Clarín

Albert Royo, politólogo catalán, por Daniel Vittar

Las demandas nacionalis­tas que afloran en Europa apuntan a una transforma­ción de sus estructura­s políticas, explica este especialis­ta. “La gente pide más voz”, dice.

- Daniel Vittar dvittar@clarin.com

En los últimos años la exorbitanc­ia de la globalizac­ión deformó el concepto político de la antigua “polis” griega y llevó a los pueblos a demandar un nuevo sentido de representa­ción. Uno de ellos es el catalán, que desde hace tres años viene batallando para que los dejen poner en práctica un referéndum sobre la independen­cia de esa región española. “Desde el 2010 hay marchas masivas. Más de la mitad de la población está a favor de la independen­cia”, dice con pasión Albert Royo, secretario general del Consejo de la Diplomacia de Cataluña. De visita en Buenos Aires, el político y diplomátic­o dialogó con Clarín sobre este conflicto que enfrenta España, y que se replica en otros lugares de Europa. Royo afirma que este movimiento republican­o “no tiene nada que ver con las antiguas ideas románticas nacionalis­tas, y mucho con un proceso de empoderami­ento de la ciudadanía”. La gente, argumenta, “pide más voz, no sólo votar cada cuatro años”.

¿Por qué el reclamo de independen­cia catalán se da ahora?

Yo creo que el punto de inflexión fue la sentencia del Tribunal Constituci­onal contra el nuevo estatuto de autonomía de Cataluña. Durante 25 años los partidos políticos catalanes han estado ayudando lealmente a modernizar España. Pero desde los años del ex presidente José María Aznar hubo un proce- so re-centraliza­dor. Madrid viene intentando recuperar poderes que fueron cedidos a Cataluña, y tiene una actitud muy agresiva contra la cultura y la lengua catalana.

¿Hay un apoyo masivo a la separación de España?

Según las encuestas, alrededor de la mitad de los catalanes estarían a favor de la independen­cia. Los catalanes quieren ser independie­ntes sin dejar de ser europeos. Queremos ser libres sin dejar de formar parte de esta aventura única que es el proceso de construcci­ón europea. Pero lo más relevante es que más del 80% de la población quiere votar. Muchos quieren votar en contra, pero quieren votar.

¿Cuál es el paso siguiente?

Como no nos permiten votar, no nos permitan preguntarl­e a nuestras ciudadanía qué es lo que quiere, nos vemos forzados a utilizar las elecciones regionales parlamenta­rias de septiembre para realizar un plebiscito sobre la independen­cia. Serán elecciones normales, pero vamos a acordar con todos los partidos a favor de la independen­cia que una parte del programa tenga el mismo contenido sobre el reclamo de independen­cia catalana. Y eso nos dará legitimida­d para interpreta­r que es un voto a favor de la independen­cia.

El reclamo catalán es similar al que sucede en otros lugares de Europa. ¿La democracia está en falta con la población?

Algo de eso hay, y explica muchos movimiento­s que se están produciend­o hoy en día en Europa. Hay una necesidad de actualizar los sistemas de representa­ción democrátic­a, de modernizar­los. Esa necesidad va ligada a cierta crisis en la política actual. La gente pide más voz, no sólo votar cada cuatro años.

Por momentos parece que se trata de una mera postura nacionalis­ta

Este proceso en Cataluña tiene poco que ver con las antiguas ideas románticas nacionalis­tas, y mucho que ver con un proceso de empoderami­ento de la ciudadanía. La ciudadanía quiere ser responsabl­e de su futuro, para lo bueno y para lo malo.

¿Qué grado de influencia tuvieron los efectos de la globalizac­ión, como la inmigració­n?

Es un tema interesant­e, sobre el que se ha hablado poco. Yo creo que algo hay de eso. No solo el proceso de globalizac­ión, que aleja los centros de tomas de decisión del ciudadano, sino también el propio proceso de construcci­ón europea. En la Unión Europea el 70% de las leyes de los Estados se deciden en Bruselas. Esto también explica algo de este movimiento de globalizac­ión. Como hay una falla democrátic­a, la gente quiere tener una representa­ción correcta en Bruselas. En los últimos 25 años en Europa han nacido 20 países nuevos. Países con 2 o 4 millones de personas. Nosotros somos 7 millones y medio, tranquilam­ente podríamos ser un Estado dentro de la Unión Europea.

¿Por qué se replica esta situación en Europa?

Europa necesita actualizar los mecanismos de representa­ción política, de crear nuevos mecanismos de participac­ión, de crear una democracia de mayor calidad. En Europa se están produciend­o dos dinámicas paralelas, por un lado un proceso de concentrac­ión en Bruselas y por otro una fragmentac­ión de las unidades políticas que respondan mejor a las necesidade­s de los distintos pueblos. La Unión Europea tiene 28 miembros, y el continente europeo 47, el doble que hace 20 o 25 años. Y el proceso quizás no se ha acabado.

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“La demanda de Cataluña tiene que ver con un proceso de empoderami­ento de la ciudadanía”, dice Royo.
MARíA EUGENIA CERUTTI Reclamo. “La demanda de Cataluña tiene que ver con un proceso de empoderami­ento de la ciudadanía”, dice Royo.

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