Nada de renunciar
La presidenta chilena desmintió rumores en ese sentido. Su hijo y la esposa están acusados de tráfico de influencia.
A un año de haber asumido la presidencia, después de haber logrado el 62% de los votos, jamás se imaginó una situación así: en medio del escándalo de corrupción que involucra a su hijo y a su nuera, tuvo que salir a desmentir rumores de renuncia.
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, salió ayer a negar que piense renunciar a su cargo, desmintiendo de esa manera los rumores que se habían generado a raíz de la crisis por el caso de corrupción que involucra a su hijo, un cimbronazo político que detuvo las reformas y tumbó la popularidad de la mandataria.
“No he pensado en renunciar ni pienso hacerlo. De ninguna manera, ni siquiera sé cómo se haría constitucionalmente. Imagínense, eso sería un quiebre institucional”, afirmó Bachelet en un encuentro con corresponsales extranjeros, el primero desde que asumió su segundo gobierno en marzo de 2014.
Este fue uno de los pocos encuentros que tuvo la mandataria con la prensa en las últimas semanas, luego del estallido del caso de corrupción que involucra a su hijo mayor, Sebastián Dávalos, y a su nuera, Natalia Compagnon. “Claro, a lo mejor ha sido un error quedarse callada, porque a lo mejor ha dado una mala impresión o una falsa impresión”, reconoció Bache- let en un primer intento por aclarar su rol en el millonario negocio inmobiliario vinculado a su hijo.
Dávalos y su esposa están acusados de uso de “información privilegiada” y “tráfico de influencia”. A través de Caval, la empresa que dirige Compagnon, obtuvieron un préstamo de 10 millones de dólares del Banco Chile, un día después de que Bachelet ganara los comicios de 2013. Con ese dinero compra- ron 44 hectáreas de alto valor comercial, para venderlas a los pocos días en 15 millones de dólares con la promesa de que pronto iban a cambiar la categorización del predio para permitir la edificación de centros comerciales. El caso, que tuvo un fuerte impacto en la sociedad chilena, golpeó de lleno en la popularidad de Bachelet que bajó al 30%, la más baja en sus dos períodos presidenciales.
“La verdad es que yo no he tenido ninguna vinculación con nada de aquello. Ni con la reunión ni el negocio”, se excusó la mandataria, en referencia al encuentro que sostuvo su hijo con Andrónico Luksic, uno de los dueños del Banco de Chile para gestionar el crédito. “Obviamente nunca supe de esa reunión, no tuve que ver con esa reunión, no pedí la reunión, nunca hable con Luksic”, insistió.
A la crisis abierta por el negocio de su hijo se suma un mediático caso por delitos tributarios y de financiamiento ilegal de campañas políticas, que involucra a dos de los conglomerados económicos más importantes del país, el grupo Penta y la minera SQM. Esto generó la percepción de que la corrupción se ha extendido en Chile.
“Puede que haya corrupción en Chile, pero no es generalizada. No todo el mundo es corrupto en nuestro país”, recalcó la jefa de Estado, quien lamentó que en Chile se esté instalando “una suerte de cultura de la desconfianza” que considera que no hay nadie que no sea corrupto. “Eso no es cierto”, enfatizó Bachelet.