Los gremios buscan recuperar recursos de las obras sociales
Lleva el nombre de “Congreso de Salud de los Trabajadores”, un objetivo explícito como el debate de los problemas de la seguridad social y una intención encubierta por parte del gremialismo de poner en escena el dilema de las obras sociales: cómo sobrevivir brindando una buena atención médica con tantas dificultades de financiamiento, acentuadas por el Gobierno que retiene la mayor parte de los aportes de los trabajadores al sistema para disciplinar al poder sindical.
El congreso tendrá lugar mañana en Parque Norte, incluirá paneles, talleres y conferencias de destacadas personalidades extranjeras como el inglés Michael Drummond, experto en evaluaciones económicas de sistemas de salud, y será inaugurado por el líder de la UOM, Antonio Caló, cuya presencia no será casual: es el vicepresidente honorario del Instituto de Investigaciones Sanitarias de la Seguridad Social (IISSS), que organiza el encuentro.
El IISSS fue creado en 2013 por gremios de la CGT oficialista con el fin de producir estadísticas y desarrollar investigaciones que apunten a defender el sistema de obras sociales y desligarlo de las sospechas de que se trata de la gran “caja” del sindicalismo peronista. Está dirigido por técnicos vinculados con las obras sociales como Benjamín Surace y Luis Scervino, y sus presidentes honorarios son Caló y el jefe del Sindicato de Obras Sanitarias del GBA, José Luis Lingeri.
La mejor muestra de la tensión que existe entre la dirigencia gremial y la Casa Rosada por esta cuestión es que ningún funcionario fue invitado a hablar en el congreso de Parque Norte con la excusa de que se trata de un encuentro técnico.
Scervino dijo a Clarín que la finalidad del congreso es “mostrar lo que produce la seguridad social a nivel de servicio como, por ejemplo, que las obras sociales atienden a 12 millones de personas, 50 millones de consultas por año, 1.500.000 de internaciones anuales y un parto cada tres minutos”, pero la idea también es “poner en discusión problemáticas como el impacto de las nuevas tecnologías en la medicina, algo que hoy se discute en todo el mundo”.
El día del último paro general, Luis Barrionuevo se quejó públicamente de que el Gobierno no distribuye entre las obras sociales los $ 25.000 millones del Fondo Solidario de Redistribución, que surge del aporte de las obras sociales sindicales para financiar la atención de enfermedades de “alto impacto económico”, como cáncer, la drogodependencia y el VIH-SIDA, entre otras.