Obama envía a un hombre clave a Caracas para bajar la tensión con Maduro
Es Thomas Shannon, ex embajador en Brasil. La Casa Blanca busca evitar que el conflicto le complique sus planes para la Cumbre de las Américas que comienza mañana en Panamá.
A pocas horas del comienzo mañana de la Cumbre de las Américas, el gobierno de Barack Obama busca bajar la tensión con Venezuela y despachó a Caracas a un funcionario de confianza para limar asperezas con el gobierno de Nicolás Maduro y así intentar que la reunión de 35 mandatarios en Panamá transcurra sin mayores sobresaltos.
Thomas Shannon, ex embajador en Brasil y consejero clave del canciller John Kerry, llegó el martes por la noche con gran sigilo a Caracas y ayer al mediodía se reunió en el palacio de Miraflores con el presidente Nicolás Maduro. El objetivo es “buscar un acuerdo para la cumbre de las Américas”. También se encontró con la canciller Delcy Rodríguez.
La visita de Shannon sucede cuando Maduro lleva adelante una campaña en Venezuela para exigir a Obama, con el respaldo de unas 10 millones de firmas de ciudadanos comunes, que derogue un decreto, emitido el mes pasado, en el que se considera la situación en Venezuela como una “amenaza extraordinaria” para la seguridad de EE.UU. y congela cuentas en este país a varios funcionarios venezolanos acusados de violaciones a los derechos humanos.
Ya desde el martes Obama había buscado bajar el tono a la disputa. En Washington, Ben Rhodes, un alto integrante del Consejo de Seguridad Nacional, había aclarado que “EE.UU. no cree que Venezuela represente alguna amenaza para su seguridad”, como decía el decreto. El funcionario aclaró que ese lenguaje era una fórmula algo burocrática que debía utilizarse en esos casos para implantar sanciones a cualquier país.
Maduro reaccionó celebrando como una victoria esos comentarios. La tensión entre EE.UU. y Venezuela viene creciendo al ritmo de las denuncias de organizaciones de DD.HH. sobre el arresto de opositores y el clima de persecución po- lítica que se vive en ese país. El decreto de Obama no logró sus objetivos: en realidad, dio aire a Maduro para radicalizar su discurso contra el “imperialismo” de Washington y sus supuestos intentos golpistas. A la vez, los países de Unasur –entre ellos, Argentina– apoyaron a Caracas, salvo Uruguay.
Jaime Suchklicki, director del Instituto para Estudios cubano-estadounidenses de la Universidad de Miami, describió lo que podría generar Maduro al entregar esas millones de firmas en medio de la Cumbre. “Obama estará en una situación desagradable. Piensa que va a una fiesta, pero está yendo a un linchamiento. Quizá no a un linchamiento, pero al menos a una paliza”. Por eso Obama busca bajar el tono con Maduro, en una
cumbre donde la situación política en Venezuela será un eje central, junto con las nuevas relaciones con Cuba. Será la última vez que el líder estadounidense –que deja la Casa Blanca en 2017– esté presente en este foro. Por eso Obama quiere dejar en la Cumbre, que comienza mañana y culmina el sábado, el sello de su legado para la región.
Ricardo Zúñiga, responsable para América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional, dijo en una rueda de prensa con medios hispanos que “estamos tratando de presentar el legado del presidente Obama en las Américas, como un líder interesado en el diálogo, y en los temas que afectan la vida cotidiana de los ciudadanos”.
Este legado, dijo, no se limita al histórico acercamiento entre EE. UU. y Cuba, que recibió el respaldo de todo el continente. También, agregó, está plasmado en la firma de decretos que impulsan cambios en la situación de millones de inmigrantes ilegales, el nombramiento de un enviado especial para el proceso de paz en Colombia y la Alianza para la Prosperidad en América Central.
Los ojos estarán puestos en un posible encuentro Obama- Raúl Castro. Por primera vez, la isla asistirá a este foro y el deshielo hizo crecer la expectativa de una reunión. Pero desde EE.UU. aludieron a que sólo habrá una “interacción”. “No podemos anticipar cómo será la interacción, pero podrán hablar sobre un proceso que lleva un tiempo necesario para tratar temas que nos han separado por 50 años”, dijo. Puede haber sorpresas como que se anuncie el restablecimiento de embajadas o que EE.UU. elimine a Cuba de la lista de países que apoyan al terrorismo. Pero no hay que tener gran expectativa porque los avances son lentos. “Estamos satisfechos porque va como debe ser, con seriedad y eficacia. Hemos tenido un ritmo importante no sólo en cuanto a la normalización, sino en cuanto a telecomunicaciones, derechos humanos y aviación civil”, dijo Zúñiga.