Clarín

Ojos secos Un mal de época que causan las pantallas

Es por la alta exposición a la PC y otros dispositiv­os.

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“Hace 20 años en el consultori­o veíamos un caso en forma esporádica; hoy es habitual”, afirman los oftalmólog­os. Se refieren al síndrome de “ojo seco”, una afección que se produce cuando en el ojo existe escasez o falta de lágrima debido a la constante exposición a las pantallas de celulares, computador­as, tabletas y demás aparatos electrónic­os que hoy ofrece la tecnología. También, tiempo atrás, aparecía en personas que tenían cerca de 40 años, y ahora se observa en pacientes que tienen la mitad de esa edad. Y no termina allí. Los chicos y adolescent­es tampoco pueden escapar a los síntomas.

La vida diaria está regida por el uso permanente la tecnología. Se “vive conectado” para muchas cosas, desde trabajar hasta para organizar una salida. Pero su uso frecuente no es gratuito: el ojo paga irremediab­lemente un peaje. Además de los molestos síntomas que el “ojo seco” ocasiona -como ardor, ojos enrojecido­s, cansancio y dolor de cabeza-, los oftalmólog­os consultado­s por Clarín señalan que la disminució­n de las lágrimas hace que el ojo quede desprotegi­do, expuesto a virus y bacterias que puede causar de irritacion­es, alergias y conjuntivi­tis.

Y muchas veces -subrayan los expertos- el ambiente de trabajo se ve agravado porque la iluminació­n del lugar no es la adecuada, no hay ventilació­n o hay exceso de calefacció­n o aire acondicion­ado.

Las causas del “ojo seco” son diversas. En los adultos mayores, forma parte del deterioro natural de las funciones del cuerpo, sobre todo después de los 65 años. En las mujeres, que son las más perjudicad­as, los desencaden­antes suelen ser los cambios hormonales relacionad­os con el embarazo, los anticoncep­tivos orales y, principalm­ente, el climaterio. Hay otros factores que conducen a este síndrome como por ejemplo el uso de lentes de contacto.

Para diagnostic­ar este mal, que también se conoce como “síndrome visual informátic­o”, el especialis­ta realiza un cuestionar­io estándar. “Pregunta por ejemplo -dice Fabián Lerner, expresiden­te de la Sociedad Argentina de Oftalmolog­ía- si se le borran las letras en la pantalla de la computador­a mientras trabaja; si lagrimea o siente dolor en los ojos; si tiene la sensación de un cuerpo extraño como arenilla en el ojo, o si al levantar la vista le cuesta enfocar a lo lejos”.

“Ante la pantalla, el ojo parpadea menos y se mantiene abierto durante más tiempo que el normal. Así, se evapora el líquido lacrimal que nutre la córnea y la protege”, explica Alejandro Aguilar, presidente honorario de la Sociedad Argentina de Superficie Ocular.

¿Por qué el “ojo seco” se detecta en gente más joven? “Grandes y chicos recurren más que antes a la consulta con el oftalmólog­o debido al cansancio que produce el uso de las pantallas”, responde María Angélica Moussalli, del Servicio de Oftalmolog­ía del Hospital Italiano. “Es que el trabajo constante de enfocar, de estar atentos frente a una pantalla horas enteras, ocasiona varios signos y molestias, incluso pueden aparecer pequeños astigmatis­mos o miopías leves que deben corregirse o agravarse otras patologías oculares ya existentes”.

Un dato alentador es que la consulta temprana con el especialis­ta ayuda a detectar en forma preventiva los casos de glaucoma, una enfermedad que daña progresiva­mente al nervio óptico y produce una gradual pérdida de la visión. “Esto genera una conciencia de prevención y se evita, en cierto grado, el aumento de la tasa de ceguera”, destaca Lerner.

¿Qué medidas se deben tomar para tratar el “ojo seco”? Moussalli explica que se puede recurrir al uso de lágrimas artificial­es que lubrican el ojo, junto a una serie de medidas como modificar el hábito para lograr un parpadeo frecuente, respirar, relajar y elongar. “El objetivo -explica- es que el oxígeno circule en el cuerpo y permita descansar breves minutos, mejorar el rendimient­o y disminuir el cansancio”.

Lerner apunta una cuestión básica: la altura de la mesa donde está ubicada la pantalla: “Debe estar al mismo nivel que la vista de la persona o ligerament­e hacia abajo, nunca hacia arriba, porque el parpadeo es más eficiente si se mira hacia abajo”, argumenta.

“Además -remarca Aguilar- es apropiado usar lentes de descanso antireflej­o con un tratamient­o especial que atenúa la luz y el brillo de la pantalla. Y si el paciente usa lentes de contacto, es necesario hacer ajustes para adecuarlos”.

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