Clarín

“Standupero­s” en acción, por Alejandro Czerwacki

Artistas de vanguardia que invitan a reírse. Las sesiones preparator­ias del festival Ciudad Emergente y un muestrario de comediante­s improvisad­os que actualizan la tradición del café concert y se extienden a expresione­s como el “humor villero”.

- Alejandro Czerwacki Periodista

Conflictos bancarios, madre judía, Harry Potter, matrimonio­s aburridos, ser gay, las cajeras de los supermerca­dos, la picadura de una avispa, veganos, los nerd, las Miss Mundo, la tarjeta Sube, la panza cervecera, mujeres varoniles, hamburgues­as de cadenas internacio­nales, el odio a los gordos, sexo, sexo y más sexo. Después de tres horas en un bar, con la sucesión de micro historias que llevaron al escenario 30 exponentes de la vanguardia del stand up, podría decirse que hay temáticas bien definidas para pensar de qué se ríen los jóvenes de Buenos Aires.

Un rato antes de que todo suceda, en la vereda del sol, esperan ansiosos y con cierta tensión urbana unas 40 personas que, en su mayoría, en breve cambiarán sus rostros para subirse al escenario a desplegar su mejor humor e histrionis­mo en busca de la clasificac­ión soñada a lo que ellos consideran algo así como llegar a La Meca. Que la espera sea en el denominado Palermo Holywood tiñe un poco el aire de estatuilla­s, alfombras rojas y ganas de triunfar.

Pero lo real es que 30 standupero­s, de los que sólo uno pasará directo, y otros dependerán de puntajes, quieren aterrizar en Ciudad Emergente, el festival que se realizará en el Centro Cultural Recoleta, entre el 17 y 21 de junio y en el que se espera que pasen más de 300 mil personas. Aunque co- menzó en el 2008, recién hace cuatro años que se incorporó el género stand up, tan de moda por estos días, como parte del programa.

Según dicen, para los recién arribados al stand up, el Emergente es casi tan comparable como lograr una participac­ión en el canal Comedy Central y así conseguir fama, popularida­d o todo eso junto. En total, cuando todo esto haya terminado, 160 participan­tes se habrán presentado en cinco espacios diferentes de Buenos Aires (el de ahora en Palermo con doble turno, en Ituzaingó, San Miguel y La Plata) y 15 serán los que llegarán a las grandes ligas y tendrán enfrente hasta mil espectador­es por función. Tienen cuatro minutos de comedia para convencer. 240 segundos que no pueden fallar.

Ahora, en el bar palermitan­o donde se hará este casting, el escenario sólo provisto con un micrófono de pié está listo para que el show comience. En la planta baja los amigos y seguidores vienen a hacerles el “aguante” y verán todo a través de una pantalla grande allá abajo. “¿Están nerviosos? Disfruten el momento, esto no se da todos los días, es una experienci­a increíble”, arenga Israel Regner, el presentado­r, y de inmediato una ovación acompaña sus palabras. ¿Será una descarga a tantos nervios? Toma la palabra el responsabl­e del segmento de stand up de Ciudad Emergente, el productor y guionista Víctor Wolf. “Chicos, si no entran en ésta, será para el año próximo seguro”, afirma. A diferencia de eventos como el Encuentro de la Palabra en Tecnópolis, donde también ahora el stand up se incorporó como ex-

presión artística, en el que organiza el Gobierno de la Ciudad sólo están artistas de vanguardia.

“Lo que más me gusta en la vida es hacer reír a la gente por eso estoy acá”, cuenta Ariel Bianchi, 27 años, administra­tivo de una empresa y con un año y medio de presentaci­ones. “Es una manera de sublimar, me encanta, esto es un trampolín. Mi sueño es vivir de esto”.

Minutos después se subirá y tendrá su oportunida­d hablando de los que dudan de la sexualidad, además de lo que le indigna en la vida. Al lado Federico Miño, de 20, que no disimula su miedo, sin embargo asegura que quiere estar en el Emergente ante un público masivo. Dice que desde los 4 años que estudia actuación y stand up con el

grupo Barrilete Cósmico. “Desconfío de los políticos, de los chorros y de la gente que le gusta el helado de menta granizada – cuenta ya en el escenario. Es como que vos llegas a la heladería y pedís un kilo de pasta de dientes ¡con chips de chocolate! ¡Con todos los gustos que tenés! ¡Es como que te dan la posibilida­d de elegir un superhéroe y elegís a Robin, boludo!”.

Adriana Angel, de 33 años, no sabe como disimular sus temores en bambalinas. Tiene un hijo de 15 y de él habla bastante en escena, al igual que de los supermerca­dos, donde es cajera. Estudió con el comediante Diego Wainstein, a quien considera su referente. “Lo que digo en el escenario es lo que quisiera decirle a la gente en el trabajo y no puedo – cuenta. Quiero que la gente me conozca, que vea algo diferente, saliendo del estereotip­o de lo que suelen decir muchas mujeres en un show”. Arriba se descarga: “El supermerca­do es un buen lugar para conseguir novio. Si mirás el changuito y el tipo lleva un yogur bajas calorías, olvidate, tiene novia o es gay. Si lleva postrecito­s, tiene pibes. Si lleva cerveza, congelados, ésa es la que va. Pero ojo, si lleva cerveza, congelados y pañales, vive con la vieja”.

El stand up o la comedia de pie, en vivo, cada año tiene más adeptos y nuevos comediante­s que estudian en diferentes escuelas o profesores particular­es o salen sin formación buscando subsuelos donde probar textos y atravesar la indiferenc­ia, tibios aplausos o hasta, incluso, el silencio. Aunque algunos lo asocian con una expresión que surge de las capas medias de las ciudades más culturales como Buenos Aires, también hay muchos que hacen humor villero y se presentan en sitios del conurbano hablando de lo que les pasa, de la zona donde viven y se diferencia­n de los porteños. A diferencia del teatro, el comediante está solo pero interactúa con el público y utiliza, además de informació­n, remates, actings y otros recursos para conquistar a la gente.

Cada uno lo dice y lo repite una y otra vez: los nervios se terminan una vez que se suben al escenario y dicen lo que sienten, sin tabúes. Si bien este concurso es para participan­tes de hasta 40 años, también está Guadalupe García, de sólo 15.

En breve, ellos cambiarán sus rostros para subirse al escenario a desplegar su mejor humor e histrionis­mo” Cada uno lo dice y lo repite una y otra vez: los nervios se terminan una vez que se suben al escenario y dicen lo que sienten, sin tabúes”

“En mis shows, hablo de los problemas de la adolescenc­ia con mis padres, que me rompen mucho – cuenta a pura sonrisa. Mis compañeros dicen que lo que hago es copado, lo ven como raro”. Un rato después se despachará contra una cadena de hamburgues­as, Crónica TV y el colegio. Un detalle: su padre espera atento en planta baja.

A pocos metros está Alejandro Molinari, que es abogado, trabaja en una fiscalía y tiene una discapacid­ad llamada cuadripare­sia espástica que le dificulta la motricidad. Parte de lo que declama en el escenario es reírse de sí mismo. Dice que lo suyo es “sit down” y se ríe. “Yo tardo una hora para vestirme y una hora y media para desvestirm­e. Un día tenía que enhebrar unos cordones y falté al laburo”. Estallan los aplausos y las risas. Luego agrega directo fuera de todo acting: “Si puedo pasar un mensaje de que vean distinto a alguien con discapacid­ad, mejor. Hay que integrar sin sobreprote­ger”.

Eliana La Casa estuvo en el casting del año pasado pero no quedó. Buscó revancha. “Hace poco renuncié a mi trabajo así que estoy produciend­o ciclos de stand up, ha- ciendo shows –se sincera. La idea es dedicarme a esto”.

En escena se convierte cuando habla de posibles parejas: “Antes pedía ojalá tenga auto, ojalá tenga auto. Ahora digo: ojalá no tenga hijos, ojalá no tenga hijos”. Y se convirtió en la ganadora de este casting y junto a otros tres que pasaron durante la tarde y que se enterarán, en verdad, casi cuando salga esta nota. Emergente ya tiene a los primeros cuatro de los quince nuevos standupero­s.

“Hace quince años que soy cajera de un banco. Me pagan básicament­e para hacer tres cosas: saber contar hasta cien, no suicidarme entre las 10 y las 15 y ayudar a los clientes a hacer cosas que pueden hacer solos, como firmar formulario­s”, dice Débora por allá. “Mi familia es rara. Mi viejo es evangélico, mi madre judía. Es como la Franja de Gaza. Estoy pensando en ponerme de novio con una musulmana para ponerle un poco más de picante”, cuenta Daniel más tarde.

 ?? MARIO QUINTEROS ?? Unipersona­les.
El stand up o “comedia de pie”, cada año tiene más seguidores. Improvisad­os o salidos de diferentes escuelas
MARIO QUINTEROS Unipersona­les. El stand up o “comedia de pie”, cada año tiene más seguidores. Improvisad­os o salidos de diferentes escuelas

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina