“Tribulaciones de un usuario argentino en la Argentina”
“Las tribulaciones de un chino en China”, leídas en mi lejana adolescencia, vuelven hoy en la paráfrasis “las tribulaciones de un usuario argentino en la Argentina” que uso aquí para aludir al maltrato de las empresas que no pueden o no quieren entender que “servicio público” es- ni más ni menos- y como lo define Marienhoff, la trascendente tarea de “servir al público”. Poco habituada a lidiar con ellas, no por falta de motivos sino por la convicción de que terminan siendo causas perdidas, en esta ocasión me motiva el hecho de que tanto Metrogas como Edesur tienen dos puntos en común para la desventura de sus consumidores: la liviandad con la que tratan sus reclamos y la estrategia que usan para disimularla. Todo comenzó el 9 de enero pasado. Ese día, después de un corte de suministro eléctrico, un exceso de tensión dañó los equipos más valiosos de mi casa; desde entonces, y hasta hoy, permanecemos en la respetuosa espera de los 15 días — ¡hábiles! — que indican como tiempo reglamentario, no para reparar el daño, sino para instruir respecto de la prosecución del trámite.
Considero innecesario explicar que transcurrieron tres meses entre aquel evento y esta carta: una mora inaceptable que es manifiestamente agraviante por la forma en que las empresas responden, tanto por escrito como por teléfono, cuando se las consulta. En algunas situaciones con sandeces y en otras con mentiras que ofenden la inteligencia, azuzan disgustos con dichos y hechos que rozan la insolencia.
Metrogas ha considerado improcedente -esto es, no ajustada a derecho- mi queja referida a los daños producidos por sus agentes y constatado por uno de sus inspectores en el frente de mi domicilio. No se trata de una retribución económica que ni exijo ni exigiré: se trata de seguridad y respeto por lo ajeno, valores que no comparte la jefatura que tan livianamente se ha permitido calificar de esa manera mi gestión. A ella le pregunto ¿desde cuándo es improcedente reclamar por daños? En síntesis: el desinterés por lo que le ocurre al otro se muestra sin el menor pudor y por eso los que nos comportamos como clientes sentimos que, en realidad, no somos más que indefensos consumidores cautivos. Sobre la base de lo expuesto y como cierre, un pedido: favor de tomar con urgencia medidas concretas para dar solución a los problemas planteados en los reclamos N° 528.580 (Metrogas) y Nº 2015-01-0187281 (Edesur).