Pingüinos Vivir y luchar contra el cambio climático
En la Antártida, estos animales están amenazados por el calentamiento global. ¿Se puede hacer algo para protegerlos? Las reflexiones de un experto mundial.
Como los humanos, los pingüinos también son gregarios. Viven en colonias donde construyen sus nidos, ponen sus huevos y crían a sus pichones hasta que logran independizarse y alimentarse por sí mismos. Y después les queda el nido vacío. Igual que a las personas.
A las 18 especies que existen en la actualidad se las puede encontrar en Sudamérica, Antártida, Nueva Zelanda y Australia. Son aves (que no vuelan) adaptadas a la vida marina y, gracias al uso de su imagen para dibujos animados en pantallas chicas y grandes, son extremadamente populares.
Tal vez por eso impacta tanto saber que, con el calentamiento global, los que viven en el continente blanco, lo pueden pasar muy mal. “La situación de los pingüinos en la Antártida es preocupante debido a las múltiples consecuencias directas e indirectas del cambio climático. Estos impactos varían entre las diferentes especies, pero algunos de los efectos generales incluyen, por ejemplo, la pérdida de hábitat”, le cuenta a Viva Pablo García Borboroglu, el biólogo argentino que más sabe sobre estos animales. Y también uno de los que más los protege. Multipremiado, en 2009 fundó la Global Penguin Society (GPS) y en 2023 ganó el Indianapolis Prize, el principal reconocimiento mundial a la conservación de animales, considerado el Nobel en ese rubro.
Paraíso de hielo
En noviembre pasado, António Guterres, el secretario general de la ONU visitó la Antártida para ver las consecuencias del derretimiento de los hielos. Recorrió varios glaciares y visitó la Base de la Fuerza Aérea Eduardo Frei de Chile, en la Isla Rey Jorge. Esperaba encontrar una postal del cambio climático, pero se encontró con una imagen superadora: decenas de pingüinos que rodeaban a su comitiva y los seguían día a día.
Así, los expertos pudieron observar de primera mano cómo esos animales tienen amenazada su supervivencia por lo que mencionó el experto García Borboroglu: la pérdida de hábitat.
“El calentamiento global está provocando alteraciones en los patrones de formación y derretimiento del hielo. Eso afecta la disponibilidad y calidad del hábitat que los pingüinos utilizan para reproducirse y alimentarse. Sus diferentes etapas de ciclos reproductivos se han sincronizado con los ciclos ambientales a través de miles y millones de años. Pero la velocidad de los cambios actuales hace que estos animales no puedan adaptarse a un ritmo tan alto. Entonces, entre diversos efectos, las condiciones climáticas cambiantes pueden desencadenar desajustes en los tiempos de reproducción, lo que lleva a una menor tasa de supervivencia de las crías”, detalla el biólogo.
Esas alteraciones ya fueron demostradas por investigaciones: “Un estudio reciente que realizamos muestra que la tasa evolutiva en los pingüinos, entendida como la velocidad de adaptación de una especie, es la más baja entre todas las aves actuales. Esa baja tasa evolutiva, es decir, su lento ritmo de cambios genéticos y adaptaciones a lo largo del tiempo, puede traer varios problemas, especialmente en el contexto del rápido cambio ambiental actual”, agrega.
Orígenes
Las 18 especies actuales, todas especializadas en el buceo para conseguir sus alimentos, surgieron entre 10 y 40 millones de años atrás a partir de un ancestro que sí era un ave voladora. “Los registros muestran que el fósil más antiguo data de más de 55 millones de años”, señala García Borboroglu.
El tamaño de estos animales puede ser muy variable. El pingüino azul de Australia y Nueva Zelanda, llega apenas a los 30 centímetros de altura y a 1 kilogramo de peso. Por esas características, puede bucear a poca profundidad. En cambio, el emperador, uno de los que vive en la Antártida, puede alcanzar 1,40 metro de altura y 40 kilos. Y es capaz de algunas proezas: llega a sumergirse hasta 500 metros de profundidad y puede permanecer sin respirar por 23 minutos.
Las distintas especies viven en ambientes muy diversos. Sus poblaciones están desde las Islas Galápagos hasta la Antártida, y ocupan islas y continentes a lo largo del hemisferio sur. Sus nidos se adaptan a las diferentes geografías. Pueden ubicarse en desiertos, bosques, sobre hielo o roca, bajo los arbustos y también dentro de túneles de lava volcánica solidificada e incluso bajo tierra, en nidificaciones construidas por ellos mismos.
Por lo que se conoce de su historia de vida, los pingüinos, al igual que la mayoría de las aves marinas, disponen de pocas maneras de sobrevivir y reproducirse exitosapidamente en un ambiente oceánico cambiante. Por eso, las principales estrategias evolutivas de la especie incluyen “la monogamia, el cuidado biparental, la madurez sexual retardada, la longevidad y una relativa flexibilidad en la fenología (los fenómenos biológicos) reproductiva para adaptarse a la impredecible disponibilidad de alimento”, dice García Borboroglu.
Pese a que algunas especies de pingüinos viven en áreas remotas del planeta, las actividades humanas impactan desde hace años sobre sus poblaciones. Por ejemplo, en el pasado, los primeros exploradores de la Patagonia y la Antártida, se alimentaron de adultos, pichones o huevos de estos animales para sobrevivir. Otros también los mataron para vender su aceite.
Hoy están en un estado de conservación particularmente frágil. De las 18 especies, 11 están consideradas como amenazadas o vulnerables por la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por su sigla en inglés) y 14 especies fueron elevadas a una categoría más severa de conservación en las últimas décadas.
“Entre los principales riesgos para su conservación se encuentran el cambio climático, la contaminación marina, el mal manejo de las pesqueras comerciales, la degradación de su hábitat de reproducción, la introducción de depredadores y el disturbio humano”, enumera García Borboroglu.
“Debido a su lenta evolución, los pingüinos pueden no adaptarse rámente a los cambios ambientales significativos causados por el cambio climático, como el aumento de temperaturas, pérdida de hábitat de hielo marino y las modificaciones en las cadenas alimenticias marinas. Los pingüinos han evolucionado para vivir en condiciones específicas. Los cambios en su hábitat, como la destrucción de áreas de anidación o la alteración de las rutas migratorias debido a actividades humanas, pueden tener impactos severos”, puntualiza.
Según el experto, el aumento de eventos climáticos extremos como tormentas más intensas y frecuentes, también pueden destruir sus nidos y afectar la supervivencia de polluelos y adultos.
Cómo protegerlos
“En cuanto a las medidas de protección, es crucial abordar el cambio climático a nivel global mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, la implementación de áreas marinas protegidas en la Antártida puede ayudar a preservar ecosistemas esenciales para los pingüinos”, sostiene García Borboroglu.
El experto insiste en que es importante apoyar la investigación científica y los programas de monitoreo para adaptar las medidas de conservación: “Reducir la presión de las actividades humanas les otorga a las distintas especies mayor resiliencia y capacidad para resistir los efectos. La acción combinada de gobiernos, organizaciones de conservación, comunidades científicas y el público en general es fundamental para asegurar un futuro más sostenible para los pingüinos en la Antártida”.
En medio de los hielos, hay un pingüino que tiene más capacidad para adaptarse. Es el Papúa o gentoo, que puede alimentarse de una amplia variedad de presas marinas, lo que les da una ventaja cuando sus preferidas se vuelven menos disponibles debido a las modificaciones en el ecosistema marino causadas por el cambio climático.
“Estos pingüinos también pueden anidar en una variedad de hábitats y no dependen exclusivamente del hielo marino para reproducirse, a diferencia de otros, como el pingüino emperador o el Adelia. Esto los hace menos vulnerables a la pérdida de hielo marino. Además, han podido expandir su rango geográfico, colonizando áreas que anteriormente eran poco adecuadas para ellos”, detalla el biólogo.
Sin embargo, pese a que podrían ser señalados como “ganadores” en el contexto de la lucha contra el calentamiento, la amenaza continúa siendo significativa para los ecosistemas marinos y todas las especies que dependen de ellos, incluidos los pingüinos gentoo.
“El éxito de esta especie es relativo y no disminuye la urgencia que estamos enfrentando en este momento: abordar el cambio climático y proteger los ambientes marinos”, finaliza el experto.w
Entre los principales problemas que enfrentan los pingüinos, además de los efectos del cambio climático, están la contaminación marina y el mal manejo de las pesqueras comerciales.