Clarín

Preocupa la presión oficial sobre quienes opinan

- Roberto García Moritán Ex vicencille­r.

No es la primera vez que la Cancillerí­a da informació­n incompleta

Es preocupant­e el estado de presión que ejerce el Gobierno nacional a ciudadanos por escribir artículos de opinión en distintos medios, en este caso Clarín. Un comunicado de Cancillerí­a, de fecha 14 de mayo con el título “nuevas mentiras del Clarín”, intenta contrarres­tar con esa afirmación las considerac­iones que formulé sobre el plantel desproporc­ionado de la Canci- llería.

Esa expresión tiene intención política. También es una forma de amedrentar. No es la primera vez que Héctor Timerman procede de esa forma.

En diciembre se ofuscó públicamen­te por expresar críticas personales a su gestión. En el Congreso Nacional utilizó expresione­s agraviante­s por mis declaracio­nes contrarias al Memorándum con Irán. También existen otras actitudes de represalia igualmente lamentable­s.

En lo que hace a la cuestión de fondo, el comunicado aclaratori­o de la Cancillerí­a tampoco da informació­n cierta. Las cifras no son actualizad­as. Asimismo, omite mencionar dos instrument­os de contrataci­ón escandalos­a de personal.

Uno es la utilizació­n de procedimie­ntos a través del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con fondos argentinos y no de Naciones Unidas, y otra una multiplici­dad de Convenios con universida­des, con el mismo fin. Esos mecanismos ad hoc se han convertido en un recurso no formal de contra- tación de personal que ha generado la elefantias­is a la que hacía referencia en el artículo titulado “Cancillerí­a tiene casi la mitad de personal que la ONU”.

No es la primera vez que los comunicado­s de la Cancillerí­a dan informació­n incompleta o desvían la atención sobre el tema que intenta aclarar.

Un ejemplo reciente está referido a los costos exagerados del pabellón argentino en la Feria Universal de Milán 2015 que próximamen­te inaugurará la Presidenta de la Nación.

Según un comunicado, de fecha 9 de mayo rechazando un artículo de La Nación, el costo del Pabellón de Milán fue similar al de la Exposición Universal de Shanghai. Esa comparació­n no es acertada. Milán tuvo un costo de aproximada­mente 10 millones de dólares cuando el de Shanghai fue de 4,9 millones de dólares. Es decir, la mitad.

Es decepciona­nte que la Cancillerí­a esté conducida con tal falta de responsabi­lidad y seriedad administra­tiva.

Los últimos cinco años no solo han demostrado, cuanto menos, una opaca gestión diplomátic­a, sino también una descomposi­ción de las competenci­as primarias de la Cancillerí­a como de las atribucion­es del Servicio Exterior de la Nación. Es penoso que este cuadro se complete ahora con intencione­s de limitar la libertad de opinión.

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