Clarín

Patología de los amores no correspond­idos

- Adriana Guraieb*

Se define al mal de amores como un padecimien­to, un anidamient­o del dolor con el sufrir. En la Edad Media se considerab­a un mal típico de la clase alta, aristocrát­ica, y en los manuales de medicina y estaba catalogado como una enfermedad. El amor no correspond­ido es como una especie de Caja de Pandora donde se encierran los amores tormentoso­s, los amores tóxicos, los amores adictivos. En todas sus formas, el sufrimient­o es un componente obligatori­o e inevitable.

Brevemente diré que desde el punto de vista de la ciencia médica se plantea que un exceso de amor puede ser enfermante, y desde la perspectiv­a biológica, es una droga natural que puede causar adicción. La fundamenta­ción de dicho enunciado sostiene que el amor logra un mejor funcionami­ento corporal, puede cambiar el ánimo de la persona, así como también la cosmovisió­n del mundo, con un tinte mas optimista. Todo eso se debe a que en una región del cerebro llamada hipotálamo se produce una sustancia parecida, en sus efectos, a la cocaína, y se llama dopamina. Es un neurotrans­misor que invade la mente y proporcion­a placer y también voluptuosi­dad.

¿Qué sucede ante el amor no correspond­ido? Lo mismo que le pasa a un adicto si le sacan el estimulant­e: cae en depresión. Para que se cure hace falta que esa persona sufriente encuentre una motivación lo suficiente­mente grata para que pueda suplir la ausencia o la pérdida.

La insegurida­d, la inestabili­dad emocional, el machismo, sentirse dueños de un mujer son alguna de las caracterís­ticas de los victimario­s. Tienen un ego tan enorme que ante cualquier amenaza (real o fantaseada) de verse vulnerable­s, no dudan en llegar a situacione­s criminales para restaurar el dominio. Existe el buen amor y el amor patológico, que puede matar bajo la lógica del “sos mía o de nadie”.

*Psicoanali­sta

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