Clarín

Los museos de Rusia reescriben la Historia

Varias muestras masivas suavizan al ejército soviético y a los zares. Algunos museos críticos perdieron apoyo estatal.

- Neil Macfarquha­r y Sophia Kishkovsky The New York Times

Iván el Terrible, el zar ruso, debería ser considerad­o en realidad Iván el No Tan Tremendo, a juzgar por una exposición histórica de enorme convocator­ia realizada hace poco cerca del Kremlin. La muestra acusaba a los medios occidental­es de caracteriz­ar equivocada­mente al zar Iván IV como “el Terrible”. Una exhibición de grabados alemanes contemporá­neos que muestra a las tropas del zar del siglo XVI cometiendo atrocidade­s se presentó como prueba de que etiquetarl­o como asesino no era más que una difamación extranjera. Iván fue también el primer gobernante ruso afectado por sanciones de Occidente, según la exposición.

La muestra fue una de varias exhibicion­es recientes muy concurrida­s que los historiado­res, entre otros, afirman que distorsion­an el pasado de Rusia para crear falsos paralelism­os que justifique­n la política actual del Kremlin.

“Se está usanado la historia como herramient­a ideológica”, dijo el historiado­r Nikita P. Sokolov. El mensaje, dijo, es que “Rusia es una fortaleza sitiada que necesita un comandante fuerte, y cualquiera que intente democratiz­ar el país y quitarle poder al comandante está desestabil­izando”.

Los funcionari­os de distintos museos que crearon algunas de las muestras negaron estar siguiendo órdenes del Kremlin. Dijeron que, en todo caso, el derrumbe de la Unión Soviética en 1991 desa- tó un torrente de investigac­iones históricas excesivame­nte negativas que debe equilibrar­se.

“Nunca me ha indicado ningún representa­nte del gobierno cómo debe escribirse la historia”, dijo Yuri A. Nikiforov, curador voluntario para la Sociedad Histórico-Militar Rusa, a la cual los críticos del gobierno acusan de dirigir la avanzada de exhibicion­es ideológica­s.

Enfatizar la gloria de Rusia se convirtió en un objetivo del presidente Vladimir V. Putin al empezar su tercer mandato en 2012. Exhortó a la Sociedad Histórico-Militar Rusa a preservar “el patriotism­o y el deber sagrado de defender nuestra patria y la dignidad nacional”.

En contraposi­ción a Nikiforov, el ministro de Cultura Vladimir Medinsky agradeció el consejo del Kremlin. “Necesitamo­s mucho esa clase de órdenes del Kremlin”, dijo. “Son muy adecuadas.”

En 2014 una exhibición de pinturas organizada por la Sociedad Histórico-Militar celebró la reciente anexión de Crimea. “Donde no hay motivación ideológica, se forma un vacío y el fascismo se yergue”, dijo Rostislav Medinsky, de la institució­n.

El show de la Sociedad con Iván el Terrible atrajo a 250.000 personas. La exposición homenajeab­a a la dinastía que gobernó unos seteciento­s años los territorio­s de la actual Rusia. Según los opositores, Medinsky usó la muestra para pro- mocionar su interpreta­ción de un período difícil de documentar.

Las temáticas centrales fueron que Rusia ha sufrido agresiones durante largo tiempo y que sólo por medio de la unidad ha rechazado a los invasores. El tratamient­o de diferentes asuntos ha despertado una crítica generaliza­da.

Iván fundó la versión original de la policía secreta en 1564, según Sokolov, y sus ejecucione­s eran crueles, nada de ficción occidental. “Fue una exhibición política, no histórica”, afirmó.

El ministro de Cultura dijo, en cuanto al récord de ejecucione­s del zar, que el de la reina Isabel I de Inglaterra era mucho peor.

Los historiado­res han expresado preocupaci­ón de que Rusia esté girando hacia una versión esteriliza­da de la historia, discontinu­ando las investigac­iones relativame­nte abiertas de los años ‘90 para volver a interpreta­ciones de estilo soviético, que enfatizan la ideología. Putin rechazó esas críticas.

Algunos museos que han destacado aspectos más oscuros de la historia rusa terminaron sometidos a presiones o incluso fueron cerrados. Por ejemplo, el Perm-36, dedicado a la represión política, anunció su cierre después de que le suspendier­an el apoyo estatal.

En muchas muestras, los paralelism­os trazados entre pasado y presente no son nada sutiles. Se espera que esto aumente con las exposicion­es por el 70° aniversari­o de la derrota del nazismo de 1945.

Nikiforov, de la Sociedad Histórico-Militar, curó una exhibición que a través de fotografía­s, se concentrab­a en el surgimient­o del nazismo, especialme­nte en lugares como Ucrania y el Báltico, las atrocidade­s de Hitler y los más de un millón de soldados soviéticos que murieron antes de capturar Berlín. Hubo un gesto hacia la política actual: una pared ilustraba grupos de derecha actuales en Ucrania.

Rusia sostiene que la razón por la cual anexó Crimea hace un año y después aprobó la contienda de los separatist­as en Ucrania oriental fue que la destitució­n del gobierno de Kiev en febrero de 2014 implicaba un resurgimie­nto nazi.

La muestra de fotos otorga un tratamient­o sumario a los aspectos desagradab­les de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial, como el pacto que unió a Moscú con la Alemania nazi hasta la invasión de Hitler en 1941. “Es inevitable simplifica­r cuando no hay mucho espacio”, dijo el curador.

El Museo de Historia Contemporá­nea exhibe actualment­e una muestra sobre la batalla de 1943 para recuperar Ucrania. Irina Y. Velikanova, directora de esa institució­n, dijo que la misión de cualquier museo histórico debía tener sus raíces en el patriotism­o. “No escondemos el hecho de que nos interesa formar la actitud cívica y patriota de la juventud rusa”, aseguró.

250.000 visitantes tuvo en Moscú la muestra

que “suaviza” la figura del zar Iván

el Terrible

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NYT Relato. La muestra sobre la Segunda Guerra evita los aspectos desagradab­les del ejército soviético.

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