Colville Petty, un pequeño espacio que reúne fotografía­s históricas y fragmentos de cerámica y herramient­as de piedra que se conservan de la civilizaci­ón arahuaca que habitó la isla alrededor del 2000 ac. Por otro lado, en Fountain Cave (Shoal Bay, 2640) y Big Spring en Island Harbour se preservan cientos de petroglifo­s (de entre los siglos VI y XV).

Durante muchos años la recolecció­n de sal fue una de las industrias más importante­s de Anguila. Y aunque ya no lo es, existen tours para hacer una pequeña colecta personal siguiendo las tradicione­s locales. Es una de las experienci­as ancestrale­s más auténticas.

Para quien busque productos locales, en Route 1, 2640 está la galería de Courtney Devonish, uno de los artistas más conocidos de la isla. Productos locales hechos a mano.

Comer, beber, dormir

Linda y Charles Hickox vislumbrar­on su futuro en Anguila en un viaje en barco en 1984. La pareja regresó a Maundays Bay con el arquitecto Oscar Farmer para construir un restaurant­e, al que bautizaron Pimms. Finalmente se transformó en Cap Juluca, la leyenda más lujosa, elegida por estrellas como Harry Styles y Liam Neeson. Da la sensación de un escondite dentro de otro, con sus villas con salida a la playa que, aunque pública, parece privada. Sus restaurant­es, el original Pimms sobre un acantilado y con el agua salpicando suavemente las mesas, y Cip’s, la propuesta italiana en medio de una selva de playa, son las mejores opciones de la isla y lideran la cocina del Caribe. Imperdible el lobby al aire libre.

Antes de ir a dormir, visitar a Bankie Banx, la estrella reggae apodado el “Bob Dylan de Anguila”. Es propietari­o del bar Dune Preserve, epicentro de reunión preferido por los locales, frente a una caleta.

En Sandy Ground, al noroeste, se puede optar por comer en Sandbar y en el pintoresco Elvis’ Beach Bar, montado sobre un barco de madera y famoso por su estilizada comida mexicana. ■

La isla de Anguila cuenta con 33 playas, muchas de las cuales figuran en los rankings de las mejores del mundo. Todas son públicas y, en general, suelen ser calmas y con suaves bancos de arena.

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OFICINA DE TURISMO DE ANGUILA
 ?? OFICINA DE TURISMO DE ANGUILA ?? Para enamorarse.
En el mar Caribe, Anguila se destaca por sus playas y su propuesta de vacaciones con una importante cuota de calma.
OFICINA DE TURISMO DE ANGUILA Para enamorarse. En el mar Caribe, Anguila se destaca por sus playas y su propuesta de vacaciones con una importante cuota de calma.

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