Cuba, central en la Cumbre americana
Entre mañana y el sábado se efectuará en Panamá la Séptima Cumbre de las Américas, cuyo objetivo es discutir el tema “Prosperidad con Equidad” que ha sido definido como el desafío de la Cooperación en las Américas. Además contará por primera vez, luego de años, con la presencia de Cuba en una Cumbre Americana, en el marco de la OEA. Se espera que Cuba se haga presente con una delegación encabezada por su presidente Raúl Castro. La presencia del presidente Barack Obama le otorga a esta reunión de Panamá una importancia sustancial, ya que permitirá la presencia de la totalidad de los 30 jefes de Estado y de gobiernos americanos, luego de años de divisiones.
No obstante este hecho, de por sí destacable y alentador para el continente, se contradice con la virulencia que ha venido tomando en estos últimos meses la relación bilateral entre los Estados Unidos y el gobierno de Venezuela.
Sería lamentable que después de años de división, de desencuentros, de violencia y de actitudes prepotentes que parecen llegar a su fin, se destape
otra ola de intransigencia y de separación en una región que necesita paz y armonía para crecer y alcanzar la prosperidad con una justa distribución de la riqueza, sin enfrentamientos ni condiciones desiguales entre sus Estados miembros.
Los Estados Unidos tienen todo el derecho a no estar de acuerdo con el gobierno de Nicolás Maduro, como no lo están muchos gobiernos latinoamericanos, pero no se puede acusar a ese gobierno de poner en peligro la seguridad de los Estados Unidos sin prueba alguna y en forma unilateral. La realidad de los países de América Latina y del Caribe merece que los Estados Unidos, como potencia mundial, que comparte con la región los valores de la democracia y de los derechos humanos, dejen de ejercer actitudes paternalistas e intransigentes que lo único que logran es, precisamente, el efecto contrario a lo que se quiere conseguir. Los dirigentes estadounidenses no deben olvidar que en la memoria colectiva de los latinoamericanos y caribeños han quedado grabadas con tinta indeleble las intromisiones en los asuntos internos de nuestros países, durante el siglo XX.
Si bien eran otras épocas, hoy resulta inadmisible y contraproducente retrotraernos a un pasado de enfrentamientos y confrontación, permitiendo que otras potencias extra-continentales saquen provecho de esos desencuentros como lo fuera en el pasado. La Argentina, conjuntamente con el Brasil y México, que son los Estados miembros con mayor capacidad diplomática, deberían jugar un papel fundamental en esta Cumbre impulsando el diálogo y el respeto entre todos los Estados. No se debe cometer el error histórico de cambiar el regreso de Cuba con el aislamiento de Venezuela. Este debería ser el principal objetivo de Argentina y la región en esta Cumbre americana.
Sería lamentable que después de años de división, de desencuentros, de violencia y prepotencia, se destape otra ola de intransigencia