La historia se repite, de Don Pepe a Pistola
Don Pepe, ¿cuándo vamos a ser campeones? La pregunta de un plateísta atravesó a José Amalfitani, hace unos 50 años. Eran tiempos que en Vélez la palabra campeón no daba ni para utopía. La respuesta del entonces presidente fue un flechazo: “Mire, si quiere salir campeón hágase hincha de Boca o River”.
A su modo, Raúl Gámez, Pistola para muchos, la máxima autoridad hoy de la institución de Liniers, repitió con hechos y mínimas palabras la receta con que El Fortín creció patrimonial, deportiva y socialmente del modo que ninguna institución de la Argentina lo hizo en las últimas cinco décadas. La decisión de no contar con el arquero Sebastián Sosa y el zurdo Ariel Cabral debe interpretarse como un inequívoco mensaje a hinchas y socios: “Olvídense del éxito deportivo en 2015. Este año manda el tesorero”.
Si se entiende a Gámez como un futbolero de ley, capaz de enamorarse de sus jugadores (campeones intercontinentales del 94) y poner financieramente al club al borde del abismo pero también con el pulso firme para plantear y ejecutar, en 2004, aquello de “ahora hay que ganar el campeonato econó
mico”, es seguro que desprenderse antes de Papa, Sebastián Domínguez y Pratto y ahora de Sosa y Cabral es una foma de encarar la realidad que tiene masticada y digerida.
Simultáneamente, en lo deportivo, donde la máxima de esta temporada es evitar caer en el grupo de los 15 últimos de la tabla, lo que está haciendo Vélez es ganarle tiempo al tiempo. Apuesta y manda a la cancha a Facundo Cardozo, Leonardo Rolón, Lucio Compagnucci y Nicolás Tripichio, integrantes de la Sub20 campeona sudamericana y próxima a competir en el Mundial de Nueva Zelanda. Además, cuenta econ Emiliano Amor (zaguero central de casi 20 años), Lautaro Grillo (lateral de 22), Yamil Asad (volante de 20), Cristian Arario (atacante de 19) y una decena más de promesas que tendrán la chance de demostrar hasta dónde poseen condiciones para afirmarse en Primera.La mira para volver a los primeros planos está puesta, como mínimo, para el próximo año. Podrá cuestionarse la dureza de las formas con que Pistola está manejando el proceso. De lo que no caben dudas es que, de fondo, Don Pepe hubiese hecho lo mismo.