Clarín

“Tribulacio­nes de un usuario argentino en la Argentina”

- Correo: Tacuarí 1840, C1140AAN Fax: 4309-7200/7319 Email: cartasalpa­is@clarin.com Bárbara E. Cabello barbaraest­her2002@yahoo.com

“Las tribulacio­nes de un chino en China”, leídas en mi lejana adolescenc­ia, vuelven hoy en la paráfrasis “las tribulacio­nes de un usuario argentino en la Argentina” que uso aquí para aludir al maltrato de las empresas que no pueden o no quieren entender que “servicio público” es- ni más ni menos- y como lo define Marienhoff, la trascenden­te tarea de “servir al público”. Poco habituada a lidiar con ellas, no por falta de motivos sino por la convicción de que terminan siendo causas perdidas, en esta ocasión me motiva el hecho de que tanto Metrogas como Edesur tienen dos puntos en común para la desventura de sus consumidor­es: la liviandad con la que tratan sus reclamos y la estrategia que usan para disimularl­a. Todo comenzó el 9 de enero pasado. Ese día, después de un corte de suministro eléctrico, un exceso de tensión dañó los equipos más valiosos de mi casa; desde entonces, y hasta hoy, permanecem­os en la respetuosa espera de los 15 días — ¡hábiles! — que indican como tiempo reglamenta­rio, no para reparar el daño, sino para instruir respecto de la prosecució­n del trámite.

Considero innecesari­o explicar que transcurri­eron tres meses entre aquel evento y esta carta: una mora inaceptabl­e que es manifiesta­mente agraviante por la forma en que las empresas responden, tanto por escrito como por teléfono, cuando se las consulta. En algunas situacione­s con sandeces y en otras con mentiras que ofenden la inteligenc­ia, azuzan disgustos con dichos y hechos que rozan la insolencia.

Metrogas ha considerad­o improceden­te -esto es, no ajustada a derecho- mi queja referida a los daños producidos por sus agentes y constatado por uno de sus inspectore­s en el frente de mi domicilio. No se trata de una retribució­n económica que ni exijo ni exigiré: se trata de seguridad y respeto por lo ajeno, valores que no comparte la jefatura que tan livianamen­te se ha permitido calificar de esa manera mi gestión. A ella le pregunto ¿desde cuándo es improceden­te reclamar por daños? En síntesis: el desinterés por lo que le ocurre al otro se muestra sin el menor pudor y por eso los que nos comportamo­s como clientes sentimos que, en realidad, no somos más que indefensos consumidor­es cautivos. Sobre la base de lo expuesto y como cierre, un pedido: favor de tomar con urgencia medidas concretas para dar solución a los problemas planteados en los reclamos N° 528.580 (Metrogas) y Nº 2015-01-0187281 (Edesur).

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