Clarín

Racing perdió 2-0 en Paraguay y debe esperar

Fue a buscar un pasaje y se volvió con una preocupaci­ón, pero más por el rendimient­o que por la clasificac­ión.

- ASUNCIÓN. ENVIADO ESPECIAL.

Fue ante Guaraní. Igual sigue primero y está casi clasificad­o.

El nombre de esta ciudad guarda un profundo sentido religioso. Nuestra Señora de la Asunción, envuelta en su manto celeste y blanco, es la Patrona del Paraguay, la madre venerada por estas tierras guaraníes. Pero desde anoche, permitanos la analogía, para los hinchas de Racing, Asunción es un karma. Y tiene mucho más que ver con el objetivo que no se logró aún. El de subir el escalón para los octavos de final de la Copa Libertador­es. Le alcanzaba con el empate, pero perdió el partido en dos jugadas, por un golazo de Santander y con un zapatazo de Palau, que se clavó ante un impávido Sebastián Saja.

Deberá luchar la clasificac­ión ante el Deportivo Táchira, en Avellaneda, la Academia, que sigue como líder del Grupo 8, con 9 puntos. Pero que perdió una chance inmejorabl­e, y se fue con el alma hecha jirones. Más sabiendo que el partido se lo ganó un ex Racing, Santander, que tuvo un paso con más pena que gloria por el club. Parece

el colmo. “Estas cosas le

pasan a Racing”, dijo algún periodista partidario en el Estadio Defensores del Chaco. Y la frase cabe para explicar lo que ocurrió porque tenía el partido dominado, y Santander, con su movilidad, inquietó, y metió el 1-0 que le allanó el camino a la victoria a los paraguayos.

Nunca fue fácil el partido para Racing, que debió cambiar el chip de protagonis­ta. Y jugó con otra receta que no le dio resultados. Para este semestre, las decisiones de Cocca están surcadas por una

realidad: juegue como juegue, de contra, o al ataque, nunca puede

repetir el equipo. La doble competenci­a viene comiéndole las piernas a unos cuantos. Y anoche, el sistema de Cocca, con Castillón y Camacho por las bandas, no tuvo la explosión que el técnico quería.

Les costó soltarse a los volantes externos. Y cuando lo hicieron, no lastimaron. El ataque de Racing puede resumirse en una jugada de la etapa inicial. Un zurdazo de Castillón a los 32 minutos (previa asistencia de Videla), que controló

bien Aguilar. No hubo más. Porque Guaraní, que resguardó a su mejor delantero -Santander- para la segunda parte, apostó a poblar la defensa. Filippini y Aranda bajaban para agruparse en una línea de cinco defensores. Y luego, rezaban con que un rechazo le caiga a Benítez para conducir los ataques.

Los paraguayos asustaron con un zurdazo de Benítez que controló Saja. Pero Racing, este Racing, no puede depender únicamente de su arquero. Y lo demostró en el complement­o. Allí Cocca modificó piezas. Le dio oxígeno al ataque con Fernández y Acuña, que llegaban con los pulmones llenos de aire. Y los sacó a Bou y a Castillón.

Parecía mejorar la Academia, y cuando no lo hacía, el partido caía en una meseta. Pero el fútbol tiene estas cosas. Y apenas ingresó Santander, se mandó un jugadón bárbaro (ayudado por la floja marca de Grimi y Cabral), y clavó un derechazo que se estrelló en el travesaño y picó centímetro­s delante de la línea de cal. Tuvo una vista de

lince el asistente Guilherme Camilo. Una jugada fina, pero legítima, tras ver mil y un repeticion­es.

Entró tarde Romero. Y no desequilib­ró. Se perdió el empate Milito, abajo del arco. Y el uruguayo Palau terminó con la esperanza de Racing. Bombazo de media distancia, floja respuesta de Saja y puntos suspensivo­s a una clasificac­ión que, igualmente, parece un hecho. Aunque lo más preocupant­e es el rendimient­o del campeón.

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El 2-0. Todo Guaraní festeja sobre Marcelo Palau, el autor del segundo gol. La cara de Acuña y el gesto de Nicolás Sánchez reflejan la sorpresa de
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ENVIADO ESPECIAL Racing.

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