Las claves de un líder que no para de sumar
El nivel creció, entre otras cosas, por la competencia en puestos clave y la intensidad en cada entrenamiento.
Si detrás de todo gran hombre hay una gran mujer, detrás de todo gran equipo hay una gran idea. El floreciente Boca de Rodolfo Arruabarrena ostenta en sus razones a un desarrollo temporal de bases claras, argumentos sólidos y expresiones contundentes. La tabla fundamental en la que se inscriben las leyes del Vasco se hace realidad en un equipo que no para de acumular triunfos. He aquí la columna vertebral de Boca. Competencia
Es tan cierto que el plantel azul y oro es grande y diverso, como que Arruabarrena resolvió las rotaciones con certeza. En el modelo del Vasco no hay lugar para el aburguesamiento. Por eso, fomentó la competencia interna con un fino balance entre el respeto a los que se ganaron la titularidad y las oportunidades para los que piden pista. Así, trajo a Guillermo Sara para incomodar a Agustín Orion y, además de ganar en nivel, logró comprometer a su número uno. Del mismo modo, sostuvo a Cristian Erbes, al que llevó a su mejor nivel, y potenció al juvenil a Andrés Cubas. Incluso, masticó la injusticia de dejar en el banco a Jonathan Calleri debido al gran nivel de Daniel Osvaldo. Y, claro, ninguna de esas situaciones resquebrajó la armonía grupal. Al contrario, la acrecentó. Intensidad
Daniel Díaz lo explicó bien en la edición de Clarín de ayer: “Veníamos de un momento muy malo y la manera de salir era esa, con intensidad y hasta con bronca. Había jugadores que no venían jugando y aparecieron con muchas ganas”. Arruabarrena instaló su postulado en los partidos y, sobre todo, en los entrenamientos. El equipo resurgió desde los peores momentos masticando veneno.
La intensidad en las prácticas no se negocia porque, como afirma el cuerpo técnico, “se juega como se entrena”. Boca corre para jugar bien. Con la pelota o sin la pelota, en una cancha o fuera de ella, lo que no puede haber es apatía. Eso quedó graficado, por ejemplo, en Venezuela, cuando el equipo vencía por 5 a 1 y el cuerpo técnico seguía pidiendo intensidad. Nadie se relaja para que ninguno se relaje. Táctica
Por primera vez en la última década, Boca instauró el 4-3-3 como su modelo madre. La ausencia de Juan Román Riquelme, el buque insignia del 4-3-1-2, dejó paso a un modelo táctico que se planteó como una novedad. Así, Arruabarrena modificó varias de las funciones habituales de los futbolistas y los adaptó a su nueva idea. Nicolás Colazo pasó a ser un marcador lateral de garantías. Fernando Gago fue puesto como el gran conductor, ya sin el ida y vuelta del volante derecho y con la función específica de armar el juego desde el lugar de “interior”. Federico Carrizo y Andrés Chávez se transformaron en extremos. Así, Boca encontró juego por adentro, explosión por afuera y abastecimiento para su centrodelantero. Todo ganancia. Trabajo de campo
La diversidad de las tareas de entrenamiento del equipo fue uno de los pilares a la hora de pensar en las razones del rendimiento actual. Las prácticas ganaron en tiempo útil y en especificidad. Se trajeron aparatos desde Europa y crecieron los rondos, las basculaciones y las simulaciones de partido. Arruabarrena utiliza a los lunes para darle fútbol a los jugadores que quedaron afuera del partido del fin de semana.
Además, se realiza un amplio abanico de ejercicios por posición y función. A eso, le agregó un seguimiento estadístico de cada uno de los jugadores, en términos físicos y futbolísticos. Por último, incrementó los informes de los rivales, que cada jugador recibe en su habitación de la concentración. Mensaje
Arruabarrena es un tenista, que despeja con su raqueta a cada polémica. Junto a él, Diego Markic y Gustavo Roberti, miembros de su cuerpo técnico, también adoptaron un perfil público similar. Se habla mucho y de todos los temas, porque hay un discurso pensado y argumentado. Además, el entrenador baja la misma línea puertas adentro que en lo público. Por eso, cuando algún futbolista realiza una declaración desafortunada, toma el control, lo charla y lo desactiva. Así, tiene a todos bajo su ala y sobre su consigna: “Que nada nos distraiga”.