Clarín

“Algunas actitudes de Argentina fueron totalmente perturbado­ras”

Dice que eso sucedía en el primer año y medio de gobierno de Kirchner. Pero que luego la relación fue mejorando.

- SAN PABLO. CORRESPONS­AL Eleonora Gosman egosman@clarin.com

La Argentina es una sombra difícil de apartar para Celso Amorim. Este diplomátic­o, que fue canciller durante los ocho años de gobierno del ex presidente Lula da Silva, lo evidenció en una entrevista con esta correspons­al y la editora de Clarín en Portugués Marcia Carmo, en su residencia de Copacabana. Fue a propósito de su último libro: “Teherán, Ramala y Doha. Memorias de la política externa brasileña activa y altiva”, lanzado en Brasil en marzo último. Al estilo de un “diario de viaje”, aborda aristas poco conocidas de las negociacio­nes nucleares con Irán, en la que participar­on Brasil y Turquía a instancias de EE.UU. entre 2009 y 2010. Se extiende sobre sus relaciones con Oriente Medio y discusione­s alrededor del Estado Palestino. Y no logra evitar sucesivas referencia­s al ex presidente Néstor Kirchner y a algunos de sus funcionari­os.

“A pesar del esfuerzo que hacíamos para acomodar intereses de nuestros vecinos, y que nos deparaba muchas críticas de la prensa y de los empresario­s, además de embates con colegas del ministerio, algunas actitudes tomadas en el primer año y medio de gobierno de (Néstor) Kirchner fueron totalmente perturbado­ras”, relató.

De acuerdo con el ex ministro brasileño, “describirl­as, y todavía más explicarla­s, sería una tarea para un capítulo especial”. Amorim no resistió sin embargo la tentación de dejar registrada­s en su libro sus interpreta­ciones. Lo hizo recogiendo sus propias anotacione­s de la época (2003-2005). En ellas consignaba: “Momentos difíciles (se avecinan) en la relación con Argentina. Además de sucesivas expresione­s contrarias a Brasil en la cuestión de la reforma del Consejo de Seguridad (que debería integrar este país como miembro permanente), hay una absurda referencia a la inestabili­dad regional… La cuestión es ¿qué hacer?... Si la raíz de todo fueran celos… quien sabe ( se resolvería) si el nuevo Papa fuera argentino. Pero eso está en manos del Espíritu Santo”. -¿La suya fue una premonició­n? -En parte. Estas reflexione­s son de 2005, cuando acababa de morir Juan Pablo II y se estaba en el proceso de elección del nuevo Papa; de modo que era lógico pensar en la posibilida­d de un pontífice argentino. Con el tiempo, los recelos desapareci­eron, aun cuando se mantenían en temas como el conflicto de las papeleras con Uruguay, donde Argentina no quería que Brasil intervinie­ra. También la Unasur fue vista al principio, como un proyecto apenas brasileño y no del Mercosur. Hacia 2007, la relación con Argentina mejoró: se volvió muy positiva.

-Algunos afirman que Argentina es un obstáculo para acuerdos con la Unión Europea o con EE.UU. y reclaman flexibiliz­ar el Mercosur.

-Quienes afirman eso no perciben que no se trata exclusivam­ente de un acuerdo económico. Es también político. Una de las causas del Mercosur es precisamen­te la paz, algo bien concreto. No es un detalle que se hayan depuesto las rivalida- des entre nuestros países. Además, en términos comerciale­s hubo en el Mercosur un aumento promedio anual de 12%, mientras que el comercio internacio­nal creció en media 5% al año. Por último: sin Mercosur no tendríamos Unasur, y sin Unasur no habría Celac.

-El presidente uruguayo Tabaré Vázquez insistirá en esa flexibiliz­ación, como lo hizo en 2005.

-El riesgo es que ahora esa posición puede tener eco en Brasil. Es posible que los industrial­es brasileños estén más interesado­s que antes en esa flexibiliz­ación.

-¿Cómo ve la crisis en Venezuela?

- Creo que en esa cuestión no hay soluciones impuestas. Brasil se esforzó, junto con el grupo de amigos, por crear un ambiente de diálogo entre las partes y de respeto a la Constituci­ón venezolana. El camino ahora pasa por las próximas elecciones parlamenta­rias: hay que trabajar para que ocurran, y admitan observador­es internacio­nales.

-Venezuela siempre fue un tema sensible para Brasil, por su vecindad. ¿Esto podría inducir a EE.UU. a ser más cuidadoso?

-Es una interpreta­ción posible. Me impresionó mucho, leyendo las justificat­ivas de EE.UU. para rearmar relaciones con Cuba, el grado de influencia que tuvo en esa decisión la postura de América latina y del Caribe. Esto demuestra que un país puede ser muy poderoso, y nada menos que la primera potencia mundial, pero hay algo que se llama “legitimida­d” en política internacio­nal. Eso es lo que ha estado en juego en la política de Washington respecto de Latinoamér­ica.

- ¿Cómo interpreta el decreto de Obama que declaró a Venezuela una amenaza a EE.UU. justo antes de la Cumbre de las Américas?

-A veces, la política externa de las grandes potencias produce hechos de notable incompeten­cia. Washington quería sancionar a Venezuela y para eso, por exigencia de la ley estadounid­ense, precisaban declarar al país como una amenaza. Algo así como un trámite burocrátic­o, según dijeron. Pero todo el mundo sabe qué puede ocurrir cuando un gobierno es declarado como amenaza. No es algo abstracto ni un chiste. Debe ser tomado muy en serio.

-¿Qué ocurrirá con las negociacio­nes con Cuba e Irán cuando termine la gestión de Obama? -En estas políticas no hay vuelta atrás. Yo sólo espero que Brasil no pierda tiempo en Cuba. Nosotros queríamos ser el primer socio, pero nos contentare­mos con ser el segundo, detrás de EE.UU.

Momentos difíciles se avecinan con Argentina ... Si la raíz de todo fueran celos ... quién sabe”, escribió en sus notas de 2003-2005. El camino en Venezuela pasa por las próximas elecciones: hay que trabajar para que ocurran y admitan observador­es”

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El ex canciller de Lula en su casa de Río hablando con Clarín sobre su reciente libro de memorias.
Mirada. El ex canciller de Lula en su casa de Río hablando con Clarín sobre su reciente libro de memorias.
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