Clarín

Puso el alma en México y su esperanza sigue viva

Perdía con Tigres y lo empató en el final. Ahora necesita vencer a San José y que Aurich no les gane a los mexicanos.

- MONTERREY. ENVIADO ESPECIAL

Perdía 2-0 con Tigres y marcó dos goles en los 4 minutos finales. Para pasar de ronda, deberá ganarle por dos tantos a San José en Núñez y esperar que Juan Aurich no supere a los mexicanos.

River parecía roto, deshecho, casi sin chances. Y, de repente, resucitó. Cuando no quedaba nada, en el peor momento. Cuando Tigres lo había puesto en la cornisa de la eliminació­n en esta Copa Liber- tadores. Lo saben todos, sin embargo: tras el 2-2 de anoche, ya no depende de sí mismo. Lo entienden todos: tendrá que ganar ante San José de Oruro, en el Monumental, y esperar que no triunfe Juan Aurich ante Tigres, en Perú. A una fecha del final del Grupo 6, el equipo de Gallardo sigue en la máxima competició­n continenta­l, pero incómodo, con la necesidad de rezarles a los mexicanos.

A River la fatalidad le golpeó una vez más la puerta. En la primera llegada seria, Tigres se puso en ventaja y en esa misma jugada se lesionó Leonardo Ponzio. Sí, justo cuando el equipo de Marcelo Gallardo empezaba a hacer pie en la cancha a través del control de la pelota.

Por más que se haya parado con un esquema más ofensivo al que empleó cuando visitó el Monumental, Tigres tuvo la postura de esperar, darle la pelota a River y aguardar el momento justo para contraatac­ar, con Guido Pizarro y Arévalo Ríos como ejes, tratando de explotar las bandas.

Después de convertir el gol, River se mostró nervioso y Tigres lo provecho para bajar el ritmo, con marca y fricción permanente.

Y River se fue cayendo con el correr de los minutos. La pelota ya no circuló como pretende su entrenador y el arco de Nahuel Guzmán le iba quedando cada vez más lejos.

A la pierna fuerte de Tigres River le respondió con pelea en vez de juego, entonces el partido se picó. Hubo cruces entre Teo Gutiérrez y Guzmán y entre Jonatan Maidana y Rafael Sóbis. Y Teo después le pegó a la pasada a Arévalo Ríos.

El partido se jugaba al ritmo que imponían Pizarro y Arévalo Ríos,

manejando los hilos. Y River equivocaba el camino centraliza­ndo el juego. Sánchez se cerraba constantem­ente para ayudar a Kranevitte­r en la batalla contra el doble cinco del equipo mexicano. Pero River no hacía pie y parecía perdido en la cancha. Y cuando Tigres se decidía a atacar encontraba resquicios por las bandas.

Gallardo buscó variantes en el segundo tiempo con los ingresos de Pity Martínez y de Mayada. Pero la mejoría fue sólo espasmódic­a, en ese comienzo de entusiasmo­s. Siempre, Tigres supo lo que quería, lo que buscaba. Y a los 23, con un estupendo contraataq­ue, el equipo mexicano estableció el segundo. Curiosidad o no tanto, la terminó empujando Damián Alvarez, un ex River. Como para completar esta suerte de maldición en la Copa.

Lo que continuó fue un asombro tras otro, un vertiginos­o camino rumbo al inesperado milagro. El River sin respuestas encontró en ese ratito final dos goles que terminaron dejando la sensación de que la posibilida­d de acceder a los octavos de final sigue latiendo. Primer, resolvió bien Teo Gutiérrez; luego, ya casi sobre la hora, Mora ejecutó de manera implacable una asistencia del colombiano. Lo mejor de River terminó siendo ese desenlace. Dos gritos. Apenas eso. Todo eso ...

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Se va River al vestuario con Sánchez, el lesionado Ponzio y Barovero, después del agónico empate ante Tigres en el estadio Universita­rio. El
En paz. Se va River al vestuario con Sánchez, el lesionado Ponzio y Barovero, después del agónico empate ante Tigres en el estadio Universita­rio. El
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MILAGRO FINAL. PITY MARTINEZ ABRAZA A MORA, AUTOR DEL EMPATE.
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ENVIADO ESPECIAL punto vale oro.

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