Acuerdo para la democracia y el consenso republicano
En un sistema democrático, los procesos de selección de los candidatos constituyen uno de los momentos más significativos de la vida partidaria. Cada política y cada medida en pos del fortalecimiento de nuestra joven y tan manipulada democracia debe ser bienvenida. La Convención de la UCR debe ser vista como parte de una transformación más amplia y profunda, que nos permitirá ampliar y dotar de sentido el concepto de ciudadanía.
Lo mejor que tiene un sistema político es que la sociedad tenga alternativas, opciones, y que la clase dirigente tenga una alternancia, con identidades distintivas.
La Convención radical habló por sí misma, no sólo en su decisión sino en el apoyo de la convicción sostenida por el PRO sobre la necesidad de avanzar
en la idea de cambio, venciendo electoralmente no sólo a un partido sino a un modo de gobernar que se ha instalado desde hace más de una década y que no ha hecho otra cosa sino degradar nuestras instituciones.
Nos sentimos acompañados en la defensa de un acuerdo democrático capaz de reivindicar la institucionalidad de las primarias, y en la idea de la competencia como instrumento para decidir la representatividad de aquel acuerdo. Honramos dicha Convención, y también la centralidad de los acuerdos; celebramos la dignidad de los sectores que no han salido ganadores, y la humildad de aquéllos que serán los competidores. Resaltamos el fuerte liderazgo de cada uno de los que compite en tanto identidades que no dividen sino que unen.
Diseñar el futuro que los argentinos queremos como Nación requiere un serio compromiso con la construcción de una ciudadanía activa, por eso es que debemos celebrar este paso tan importante que se suma al camino del cambio. Se trata de una apuesta superadora de partidos políticos con valores y convicciones. Se trata de compartir la esencia de aquello que nos demanda el país.
Hitos democráticos como el comentado auguran un ciclo de pasos, pequeños algunos y magnánimos otros, que nos llevarán a una victoria ciudadana, cívica; donde el voto cobra valor y la voluntad de cambio invita a cada ciudadano a ser parte de él, acercando la política a los vecinos, empoderándolos para que nuestra voz sea su voz.
Este es el primero de muchos pasos que hemos de dar si queremos una Nación más justa, más democrática, más libre. Ese será nuestro norte. El diálogo, la coordinación y la cooperación serán nuestros instrumentos; pero la tolerancia, el respeto y la responsabilidad serán los principios que nos ayudarán a conseguirlo.