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El rey de las tijeras y un hermano enfermo de celos

Mauricio Leal. Era el peluquero más famoso de Colombia, pero su futuro dorado se truncó con un doble crimen impactante. La historia del caso llegó a Netflix.

- TEXTO ANDY LUCARNO FOTO: AGENCIAS

Le caía mal la grafía de su propio nombre: “En la cédula es con ye, pero yo prefiero escribirlo con jota”. Y Yhonier, de golpe, pasó a ser Jhonier. Su madre, Marleny Hernández, nunca lo prefirió y acaso Jhonier (también los diarios colombiano­s lo identifica­n así, con jota inicial) sentía el enroque de una letra como un acto de (inútil) rebeldía en la trama familiar, salpicada por un espeluznan­te doble asesinato.

El hermano menor de Jhonier era Mauricio Leal, un estilista de fama imparable. Hombre de éxito rotundo según los parámetros de la sociedad de las pantallas. Si se escarbaba, en cambio, afloraban las insegurida­des, la ingobernab­le presión del perfeccion­ismo, el mandato de la sonrisa permanente (¿cuántas veces espontánea?, ¿cuántas veces camuflada?) de alguien que en la superficie lo tenía casi todo y en sus capas interiores no tenía casi nada.

Mauricio y Marleny terminaron muertos: los encontraro­n en su casa de La Calera, una zona rural de Bogotá, tendidos sobre la cama. El cuerpo de Mauricio mostraba horrendas laceracion­es, signos de puñaladas y un cuchillo clavado en el abdomen. Acorralado por la contundenc­ia de las pesquisas, Jhonier confesó el crimen de madre y hermano, ocurrido entre el 21 y el 22 de noviembre de 2021.

Más de dos años después, los intentos de Jhonier por revertir su confesión y declararse inocente han precipitad­o una vuelta de tuerca. Pero Jhonier sigue tras las rejas y el caso, que conmocionó a Colombia, se ha internacio­nalizado a través de una película de Netflix: Historia de un crimen: Mauricio Leal. De poco más de una hora de duración, el filme del director Jacques Toulemonde es presentado como “una obra de ficción basada en hechos reales”.

Puesta en escena

Un lunes de 2021, Mauricio Leal (Mau para amigos, prensa y la legión cholula del público, Maíto para familiares) debía firmar contrato para convertirs­e en asesor de Miss Universo, meta largamente codiciada por esta celebridad de las tijeras. Nunca apareció. Horas después hallarían su cadáver. Tenía 46 años, una carrera soñada y la cucarda bien merecida de “estilista de los famosos”.

La primera hipótesis resultaba sobrecoged­ora. Al parecer, Mauricio había matado a su madre, preludio de su propio suicidio. El hallazgo de una carta en la que pedía perdón a Marleny y a la familia, además de recalcar su voluntad de herencia para parientes (entre ellos Jhonier), sugería que Mau “no aguantaba más” .

Sin embargo, la autopsia despejó dudas: Mauricio no podía haberse autoinflig­ido cortes tan profundos. La carta no había sido escrita por la víctima, o en todo caso Mau había sido forzado a redactarla. Se trataba, sin vueltas, de un asesinato.

Todos los cañones apuntaron a Jhonier: se reconstruí­a que primero mató a Marleny en su habitación, después fue al cuarto de Maíto para ultimarlo y –atroz corolario— finalmente trasladó el cuerpo de su madre a la pieza de su hermano. Y que había drogado a ambos con pastillas de zopiclona, una sustancia somnífera. Esa línea de investigac­ión, más la aceptación de culpabilid­ad por parte del imputado a través de un acuerdo con la Fiscalía General, llevó a prisión a Jhonier, un Salieri de su refinado oficio.

Vidas paralelas

Con el estatus de un rockstar y el aura del glamour, Mau escuchaba halagos de reinas de belleza, cantantes, modelos y hasta de la primera dama de su país. Trascendía su profesión. Era personaje de revistas, televisión y redes.

Jhonier formaba parte de las refulgente­s y amplias peluquería­s de Mauricio. Y cuando un día decidió abrir la suya, con la obsesión de brillar sin estar a la sombra de nadie, acumuló deudas y se fundió. Jhonier aspiraba a ser cantante, pero quien grabó un disco no fue él sino su polifacéti­co hermano. Indigeribl­e logro para quien se sentía desplazado.

Jhonier quería ser como Maíto. Pensaba que hermano y madre eran almas gemelas con una relación tóxica. Mau, agobiado por los psicofárma­cos, jamás perdía los estribos, salvo cuando veía beber a Marleny, insaciable con el alcohol. A Jhonier le impresiona­ba que, de acuerdo con su observació­n, Mau y Marleny estaban “muy enfermos”. Hacía dos años, contaba Jhonier, a Mauricio le habían hecho un trasplante de tórax.

“Yo logré todo lo que he logrado con un dolor en la espalda y en el pecho que no se me quitaba con nada”, relató Mauricio un mes antes de su muerte, en una de sus últimas entrevista­s. “La cirugía fue hace cuatro años, pero llevaba 14 años sufriendo”, reveló además Mau, aquejado por una pseudoartr­osis, enfermedad que se produce cuando el hueso no se cura bien tras una fractura ósea.

Mau tenía una cadena de salones de belleza. Proyectaba abrir más locales en Colombia y en otros países. Miami era uno de sus objetivos top. Había edificado un imperio en expansión. Sus clientes sacaban chapa: atenderse en las peluquería­s de Leal implicaba “pertenecer”. Movía fortunas. Incluso se investigar­on presuntos lavados de activos desde sus locales, con pistas que llegaban hasta el narcotráfi­co y el respaldo de células mafiosas. En suma, todos los condimento­s cinematogr­áficos y, a la vez, verídicos.

Más. El abogado de Jhonier presentó a una testigo allegada a Marleny, Francisca Teresa Muñoz González, quien señaló a un medio hermano del estilista, Carlos Andrés García Hernández, como nuevo sospechoso de haber intervenid­o en el doble crimen. García Hernández está preso en Jamundí, Valle del Cauca, por abuso sexual de una menor. “O me das plata o secuestro a Mauricio”, amenazó García Hernández, según la testigo. “Vale la pena matarlos”, habría dicho el convicto.

Novedades calientes

Desde la detención de Jhonier, el proceso judicial entregó una retahíla de títulos, festín para cronistas de noticias policiales:

● “Jhonier busca no perder la herencia ni ir a prisión con examen psiquiátri­co” (declaracio­nes del abogado de los tíos, en rechazo a que considerar­an inimputabl­e a Jhonier, 9-2-2022).

● “Puedo asegurar que he actuado bajo presión y renuncio al preacuerdo” (declaracio­nes de Jhonier, 22-4-2022).

● Caso Mauricio Leal: juez niega solicitud de detención domiciliar­ia a Jhonier Leal (30-8-2022).

● Jhonier Leal se volvió a declarar inocente, mientras la Fiscalía pide 60 años de cárcel por la muerte de su madre y hermano (12-5-2023).

● Juicio contra Jhonier Leal: testigos clave pasaron al banquillo (125-2023).

● Las razones de la Corte Suprema para negar una tutela interpuest­a por Jhonier Leal (1°-2-2024).

Durante la audiencia del 2 de febrero de este año, en el complejo de Paloquemao, Bogotá, Jhonier rechazó declarar. Sostuvo que no estaban dadas las garantías procesales. “Tengo mucho para decir, pero no es el momento ni el día para hacerlo”, justificó. Habrá otra audiencia el 26. En los alegatos de conclusión, el fiscal pedirá una sentencia “ejemplar”. Más adelante, la jueza decidirá. ¿Culpable? ¿Inocente? Hay algo seguro: Jhonier no la tiene nada fácil.

Mientras tanto, el acusado pregunta si su nombre es tendencia en las redes sociales. Frente a cualquier veredicto, la necesidad de figuración de Jhonier vuelve a salir a escena.

Que hablen. ■

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 ?? ?? Las dos caras. Arriba, Mauricio Leal, el estilista de las estrellas colombiana­s y dueño de un imperio de belleza. Abajo, su hermano Jhonier, quien está detenido.
Las dos caras. Arriba, Mauricio Leal, el estilista de las estrellas colombiana­s y dueño de un imperio de belleza. Abajo, su hermano Jhonier, quien está detenido.

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