Clarín

“Mi Sangre”, el narco que no quiere irse de la Argentina

Lo detuvieron en 2012 por pedido de los Estados Unidos. Desde entonces, resiste su extradició­n a ese país con todo tipo de recursos judiciales. Ya logró que 9 de los 12 jueces federales porteños intervinie­ran en su caso.

- Virginia Messi vmessi@clarin.com

El 30 de octubre de 2012, el colombiano Henry de Jesús López Londoño (44), alias “Mi Sangre”, fue detenido en el restorán Fettuccine Mario, en Pilar. Las autoridade­s de los Estados Unidos, que habían solicitado a la Argentina su detención preventiva bajo cargos de narcotráfi­co, enviaron el pedido formal de extradició­n casi dos meses después, el 27 de diciembre de 2012.

De eso ya pasaron dos años y medio y “Mi Sangre” sigue acá. Y no tiene ninguna intención de dejar el país donde su esposa y sus dos hijos (la menor, una nena de tres años que ya tiene DNI argentino) viven cómodament­e en un barrio privado. Así se lo habría dicho él mismo al fiscal de Florida (EE.UU.) Michael Nadler, que lo visitó en la cárcel de Ezeiza el pasado 25 de febrero con la idea de hacer un trato. La entrevista duró cuatro horas, pero nada quedó cerrado.

Su deseo de quedarse en la Argentina también queda claro en su engorrosa estrategia judicial. Comandando su propia defensa desde un sector del Módulo VI (psiquiátri­co) del Complejo Penitencia­rio I de Ezeiza –que lo tiene como único habitante–, el colombiano logró suspender dos veces su juicio de extradició­n cuando ya tenía fecha de inicio. Sus abogados, Carlos Broitman y el ex comisario de la Bonaerense Juan José Ribelli, recusaron tres veces al encargado de ese proceso, el juez federal Sebastián Ramos, a quien incluso denunciaro­n penalmente argumentan­do que intentó investigar por lavado al hijo de 10 años del colombiano.

Una a una, las recusacion­es fueron rechazadas –la última, el lunes pasado junto con una solicitud de “excarcelac­ión”– y la causa penal contra Ramos también quedó en la nada. Pero los planteos legales de “Mi Sangre” son tantos y tan variados que casi no hay juez en los Tribunales de Comodoro Py que no haya intervenid­o en alguno de ellos. En total, 9 de los 12 jueces federales de Capital resolviero­n planteos de Broitman y Ribelli.

A la lista de magistrado­s de Comodoro Py hay que sumarle la actuación de un juez en lo Penal Económico, ante el cual Londoño denunció que policías colombiano­s habían ingresado de contraband­o a la Argentina un sofisticad­o equipo para poder seguirlo (ver Policías...); la de un juez de Familia, que debió acreditar la paternidad de su hija nacida en la Argentina, porque la había anotado cuando usaba una identidad falsa; la de un juez federal de Lomas de Zamora con jurisdicci­ón sobre la cárcel de Ezeiza y la de uno en lo Contencios­o Administra­tivo, ante el cual el colombiano y su esposa piden que la CONARE (Comisión Nacional para los Refugiados) reabra un expediente por el cual en su momento les concediero­n asilo en el país como perseguido­s políticos.

En poco más de dos años, mientras eludía la extradició­n y se defendía en una causa abierta aquí por lavado de dinero, López Londoño presentó denuncias no sólo contra el juez Ramos sino también contra el jefe del Servicio Penitencia­rio Federal (SPF) y contra el jefe de la División Búsqueda de Fugitivos de la Policía Federal. Todo con el mismo objetivo: apartar a Ramos y lograr que no lo manden a los Estados Unidos.

El ataque judicial más profundo de “Mi Sangre” comenzó en 2014 con un inocente recurso de “habeas corpus” que presentó ante el juez federal de Lomas de Zamora, Alberto Santamarin­a. Allí el colombiano reclamaba que lo autorizara­n a entrevista­rse con un canal de televisión, a tener una computador­a y a acceder a una línea telefónica. Esa causa dio mil vueltas y finalmente fue resuelta por la Cámara de Casación de Capital, que en parte le dio la razón. Pero eso no fue lo importante. El expediente dio pie a una denuncia contra el jefe del SPF, que quedó en manos del juez Norberto Oyarbide y tuvo un trámite extraño.

Los abogados de “Mi Sangre” se constituye­ron como querellant­es y usaron el expediente como una caja vacía en la que metieron todo

tipo de cuestiones. Por un lado denunciaro­n como “ilegal” la manera en que se lo había rastreado y detenido en la Argentina. Por otro, le solicitaro­n a Oyarbide que le pidiera a su colega Ramos que se apartara del expediente de extradició­n y se lo enviara él.

Oyarbide accedió y le solicitó a Ramos que se excusara de seguir intervinie­ndo en la extradició­n. Pero dos fiscales federales se opusieron y finalmente tuvo que intervenir la Sala II de la Cámara Federal.

El 9 de abril, los camaristas Horacio Cattani, Eduardo Farah y Martín Irurzun fueron durísimos con Oyarbide. No solo le recriminar­on haberle permitido a López Londoño elegir el juez a cargo de su extradició­n, pidiéndole a Ramos que se apartara sin razón alguna. También lo apartaron de todas las investigac­iones que había iniciado “Mi Sangre” en su juzgado.

El fallo de la Cámara desperdigó por diferentes despachos de Comodoro Py todo lo que la defensa del colombiano había juntado en el juzgado de Oyarbide. Entre otras cosas, el pedido principal de “Mi Sangre”:

sacar del medio al juez Ramos.

Este planteo recayó en el juez federal Luis Rodríguez, que se declaró incompeten­te y lo mandó a la Cámara Federal para que sorteara otro juzgado. La causa le tocó a su colega Julián Ercolini, pero él también se negó tomar el tema y se lo reenvió a Rodríguez, quien se lo devolvió poco después.

Hace unos días, el 11 de mayo, Ercolini volvió a rechazarlo y lo envió nuevamente a la Cámara Federal para que allí se decida quién tiene razón. Así, Henry de Jesús López Londoño cumplió al menos uno de

sus objetivos: ganar tiempo.

 ?? ARCHIVO ?? Operativo.
Henry “Mi Sangre” López Londoño al ser detenido, el 30 de octubre de 2012. Vivía con su familia en el barrio privado Nordelta (Tigre).
ARCHIVO Operativo. Henry “Mi Sangre” López Londoño al ser detenido, el 30 de octubre de 2012. Vivía con su familia en el barrio privado Nordelta (Tigre).
 ??  ?? En la mira. Sebastián Ramos, el juez federal al que “Mi Sangre” quiere evitar.
En la mira. Sebastián Ramos, el juez federal al que “Mi Sangre” quiere evitar.
 ??  ?? Intervenci­ón. Norberto Oyarbide, el juez que quiso quedarse con el caso.
Intervenci­ón. Norberto Oyarbide, el juez que quiso quedarse con el caso.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina