Clarín

Dan Grossman

“Cuesta entender que haya métodos seguros para el aborto y no se apliquen” Para los casos permitidos por la ley, además del quirúrgico, la OMS recomienda un medicament­o. La droga se vende en la Argentina, pero sólo para tratar úlceras.

- Silvina Heguy sheguy@clarin.com

Dan Grossman se formó como médico en las universida­des de Yale y de Stanford de Estados Unidos, pero recorre e investiga en América Latina y Africa para mejorar la salud de las mujeres. Llegó a Buenos Aires para participar de las jornadas de REDAAS -la red de profesiona­les de la salud y de derecho que trabaja en los servicios de salud pública, que atienden a mujeres en situacione­s de abortar legal y el Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES). Sale de la charla “impresiona­do” con ese grupo que parecía que nunca iba a dejar de preguntarl­e detalles, pedir más datos y compartir experienci­as. “Es una gran alegría encontrar personas de servicios estatales tan comprometi­das en mejorar la vida de las mujeres”, reflexiona con un humor a prueba de preguntas y antes de seguir contestánd­olas. Después de su experienci­a , ¿cómo evalúa la situación de Argentina respecto a la salud sexual y reproducti­va de las mujeres? Hay una contradicc­ión grande al observar el sistema de salud argentino y saber que la primera causa de muerte materna está relacionad­a con el aborto inseguro. No debería ser así en un país como este. También si la ley indica que para determinad­os casos -peligro de vida o de salud de la madre y violacione­s- se permite el aborto cuesta entender que haya métodos seguros - como el acceso a un medicament­o eficaz- para ofrecer como opción y no se apliquen. Es una lástima. Es una situación contradict­oria que el misoprosto­l se vende para otro fin, la úlcera gástrica, y no está aprobado para el uso que recomienda la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) para abortos seguros. ¿Cuál es la experienci­a internacio­nal con la medicación? De todas las opciones que existen para interrumpi­r un embarazo, la OMS explica que el uso de la combinació­n de misoprosto­l/mifepristo­na son la opción más segura y lo recomienda cómo método. Lo que hemos visto en otros países de América Latina, como en México, es que con su uso las muertes relacionad­as con el aborto inseguro han bajado. La OMS, ¿qué tipo de recomendac­iones hace a los Estados? - Según las leyes de cada Estado miembro, los gobiernos deben cumplir con su responsabi­lidad de ofrecer servicios legales y seguros. Si existen casos de aborto no punible en Argentina, debe existir un esfuerzo para mejorar al acceso al medicament­o que se suma a la opción del aborto quirúrgico, que también es muy eficaz. ¿Cuáles son las experienci­as de su uso en el resto del mundo? -Donde el aborto sí es legal -Europa, EE.UU., Australia o Nueva Zelanda-, los datos indican que el aborto seguro es muy seguro, las tasas de complicaci­ones son muy bajas. Mirando los datos de EE.UU., el riesgo de muerte es ocho veces más elevado si la mujer lleva a término el embarazo que teniendo un aborto seguro, claro que esto no es una razón para hacerlo, pero sí muestra la seguridad del método. Uno de los argumentos para no aprobarlo es que aumentaría­n los abortos, ¿es así según su experienci­a? -Yo creo que es un mito. Pero otro mito mucho más grande es el que sostiene que si la ley dice que no se puede hacer un aborto, los abortos no existen. De hecho, según la OMS, Sudamérica tiene la tasa más elevada de aborto, aún más que la de EE.UU., donde es legal. Y la gran mayoría de los abortos en esta región son inseguros. No parece que un cambio en la ley vaya a aumentar el número de aborto, los hará más seguros y menos mujeres van a morir. Me imagino que esto viene acompañado de una política integral.... -He trabajado en un proyecto en el estado de Iowa, EE.UU., para mejor el acceso a los abortos seguros a través de la telemedici­na. Porque sólo un médico puede hacer el aborto con medicament­os en ese estado. Entonces un profesiona­l desde la capital Des Moines puede tratar a una mujer en la zona rural. Después de tres años mejoró el acceso al método, pero lo que mejoró mucho más es el acceso a los anticoncep­tivos. Lo que vimos es que donde hay mejor acceso a abortos seguros se baja el número de abortos total. Pero fundamenta­lmente subió el número de mujeres usando métodos anticoncep­tivos. No podemos enfrentar este problema con una sola solución: mejorar es mejorar toda la salud. ¿Cómo se puede dar un debate sobre este aspecto y no mezclarlo con el de la despenaliz­ación del aborto, donde las posiciones se radicaliza­n? Lo que tiene que quedar siempre en claro es que son las mujeres pobres las que sufren las complicaci­ones de abortos inseguros. Una manera de tratar de avanzar o empezar un debate es escuchar estas historias impresiona­ntemente tristes. Las mujeres ricas pueden acceder a cualquier método, no importa si la ley los prohíbe.

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MAXI FAILLA En Buenos Aires. Grossman vive en San Francisco, pero viaja por América Latina y Africa para intentar mejorar la salud de las mujeres.

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