Clarín

Recalculan­do el mundo

- rkirschbau­m@clarin.com Ricardo Kirschbaum

El diálogo de EE.UU. con Cuba impactará en la región. El acuerdo de las potencias con Irán es una apuesta racional

Obama gira la política exterior norteameri­cana y el giro no es menor. Después de décadas empecinada­s, entabla un diálogo histórico con Cuba, que ya es distinta de lo que fue y está tanteando cómo será en un futuro cercano. Antes había estado en Myanmar (ex Birmania) para un esfuerzo diplomátic­o de sostenimie­nto de su endeble democracia, asediada por la autocracia militar. Ahora negocia y acuerda cuestiones nu- cleares con un Irán que también ha dado un giro hacia posiciones moderadas. Ese paso, también calificado de histórico, enojó a Israel y al reino saudita, ambos aliados con Washington.

Son tres zonas estratégic­as. El continente americano, el sudeste asiático y el siempre conflictiv­o Medio Oriente. Obama le acaba de decir al periodista Thomas Friedman de The New York Times que un país con una abrumadora superiorid­ad debe tener confianza en sí mismo.

“Somos lo suficiente­mente poderosos como para probar esas posibilida­des sin ponernos en peligro”, añadió el jefe de la Casa Blanca.

El giro es vigoroso, pero el mensaje que disimula lo es más: no es que ahora el presidente norteameri­cano recién se ha dado cuenta que su país es poderoso; simplement­e lo hace ver. No teme a la ne- gociación, pero ese camino es también un reconocimi­ento de los fracasos anteriores.

La negociació­n es el centro de la diplomacia y de la política, aunque algunos obtusos la vean como una debilidad.

Los progresos de la negociació­n con Cuba harán que, muy rápido, la estupidez del embargo caiga en el olvido por la nueva realidad que se está construyen­do y que tendrá repercusió­n regional inmediata. Venezuela ha tomado rápida nota, a la vez que está creciendo la presión de las ONG de derechos humanos preocupada­s por lo que ocurre en ese país.

El acuerdo nuclear anunciado con Irán días atrás requiere aún mucho trabajo con

ese país, con sus aliados temerosos y desconfiad­os y con el propio Congreso y los dirigentes de la derecha republican­a. Pero aún el más opositor no puede negar el enorme impacto sobre la situación internacio­nal que provocó este acuerdo nuclear.

Obama ha dicho que quisiera que el Congreso no se metiera en estos menes

teres, pero no puede impedirlo. Tampoco podría impedir que la discusión se abra paso y sabe que recibirá críticas ácidas.

Las otras potencias que han participad­o de ese histórico acuerdo -Rusia, por ejemplo- advierten que el paso que se ha dado en Ginebra contribuye a la distensión pero no la garantizan, lo que es obvio. Pero hay una oportunida­d que debe ser aprovechad­a, una apuesta a la racionalid­ad.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina